Teatro

La derrota del soñador

24 octubre, 1999 02:00

El Centro Dramático Galego estrena el viernes, día 29, una versión de "Cuando el viejo Simbad vuelva a las islas", de álvaro Cunqueiro. Dirigida por Fabio Mangolini con dramaturgia de Quico Cadaval, la obra ahonda en la onírica melancolía del escritor y rescata su poderosa capacidad para crear imágenes.

Durante la conversación salen a relucir tres lugares recurrentes en la narrativa de Cunqueiro: el exotismo, la ensoñación y la melancolía. Alvaro Cunqueiro gravita sobre la charla. Hablan de él el director teatral Fabio Mangolini y Quico Cadaval. Este último ha adaptado para el Centro Dramático Galego (CDG) la novela de Cunqueiro "Se o vello Sinbad volvese ás illas" ("Cuando el viejo Simbad vuelva a las islas"). Mangolini dirige el espectáculo, que el CDG estrena el próximo viernes en Santiago de Compostela. Antes de comenzar la conversación, Cadaval había recuperado una anécdota relativa al escritor gallego: cuentan que, siendo niño, leía la prensa a un grupo de personas que se congregaban en una zapatería de su pueblo natal, Mondoñedo (Lugo). Y que se inventaba las noticias para hacer la sesión más agradable. También hay quien dice que Cunqueiro, ya director de un periódico, llegó a inventarse esquelas para cubrir espacios en blanco. Hasta ahí le llevaba su potencial imaginativo, aseguran.

Viajes fantásticos

A Cadaval y Mangolini les ha tocado la responsabilidad de hacer un espectáculo teatral a partir de una novela, "Se o vello Sinbad volvese ás illas", en la que se narran los fantásticos viajes del marinero Simbad. Para contar todo esto, Cunqueiro creó en su día (el texto es de 1961) a un Simbad ya mayor que había vuelto a su país, Bolanda, para cuidar sus huertas, para evitar que un vecino las malograse. El libro original es una sucesión de historias, un conjunto de cuentos fantásticos en los que nunca está muy claro si le sucedieron realmente a Simbad o son ensoñaciones derivadas de su melancolía. El director del espectáculo, Fabio Mangolini, explica ahora que ha intentado llevar todo esto al escenario dándole a entender al público, desde el principio, "que todo es un gran juego teatral". La fantasía se ha juntado con el juego. Y en el montaje del CDG hay un espacio escénico propiamente dicho dentro del espacio escénico. Peter Bottazzi, que colabora habitualmente con Wilson, además de hacerlo con Mangolini, diseñó un escenario de paredes de tul que deja lugar a los lados para que se vea el trabajo de los tramoyistas, las vísceras técnicas de lo que se representa. "Es -dice Mangolini- lo que en Japón se conoce como hombres negros, que están a la vista pero que el público, por una convención teatral, se esfuerza por no ver".

En el montaje participan nueve intérpretes. Xosé Manuel Oliveira ‘Pico’ encarna a Simbad. "Está muy bien en su papel", dice ahora Cadaval. De su conjunción, de la de Cadaval, con Mangolini, nace el espíritu del espectáculo. Si Mangolini tiene siempre entre sus premisas de trabajo que "el teatro es un juego", el filón imaginativo de quien le acompaña en este viaje es inmenso. A Quico Cadaval se lo llevó Manuel Rivas a Madrid a contar cuentos durante la presentación de la versión en castellano de una de sus novelas. El dramaturgo lleva años narrando historias, de aquí para allá, en escenarios de las mil esquinas de Galicia. También es director: algunos de sus trabajos para Mofa e Befa, un dúo cómico, fueron de los más celebrados por el público gallego en los últimos años.

Cadaval vuelve al espectáculo y explica que durante la trama deja algunos "hilos sueltos", puntos que después reaparecen para sorpresa del espectador. Pasa lo mismo con la novela: "En cada relectura puede haber reinterpretaciones distintas de una misma parte, y dado que en el teatro no se pueden hacer relecturas, tuve que buscar una manera de llevar eso al interior del espectáculo."

Evocar imágenes

"La palabra", explica Mangolini, "ha sido utilizada como un ‘signo’ que debe llevar a la evocación de imágenes, más que acabarse en sí misma. Y es que entre las virtudes del texto original de ‘Se o vello Sinbad volvese ás illas’ está la de crear una serie de imágenes fascinantes para el lector. Quizás, si eso se hubiese perdido, habría desaparecido el encanto". Según las explicaciones del director, la especial atención prestada al vestuario (diseñado tras hacer algunos estudios sobre fibras y sobre esculturas) apoya la riqueza visual del montaje. También habrá música en directo en cada representación, creada para el espectáculo en base a melodías orientales.

"Se o vello Sinbad volvese ás illas" es juego, fantasía y diversión. Y también melancolía: "El Simbad de Cunqueiro, como toda su obra, cuenta la lucha de un soñador contra el mundo y su sistemática derrota". Pero es un espectáculo alegre, aviso para navegantes: "La melancolía se diferencia de la tristeza en que no está cargada de su pesadez, en que eleva los sueños".