Teatro

Peepolykus presenta "Dejad libre al asno"

Inspirada anarquía

21 noviembre, 1999 01:00

La sala Alfil, una vez más, se convierte en punto de encuentro de los amantes del humor. El grupo Peepolykus, integrado por un inglés y dos españoles y representante de la nueva generación de comediantes del Reino Unido, presenta "Let The Donkey Go" ("Dejad libre al asno"), un montaje en el que lo de menos es el asno. (Del 23 al 28 de noviembre)

La cuestión es: ¿Dónde está el asno? Eso es lo que se preguntarán los que acudan al último espectáculo de Peepolykus en el Teatro Alfil. Pues bien, en "Dejad libre al asno" ("Let The Donkey Go") hay espías de un servicio de inteligencia extranjero, un traidor, un barco, capitanes, polizones e incluso ovejas, pero ni un solo asno. Algunos pensarán que en la línea de Hitchcock, el burro es el Macguffin, es decir, el pretexto del que se vale el narrador para contar la historia. Pero en este caso, el asno es el primero de una serie de guiños dirigidos a sumir al público en un mundo anárquico en el que nada es lo que parece, en el que el título tiene una única función: desconcertar.

Humor anárquico

En "Dejad libre al asno", el argumento no es más que el vehículo que Peepolykus utiliza para dar salida a su sublime imbecilidad, para ofrecer setenta minutos de delirio en los que a pesar de que el absurdo es llevado a límites insospechados, el público no pierde el hilo en ningún momento. El texto, en inglés, no es un impedimento para la perfecta asimilación de las bufonadas de los intérpretes, pues cada palabra va acompañada por un gesto, cada verbo por un movimiento e incluso se incorporan algunos términos en castellano para facilitar la comprensión de los pasajes más crípticos.

Una escenografía sencilla, la magnífica interpretación de los actores, y un humor heredero de los Monty Python son los elementos que definen los montajes de la compañía, tres desde su creación en 1996. A "Dejad libre al asno", con el que lograron el reconocimiento tanto nacional como internacional (han actuado en Australia, Hong Kong, Singapur y España), siguieron "Horses for Courses" ("Caballos para hipódromos"), presentado en el festival de Edimburgo y "I am a coffee" ("Soy un café").

De ellos se ha dicho que "si no fuesen tan divertidos estarían encerrados" (crítico del Time Out). Y es que John Nicholson, David Sant y Javier Marzán, los tres componentes de Peepolykus, son ajenos a las normas que rigen el teatro: sus montajes no son "sketches" ni "standups" (término británico para denominar a un actor o grupo de actores que suben al escenario para contar chistes), sino que se sitúan en un punto intermedio en el que todo vale, que incluye desde la astracanada hasta números musicales o de "clown". Anárquicos hasta el punto de no respetar el lenguaje, hacen malabarismos con las palabras e incluso su nombre, "peepolykus" es la deformación de una expresión inglesa ("People like us", "Gente como nosotros").

Herederos de la mejor tradición del teatro gestual, han colaborado con Philippe Gaulier, Maurizio Scaparro, The Royal Court Theatre Company o John Strasberg. Su éxito en Inglaterra (en el Festival de mimo de Londres agotaron todas las localidades cinco noches consecutivas) les ha permitido colaborar con el canal Paramount Comedy y rodar un corto basado en la obra que estos días se presenta en Madrid para Channel 4.

Dos culturas

Marco Ottone, integrante del grupo Yllana, que desde 1996 gestiona la sala Alfil y el Festival Internacional de Humor de Madrid (donde Peepolykus participó en su primera visita a España), confiesa que su último espectáculo, "¡Hipo!", está influenciado por el trabajo de la compañía británica: "Es un humor totalmente fresco, descarado e inusual en España, que quizá resulte de la combinación de dos culturas, la anglosajona y la española" (Javier Marzán y David Sant son españoles).

En la línea de formaciones como "The Right Size", que ha visitado nuestro país en las dos últimas ediciones del Festival de Otoño y siempre con un éxito arrollador, los incorregibles Peepolykus llegan a Madrid con su repertorio de inspiradas bufonadas. Una buena oportunidad para disfrutar del mejor humor inglés, tan poco habitual en nuestros escenarios.