Pablo Sainz Villegas, guitarra con alma y emoción
En cada composición pone de manifiesto equilibrio, clara digitación, firme pulsación y ningún problema en la aplicación de las más variadas técnicas de su instrumento
10 febrero, 2021 10:05No hay duda de que el guitarrista riojano (1978) es un sentimental a juzgar por las declaraciones contenidas en este hermoso disco: “La música española es embrujo, pasión y entregarse a cada nota desde el corazón”. Y a ella se abandona emotivamente en lo que quiere ser un homenaje a sus ancestros “que esculpieron la tierra de Castilla, a todos mis maestros y a los que me hicieron mejor humano”. Y a fe que el guitarrista cumple con creces este propósito, pues toca con alma y emoción.
Pero también con cabeza y los sentidos alerta para reproducir con nitidez y sensibilidad cada pentagrama del variado y en general muy conocido repertorio elegido. En cada composición pone de manifiesto equilibrio, clara digitación, firme pulsación y ningún problema en la aplicación de las más variadas técnicas de su instrumento (que suena espléndidamente, por cierto): picados, arpegios, rasgueados, trémolos… y todo tipo de adornos, ofrecidos con absoluta limpieza y precisión. Todo ello se nos revela ya en Asturias de Albéniz, con dinámicas sutilmente contrastadas y una claridad solar.
Impecable en el intermedio de La boda de Luis Alonso, en donde quizá echamos en falta un poco más de ‘marcha’. Admirable el punteado constante, sin una sola cesura, de Recuerdos de la Alhambra de Tárrega, de quien se toca también, entre otras piezas, la imponente Gran Jota de concierto (con percusión final incluida). Sutileza a espuertas como en el cierre de Mallorca de Albéniz. Imperceptible ruido de trastes y grabación técnicamente irreprochable. Algunas de las obras, como la del intermedio de Giménez, son resultado de una transcripción de autor innominado.