Teatro

Actores sin techo

La compañía Barboni presenta "Vagabundos"

7 noviembre, 1999 01:00

"Barboni" ("Vagabundos"), el último espectáculo de Pippo Delbono y su compañía, es teatro que imita a la vida. Un grupo de actores y de vagabundos se unen en un proyecto común que busca un teatro sin artificios, sin adornos. Éste, que se presentará por primera vez en España en la Sala Cuarta Pared, del 11 al 14 de noviembre, ganó el premio Ubú 1997 y el Premio de la Crítica de Italia en 1998. El director, que ha encontrado la inspiración en la calle, define la obra como "un gran circo en el que cada uno explica su historia"

Bernardo Quaranta pasó su vida en la calle. Su hogar: una maleta de la que no se separó en setenta y cuatro años y que escondía el secreto de toda una vida. En pedazos de cartón, cajas viejas y sobres usados, el vagabundo escribía poemas: "vivo sin sueños, sueño con vivir una buena vida, vivo bien una mala vida". A este poeta de la calle y a todos esos hombres de alma errante que tanto se parecen a los actores, les dedica su último montaje Pippo Delbono.

"Barboni" ("Vagabundos") quiere ser teatro, pero, por encima de todo, quiere ser realidad. Por ello, Delbono ha convertido en protagonistas del montaje a Bobó, Armando y Mr. Puma, tres personas sin hogar que "viven el arte como una necesidad vital y no como un trabajo o una rutina". Bobó ha cambiado el manicomio en el que pasó los últimos cuarenta y cinco años por un pasaje de "Esperando a Godot", en el que junto a Delbono reinventa a Beckett para darle una dimensión más humana. Por su parte, Mr. Puma, un peculiar cantante de rap, interpreta una canción sobre la guerra y Armando, un poliomielítico que vive con sus muletas por las calles de Nápoles, lee un mensaje lleno de simbolismo.

"La obra combina todo tipo de lenguajes: los textos clásicos se alternan con la poesía de un vagabundo de Génova, piezas musicales y baile", afirma Delbono, que siempre ha buscado en sus montajes la fusión de teatro y danza. ésta es el resultado de la evolución artística del director hacia un teatro sin artificios, un proceso que comenzó con "Il tempo degli assassini", la primera de las colaboraciones de éste y Pepe Robledo (procedente del Libre Teatro Libre), y que se representó en Suiza, España, Alemania, Perú, México o Argentina. "No me interesa la ficción sino lo real, lo humano." Y añade: "Busco a actores que actúen poco y que se limiten a ser".

Experiencia alemana

Tras una temporada en Alemania, donde colaboraron con Pina Bausch y estrenaron "Morire di musica e Il muro", la compañía se establece en Loano (región de Liguria), en 1993, y crea un centro permanente de formación, La danza en el teatro, en el que se inscriben jóvenes y estudiantes de toda Italia. Paralelamente desarrolla una intensa actividad pedagógica en las principales universidades italianas y en el extranjero. En 1995 debuta en Roma con "La rabia", un montaje dedicado a Pier Paolo Passolini, en el vigésimo aniversario de la muerte del poeta.

"Barboni" está programado en la actualidad en varios festivales europeos y ha ganado el premio Ubú 1997 y el Premio de la Crítica de Italia en1998.

En un juego que confunde teatro y vida, un monólogo de Delbono explica los hechos que le han arrastrado hasta el momento creativo en que se encuentra: "El año pasado atravesé una etapa negra. Buscaba consuelo en la gente de la calle: ‘perdóneme, señora, pero ¡me siento tan desgraciado!’" Es entonces cuando conoce a los vagabundos que ahora protagonizan su obra, que le muestran que a veces la poesía está escondida en la pequeña maleta de un mendigo.

Para Delbono, "Barboni" representa el encuentro entre dos pueblos de vagabundos: "nosotros, los miembros de la compañía, que desde siempre, por elección o por vocación vivimos un poco al margen; y los hombres que he encontrado en la calle, con los que se ha creado un vínculo, una conexión, una poesía".

Su próximo montaje, "Guerra", inspirado en la "Odisea", es similar a "Barboni": "los dos son un gran circo en el que cada uno explica su historia". Ambos parten de la misma idea, que se ha convertido en el lema de Delbono: "De los diamantes no nace nada. Del abono nacen las flores".