Teatro

El payaso más elástico Dr. Jekyll & Mr. Bubb Bur Elástico

24 enero, 1999 01:00

Les Bubb, uno de los grandes mimos del Reino Unido y heredero de la mejor tradición del recientemente fallecido Jacques Lecoq, visita esta semana el XVI Festival de Teatro de Málaga para presentar "One Man Show". En este espectáculo muestra sus mil caras y ataca la lógica con una finalidad: "Que la gente que viene a verme omita por un rato las cosas horribles que suceden ahí fuera".

En su pequeña maleta y bajo el hongo negro que cubre su cabeza, Les Bubb guarda treinta años dedicados al mundo del espectáculo y, en especial, a hacer reír. Su interés por el teatro surge en la adolescencia, pero es en París, en la escuela de mimo, donde conoce a dos de sus grandes maestros. De Etienne Decroux, el primero, también mentor de Marcel Marceau, aprende a escuchar sus propios pensamientos. La escuela, en un sótano sin ventanas, es como un monasterio. Más adelante, Phillippe Gaulier le enseña que la actuación no es más que un juego en el que arte y entretenimiento se funden. "Lo fundamental es hacer reír a la gente" -afirma Les Bubb, para muchos el payaso más imaginativo de las últimas décadas.
Su humor nos devuelve una realidad deformada, estirada y encogida, como la imagen que proyectan los espejos cóncavos del Callejón del Gato. Así, con la ayuda de dos cuerdas elásticas, Bubb convierte su rostro de facciones amables en una cara monstruosa, al minuto siguiente sueña sobre una cama vertical y, más tarde, manipula la naturaleza de los objetos transformando su minúscula maleta, antes liviana, en algo muy pesado que el mimo es incapaz de levantar del suelo.
Bubb se mueve en el terreno de las ilusiones y hasta allí intenta trasladar al público: "Me gusta jugar con los conceptos, con las leyes de la naturaleza (qué mayor desafío a la ley de la gravedad que dormir de pie), sorprender a los espectadores invirtiendo el orden de las cosas" -comenta-. "Intento romper la lógica del mundo. Mis espectáculos tienen contenido filosófico, pero eso no me aparta de mi finalidad, que es divertir".
Sus actuaciones están llenas de movimiento, de energía -no extraña que en el pasado haya trabajado como acróbata en un circo-, que combina con las técnicas clásicas de mimo, algo de cabaré y mucha locura.
Este dinamismo, que algunos críticos han querido ver como una metáfora de la vida moderna, junto con la risa, son para Bubb las mejores terapias. "Reír es una liberación. Me gusta que la gente se siente a ver mi espectáculo, se relaje y olvide todo lo demás, que omita por un rato las cosas horribles que suceden ahí fuera".

Sinfonía en soledad
Su último espectáculo "One Man Show", que se presenta en la XVI Edición del Festival de Teatro de Málaga los días 27 y 28 de enero, engloba algunos de los momentos más delirantes de su pasado humorístico, tanto en la televisión, donde ha colaborado como co-guionista y protagonista en una comedia de la BBC, como en el teatro. En éste, Bubb cambia de personalidad más de veinte veces en un intento de ahondar en el lado más esquizofrénico del hombre, en el Mr. Hyde que todos llevamos dentro: "Mis personajes son diferentes manifestaciones de mi carácter. Todos podemos ser monstruos y ángeles".
A pesar de su aspecto de caballero inglés, el humor de Les Bubb no es tan oscuro como el de algunos de sus compatriotas. "Intento reflejar un mundo de muchos colores, no únicamente negro, hay un tipo de humor para cada uno de los colores del arco iris. Sin embargo, cada cual interpreta mis números dependiendo de sus experiencias personales, yo lo único que hago es sujetar el espejo". A Bubb no le hace falta nadie más para llenar la escena: payaso camaleónico, filósofo, acróbata, saltimbanqui, malabarista y cabaretista, sus luces y sombras lo hacen por sí solas. Pero al terminar, todas ellas se desvanecen y el payaso, tan solemne como si llegase de tomar el té en alguno de los salones de Green Park, recoge su maleta y su sombrero y sale del escenario transformado en una de esas caras que se esconden tras el "Times" en un vagón cualquiera del metro londinense.