Teatro

Impactantes y provocadores

Comienza la alternativa de Madrid

30 enero, 2000 01:00

Espectáculos que rompen con la concepción dramática tradicional del espacio y el tiempo, que no persiguen la complacencia del público y que buscan fórmulas alejadas del teatro comercial conforman la programación del festival La Alternativa de Madrid, que se celebra desde el próximo martes hasta el 5 de marzo. Además, EL CULTURAL analiza la serie teatral de Rodrigo García.

El término tiene ya más de veinte años pero sigue dando nombre a la escena más novedosa, menos convencional y más contemporánea. Al menos, esa es la carta de presentación de los espectáculos que se inscriben dentro de La Alternativa, el festival de teatro, música y danza de Madrid que cada año reúne durante los meses de febrero y marzo montajes "que muestran nuevos lenguajes, que investigan nuevas dramaturgias, que ofrecen propuestas innovadoras", explica su director Javier García Yagöe. La Alternativa, que nació como una iniciativa de la sala Triángulo hace ya once años, ha conseguido a lo largo de este tiempo el sostén económico de la Comunidad de Madrid, que en esta edición aporta 60 millones de pesetas, y el patrocinio de algunas instituciones, que colaboran con diez. Un presupuesto modesto pero que permite invitar a compañías extranjeras, producir algún que otro espectáculo (en esta edición el encargado a Rodrigo García), además de facilitar que las compañías que participan lo hagan en unas condiciones económicas aceptables. Sin embargo, que las salas Pradillo, la Cuarta Pared y la Triángulo concentren la mayoría de las obras, ha molestado a otro teatros que participan y que esperan remediar la situación para ediciones futuras.

La programación de este año ofrece una treintena de espectáculos. En lo que podría denominarse sección oficial se incluyen 16, de los que cuatro son extranjeros: Once atiende precisamente al tipo de montaje que explora nuevos caminos dramáticos al que se refiere Yagöe, ya que mezcla estilos tan dispares como la danza butoh, las técnicas clown y la comedia del arte. El espectáculo corre a cargo de Derevo, una compañía de artistas y payasos rusos que viven desde hace años en Dresde (Alemania), y viene garantizado con el premio Fringe y el Herald Angel de Edimburgo 1998.

Vídeo-teatro

Otro montaje extranjero llega de Inglaterra: Roadmetal, Sweetbread, por la compañía Station House Opera. El grupo es uno de los pioneros en integrar nuevas tecnologías y vídeo al teatro, lo que hacen en esta función al presentar unos actores que luchan con sus propias imágenes proyectadas en una pantalla electrónica. Con más de 18 años de trabajo, les gustan los espacios insospechados, -hangares, almacenes, puentes- aunque en Madrid actuarán en la sala Pradillo.

De Argentina viene El Descueve, una compañía creada en 1990 por cinco coreógrafos y que es bastante conocida en Iberoamérica y hasta en el off Broadway, donde ha actuado. Para el grupo, el movimiento es el principal instrumento de expresión. En Todos contentos ofrecen un puñado de piezas breves, cargadas de lo que llaman poesía salvaje y no exentas de animalismo, provocación y crítica social. El último representante extranjero es conocido en los ambientes alternativos madrileños: Gilles Jobin. Hace un año presentó A+B=X con gran éxito y ahora estrena su última coreografía: Braindance. El trabajo de Jobin es tan impactante que muchos lo han calificado de cruel mientras otros han visto en él a uno de los grandes renovadores de la danza.

Respecto a las producciones nacionales, La Alternativa da la oportunidad a la Compañía General Eléctrica de Barcelona, uno de los grupos más innovadores de la escena que presenta en Madrid Una juventut europea. A su director, Roger Bernat, le gusta decir que su teatro es "sucio e imperfecto", como el mundo que nos rodea. El montaje, coproducido con el Festival Grec de Barcelona, es el primero de la trilogía sobre el pensamiento de los años 70 que Bernat y su grupo ha concebido. La lucha armada es el argumento de este primero y polémico montaje, mientras se reservan el de las drogas y el de la liberación sexual para próximos espectáculos. En su opinión, la década de los 70 es el último eslabón del llamado pensamiento progresista, un adjetivo que hoy ha perdido su significado inicial.

En Una juventut europea cuatro actores expresan su deseo de ser malos, para a continuación explicar, a modo de conferencia, cómo se fabrican explosivos. El argumento pretende llevar al público a preguntarse si somos capaces de ejercer la violencia, si la consideran necesaria. Pero lo cierto es que hay un componente de provocación que, dice Bernat, en Barcelona dejó al público perplejo, comportamiento del que no está seguro que se repita en Madrid: "Trabajamos en una frontera que separa lo moral de lo inmoral, pero el espectáculo no tiene un posicionamiento, sería demasiado fácil. En definitiva, venimos a decir que es una irresponsabilidad dejar únicamente en manos de grupos armados y de los gobiernos la destrucción del mundo y, por ello, proponemos democratizar estas formas".

