Teatro

El Comunicado

24 enero, 1999 01:00

Autor: Vaclav Havel. Directora: Dolors Vilarasau. Intérpretes: Blai Llopis, Joan Berlanga, Joan Raja, Clara del Ruste, Itziar Fenollar (Compañía Tetrateatre). Teatro: Nou Tantarantana. Barcelona.

En colaboración con Mónica Zgustová, la traductora habitual de los más importantes autores checos contemporáneos tanto al castellano como al catalán, la compañía Tetrateatre decidió montar el primero de los textos dramáticos de Vaclav Havel, una interesante reflexión casi kafkiana sobre el enfrentamiento del hombre con el poder. La obra, publicada por Galaxia-Gutemberg/Círculo de Lectores en 1997, trata de la imposición de un lenguaje administrativo artificial en una oficina y de los mecanismos de poder que genera el conocimiento o desconocimiento de ese lenguaje.
Pero Dolors Vilarasau decidió ir más allá del texto haveliano incorporando al espectáculo cinco canciones con letra de Miquel Desclot, no previstas en el original, bajo la pretensión de aproximarlo al vodevil, pero que en realidad sólo lo alejan de casi todo: no aportan nada al montaje, sus melodías parecen machaconas repeticiones de sonidos y, para colmo de males, a los actores no se les entiende y a veces ni se les oye.
Mucho mejor hubiera sido limitarse a una puesta en escena más fiel a la obra, enmarcada en esa futurista escenografía de Carles Pujol, aunque fuera reduciendo los quince personajes del original a cinco actores, como es el caso, aunque fuera a ese ritmo frenético que Vilarasau ha impuesto a su elenco, que no se aleja en absoluto del espíritu del texto.
En ese sentido, hay que destacar el trabajo actoral de Clara del Ruste en cualquiera de los tres personajes que interpreta, o el de Itziar Fenollar, en la piel de una pretendidamente romántica María. Por el contrario, el veterano Blai Llopis no parece haberle encontrado el pulso al personaje de Josef Gross (Josep Casp, en la versión catalana), cuya atonía, sólo rota en contadas ocasiones, le escatima fuerza dramática al protagonista, una suerte de "alter ego" del propio autor.
La apuesta de Tetrateatre por el teatro de texto -y por obras poco o nada conocidas- es sumamente interesante. Sólo hay que esperar que la próxima vez centren su trabajo en el texto.