Fermi Herrero, Marcial Álvarez, José Luis Torrijo Y Fernando Cayo en 'Los lunes al sol'. Foto: MarcosGpunto

Fermi Herrero, Marcial Álvarez, José Luis Torrijo Y Fernando Cayo en 'Los lunes al sol'. Foto: MarcosGpunto

Teatro

'Los lunes al sol', del cine al teatro: se estrena la adaptación de la película ganadora de cinco Goyas

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Víctimas de la reconversión industrial de Vigo que propició el despido de más de 200 trabajadores en la década de los 80, Santa (Javier Bardem), José (Luis Tosar), Lino (José Ángel Egido) y Rico (Joaquín Climent) se colaron en nuestras pantallas hace más de 20 años para contarnos las luchas diarias y frustraciones que se encontraban en la cola del paro.

Seducido por aquella conmovedora historia que Fernando León de Aranoa contó en Los lunes al sol, Javier Hernández-Simón (Bilbao, 1977) decidió recuperarla en una obra que se estrena ahora en el Teatro Calderón de Valladolid.

“Lamentablemente –cuenta el director de escena a El Cultural–, es una película que sigue estando de profunda actualidad. Particularmente ahora que estamos un poco más aislados y somos más frágiles frente a un sistema económico que es implacable. Lejos de ir a mejor, vamos a peor. Todo se ha vuelto mucho más precario. En esta historia hay una gran defensa de la dignidad del trabajo y yo creía que era interesante hablar de la necesidad de volver a ser una sociedad más justa y empática, donde las personas pudieran encontrar redes a las que sujetarse cuando todo va mal”.

"'Los lunes al sol' trata sobre lo que ocurre cuando el mundo sigue adelante y tú te quedas atrás". Javier Hernández-Simón

Igual que en la película, la obra indaga en la idea de cómo las circunstancias laborales y económicas pueden moldear la identidad y nuestra forma de relacionarnos. “Para mí Los lunes al sol trata sobre lo que ocurre cuando el mundo sigue adelante y tú te quedas atrás. ¿Quiénes somos y que pasa cuando nos convertimos en algo improductivo para los demás? Nuestra necesidad de ser aceptados está muy unida a nuestra productividad y muchas veces es la mirada del otro la que nos configura”.

Para reflexionar sobre cuestiones como esta, Hernández-Simón ha trabajado a partir del guion original junto a uno de sus artífices, Ignacio del Moral, además de contar con la aprobación de León de Aranoa. Sin afán de competir con el original, en la obra los espectadores “se van a reencontrar con aquella historia, desde otro punto de vista, pasando los años, en otro lenguaje, donde igual hay aspectos que en la película no se hacía tanto hincapié que aquí así, o al revés”.

El cambio más evidente tiene que ver con el personaje de Nata, la hija del dueño del bar, que tiene que juntar cinco o seis trabajos precarios para llegar más o menos a fin de mes. “La precarización del trabajo, sobre todo para los jóvenes aunque no exclusivamente, es hoy mucho más grave que en 2002”, señala. Una modificación estructural que les permitía, además, reflexionar sobre “la fractura generacional y abogar por un encuentro en el que ambas generaciones puedan mirarse con respeto y con cariño”.

Yune Nogueiras, Marcial Álvarez, José Luis Torrijo, Fernando Cayo, Fermi Herrero, Fernando Huesca, César Sánchez y Lidia Navarro toman aquí el relevo del reparto original de la película sobre un espacio único y simbólico que mostrará un mundo que se desmorona. “Es un lugar donde pasan el tiempo intentando sobrevivir de forma práctica y emocional. Simula lo que sería la sala de recreo de una fábrica de un astillero dada la vuelta, en el momento en que se está deshaciendo”, avanza.

Una escena de la obra. Foto: marcosGpunto

Una escena de la obra. Foto: marcosGpunto

Pero, a pesar de las circunstancias, estos personajes no se rinden. “Si bien en la obra hay momentos verdaderamente trágicos, creo que la mirada tiende a la esperanza”, cuenta Hernández-Simón que, para ello, clama por recuperar la identidad de clase.

Estamos mucho más cerca de la indigencia que de la riqueza. Vivimos en un sistema que nos hace creer que podemos ser una clase media, media-alta o alta y, sin embargo, estamos mucho más cerca de la pobreza. Hay que recuperar esa identidad y tejer redes humanas en las que apoyarnos”, reivindica el director, que empezará a componer esta red hoy en el escenario.