Teatro

Tantarantana estrena "Mein kampf"

George Tavori

12 diciembre, 1999 01:00

Premiado con el máximo galardón de la literatura dramática alemana, el Georg Böchner, George Tabori ha revolucionado la escena con un teatro en el que propone una jocosa y provocadora reflexión del antisemitismo y la causa judía. A partir del 14 de diciembre, la sala barcelonesa Nou Tantarantana reestrena "Mein Kampf-La meva lluita", una farsa sobre Hitler y el nazismo que ha dirigido Carme Portaceli.

Desde que hace treinta años George Tabori escribió su obra más conocida, Los caníbales, el autor ha insistido en sus piezas posteriores en tratar la cuestión judía desde un punto de vista farsesco. Este asunto -¿Qué hacer con los judíos?- ha sido constantemente revisado en Centroeuropa desde el siglo XVIII hasta los tiempos de Hitler, pero escasamente ha sido tratado en el teatro. George Tabori es uno de los pocos que lo ha hecho y de forma bastante irreverente y provocadora. El dramaturgo intenta demostrar teatralmente que el sufrimiento judío no es el único y que la denominada "cuestión judía" envuelve otras complejas cuestiones sobre la persecución y el racismo de triste actualidad en Europa. Como Jean Paul Sartre, que en "Reflexiones sobre la cuestión judía" (1946) estimaba que "de no existir un judío, el antisemitismo lo inventaría", Tabori desliza el debate sobre la identidad. Cree que la situación sociopolítica explica los avatares de este pueblo y no algo innato. Y en este sentido, Israel es una prueba de las tesis de Sartre.

Muchos críticos han señalado que en los dramas de Tabori siempre subsiste el trauma de la muerte de su padre. Ciertamente, la biografía del dramaturgo es un relato de tintes novelescos. Nacido en el seno de una familia askenazi de Budapest, escribe en inglés americano, habla alemán, tiene pasaporte británico y vive en Viena. Fue precisamente su traslado a Londres lo que le salvó de morir en Auschwitz como su padre. Instalado en la capital británica durante la contienda, trabajó como corresponsal de la BBC en Oriente Medio y poco después de la guerra comenzó a escribir novelas.

En 1947 se trasladó a los Estados Unidos, primero a Hollywood, donde trabajó como guionista y entró en contacto con creadores como Elia Kazan, Joseph Losey, Thomas Mann o Greta Garbo. De sus guiones de cine de aquella época, el autor sólo reconoce hoy Secret Ceremony (Joseph Losey) y los estrenados en el circuito independiente europeo Insomnia y Frohes Fest (Felices fiestas). Después se instaló en Nueva York, donde estrenó en 1968 Los caníbales, una pieza dedicada a su padre en la que idea una macabra reunión: varios prisioneros de un campo de concentración se pelean por comerse a uno de los compañeros recién muerto. Gracias a esta pieza Tabori, que siempre se había negado a volver a Alemania, regresaría definitivamente a Europa. En Bremen, monta el Theaterlabor, un colectivo de investigación que le permitirá experimentar con actores el Método de Strasberg y la Gestalt de Fritz Perls. El artista del hambre, estrenada en 1977, será un escándalo: el grupo ha realizado un ayuno de 40 días y la prensa se pregunta hasta donde es lícito llevar tanto realismo a escena. La obra habla de la hambruna tras la gran contienda. Obligado a abandonar el taller, Tabori recorre con éxito los teatros municipales alemanes. En la actualdiad, vive en Viena, donde ha fundado el teatro Der Kreis y una escuela de actores.

En nuestro país, la Expo 92 de Sevilla fue una ocasión para dar a conocer su teatro. Seis de sus piezas más interesantes fueron publicadas el pasado año por Ediciones del Bronce, con prólogo de Víctor León Oller. Ahora vuelve de la mano de una de las directoras cuyas propuestas nunca dejan de sorprender, Carme Portaceli. Mein Kampf, que cuando fue estrenada en Viena fue protagonizada por el propio Tabori, se presentó en el Festival Grec de Barcelona el pasado verano. Vuelve a la sala Tantarantana con un reparto encabezado por Josep Costa (en el papel del judío), David Bagès (en el de Hitler) y Artur Trias (en el de Lobkowitz).

En Mein Kampf, Tabori reúne a un pobre judío austríaco que se encuentra con Hitler en un asilo de Viena al final de la Primera Guerra Mundial. Nuestro protagonista debe elegir entre salvar a Hitler de la muerte o no, sabiendo que de hacerlo puede contribuir a la futura catástrofe que el público conoce. "Entre ellos nace una amistad plena de odio", explica Portaceli, "la actitud servil del judío hacia Hitler hace que aquél pase del deseo de destacar como artista a convertirse en un político y, sobre todo, en un Angel de la Muerte. La obra habla de cómo la maldad, unida a la alegría, es una y mil veces más astuta que el amor".