Image: Dígaselo cantando

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Teatro

Dígaselo cantando

Teatro musical para iniciar el año

2 enero, 2000 01:00

En la obra aparecen unos 70 personajes cuya interpretación se reparten cinco actores. Foto: María José Rasero

La sala Poliorama de Barcelona acaba de estrenar T’estimo, amor meu, ja en canviaré (Te quiero, eres perfecto, ahora cambia), teatro musical en el que se parodian las relaciones de pareja, desde la primera cita al amor pasados los 70. Estrenado en el off Broadway, la obra proporcionó a sus autores diversos premios. Ahora llega en versión dirigida por Esteve Ferrer, con la supervisión musical de Manuel Gas e interpretada por cinco actores y tres músicos.

Otro musical se estrena en Barcelona. Esta vez no es ninguno de los grandes títulos de los maestros del género, sino la primera obra de dos jóvenes creadores neoyorquinos, estrenada en el Off Broadway en la temporada 96-97, I love you, You’re perfect, Now Change (Te quiero, eres perfecto, ahora cambia).

El éxito que obtuvo el montaje desde el escenario del teatro John Houseman catapultó a sus autores, Joe DiPietro (libreto) y Jimmy Roberts (música), en apenas unos meses y le valió al primero la obtención del prestigioso premio O’Neil de autores de comedia, así como el New Voices in American Theatre de ese mismo año. El estreno barcelonés llega después de que el espectáculo se haya podido ver en Tel Aviv, Australia y Londres -donde se estrenó el 28 de julio de este año. Coincidiendo con las fiestas navideñas, las de mayor afluencia de público a las salas teatrales, la versión catalana del espectáculo llega al Teatro Poliorama, con el título de T’estimo, amor meu, ja en canviaré, la dirección de Esteve Ferrer y la batuta de Manuel Gas.

La obra, estructurada a modo de gags cómicos, aborda el tema de las relaciones de pareja desde el punto de vista de la parodia. La primera cita, el noviazgo, el matrimonio, la llegada de los hijos, la crisis de los 40, los aniversarios de casados, el amor pasados los 70 o la viudedad, son algunos de los lugares comunes en que se detiene la mirada de Di Pietro. Una mirada que Esteve Ferrer no tiene reparos en comparar con el esperpento valleinclanesco: "En la obra, la realidad aparece deformada por una comicidad que a veces se vuelve amarga. A mí me gusta decir que este montaje tiene vocación de espejo de feria. Deformamos la realidad, pero en el fondo seguimos reflejándonos en ella".

Manuel Gas, director musical y habitual del género en Barcelona, define la partitura de Roberts como "un pop-rock light con algunas baladas que entran muy bien". Pensada para un dueto de músicos -piano y violín en la versión neoyorquina, aquí convertido en tercerto con la incorporación de un bajo- Gas subraya su dificultad, que no cree reñida con su acentuado carácter lúdico: "La partitura es amable, está hecha para que la gente disfrute con ella. Pero eso no significa que sea fácil de interpretar. Al contrario, las piezas para pocos músicos o pocos cantantes son complicadísimas, porque las grandes orquestas esconden muy bien las medianías, al contrario de lo que sucede aquí, en que todo el mundo debe estar perfecto".

Todo el mundo, en este caso, se reduce a una ficha artística formada por cinco actores y cantantes -Eduard Farelo, Xavier Mestres, Teresa Vallicrosa, Xavier Mira y Mone- y tres músicos -Pep Pladellorens, Olvido Lanza y Guillermo Prats-. Cada uno de los actores da vida a más de quince de los 70 personajes que intervienen en las distintas escenas, algo que no siempre resulta fácil, según afirma Farelo: "Durante el proceso de trabajo de este espectáculo me sentía como si interpretara muchas obras diferentes. Es complicado construir tantos personajes, tratando de que no se parezcan entre sí y de que, a la vez, sean creíbles. Y todo eso con menos de diez segundos para cambiarte de una escena a otra".

"Lo que más me gusta de este texto", puntualiza Esteve Ferrer, "es que todo el mundo se siente retratado en alguno de los 70 personajes que salen en él, o es capaz de encontrar concomitancias entre ellos y las personas que conoce. Será porque los humanos tenemos este don divino de complicarnos la vida con el amor. Como director, aspiro a contar cosas que lleguen al público y que le retraten". Tal vez por eso, Ferrer y Farelo coinciden al definir la obra como "una comedia acerca de la vida, en la que las relaciones sentimentales aparecen un poco deformadas para resultar más cómicas. En realidad no es un montaje para reír a carcajadas", señala Farelo, "sino para sonreír mucho y reír de vez en cuando. La gente saldrá del teatro sintiendo que le han hablado de cosas que conoce y mirando mucho a su novia".

Peculiarmente arduo fue, según reseña Ferrer, el proceso de adaptación, encargado a las ya curtidas en estas lides Roser Batalla y Ana Uribarri. Según el director, la adaptación no le gustó hasta que vio la octava versión: "Quería apostar por un lenguaje de la calle, tanto en el texto como en las canciones. Cada palabra debe ser lo más clara y directa posible. Soy consciente de que fui muy exigente, pero todos creemos que el resultado es muy bueno". En la ambición de Ferrer estaba una versión que huyera de los tics americanos del original pero sin caer en localismos: "Era necesario universalizar el texto y eso siempre entraña el riesgo de hacerlo regional, algo que no nos ha ocurrido".

Proliferación de musicales
Completando la ficha técnica, Montse Colomer firma la coreografía y el espacio escénico es de Carlos Montesinos, quien ha ideado un mecanismo corredero por el que entran y salen de escena los útiles necesarios en cada gag y un escenario presidido por un falso telón pintado sobre un ciclorama.

A Esteve Ferrer no le preocupa en absoluto la proliferación de musicales de los últimos tiempos. "La gente quiere ver buen teatro, con independencia de géneros. Aunque la cultura audiovisual nos ha acostumbrado a determinadas cosas. Por ejemplo, hoy es inconcebible una película sin banda sonora. El musical no hace más que aportar esa banda sonora que hace más complejo y espectacular el resultado final", subraya Ferrer.

De T’estimo, amor meu, ja et canviaré, el director marca ciertas distancias respecto a otros musicales: "Este espectáculo no es un gran musical al estilo de Rent u otros por el estilo, sino que está más en la línea de lo que en Estados Unidos se ha llamado ‘Musical review’: mucho texto, mucha música, pero mezclados en igualdad de condiciones y desde los mecanismos del teatro de texto. Pensamos que esto es una ventaja para nosotros, porque el montaje gustará a los fanáticos del musical, pero también enganchará a los que lo detestan".