"Lo nuestro no es teatro"

Respecto al lenguaje estético del grupo, es difícil calificarlo, aunque en este espectáculo gran parte de la dramaturgia está ligada a la danza. Bernat dice que "me gusta oír tras una actuación que lo nuestro no es teatro. Me hace feliz creer que nuestras propuestas escénicas no se confunden con el inocuo medio de las artes". En este sentido, habla de un teatro en el que confluyen la danza, el arte, el cine, la literatura...un teatro contaminado y promiscuo.

éste es el quinto montaje de la compañía catalana, que debe su nombre al local que ocupan en Barcelona, una antigua fábrica de General Eléctrica. Fundada en 1996 por Bernat y Tomás Aragay, el grupo es una multicompañía, un centro de creación desde el que diversos creadores desarrollan su trabajo y que ha sido galardonada en diversas ocasiones. Muchos son los que establecen cierta relación entre el teatro de General Elèctrica y el de Rodrigo García, aunque este paralelismo se refiere más al fondo que a la forma del teatro que ambos practican.

El teatro gallego está representado por dos compañías vinculadas a dos salas alternativas de Santiago de Compostela: Matarile Teatro, de la sala Galán, presenta The Queen is dead, quizá el espectáculo más conseguido de Anna Vallés. Y teatro Chévere, la compañía titular de la sala La Nasa, que estrena Hero.es, una recreación de mitos y héroes en la era de internet. Sal Gorda, de Andalucía, optan por un teatro de payasadas esperpénticas, inspirado en textos de Eduardo Galeano y Charles Bukowski: Cómeme cruda.

Una obsesión

De Madrid estrenan nombres vinculados al teatro alternativo de siempre: Carlos Marqueríe y su compañía Lucas Cranach vuelve con su nuevo trabajo, Lucrecia y el escarabajo dicente, basado en un personaje que ya se ha convertido en obsesión para el director. Otro autor del que hace tiempo que no se veía nada es Antonio Fernández Lera, que estrena Monos locos y otras crónicas. Y Alfonso Pindado, director de la sala Triángulo, que presenta uno de los textos más adaptados a la escena: La metamorfosis, de Kafka. Su versión, dice, "se ha centrado en desarrollar los conflictos personales que surgen en la familia", con un resultado que tiene mucho de didáctico y, a la vez, supone un gran esfuerzo interpretativo para los actores.

Y la compañía El Canto de la Cabra llevan a escena el cuarto trabajo del dramaturgo Federico del Barrio: ¿Qué? Nada, estrenado con gran éxito en Barcelona. En el se plantea la natural dificultad que tiene el hombre para aceptar su destino y enfrentarse a la muerte. Protagonizado por Juan úbeda y Elisa Gálvez, el montaje nada tiene que ver con el anterior trabajo (Caín) "porque es precisamente lo que perseguimos cuando finalizamos una obra: emprender un viaje nuevo y distinto". Ambos actores, desde su pequeña sala en el centro de la ciudad, han ido consolidando un espacio en el que se reúnen "artistas que no buscamos ser complacientes, que trabajamos para acercarnos a un público inquieto, artistas que no tienen miedo a no agradar, a no perdurar, a no trascender", explica Gálvez.

Otros espectáculos de esta edición se han organizado en ciclos. En el denominado Extra-escena, se incluyen aquellos que rompen con la tradicional concepción del tiempo y el espacio de una obra dramática. En él se incluye Un ensayo en observación, en el que Juan Sánchez (de La Zaranda) y Antonio Castillo representan un ensayo de teatro en el que se explican todas las dificultades que conlleva hacer un montaje.

Harold Pinter
Desde hace tres años La Alternativa dedica también un ciclo a un dramaturgo que ha destacado por su innovación. Tras Möller, Koltès y Beckett, le toca el turno a Harold Pinter. La puesta en escena de Tierra de Nadie (que dirige Paco Vidal), La Penúltima (Roberto Cerdá), El camarero ausente (Denis Rafter), El amante y La colección (Vicente León), contribuirán a clarificar la obra del autor inglés, así como la lectura dramatizada de otras tantas piezas y las conferencias, debates y mesas redondas que se organizarán en la sala Pradillo.
Por último, el ciclo Madrid Abierto recupera aquellas obras presentados a lo largo de 1999 con éxito y cuya reposición supone una última oportunidad para verlos. Entre la selección figuran algunos de las mejores obras que han desfilado por las salas alternativas como El sueño de una noche de verano de Morboria, De frailes y monstruos, de Dante; Diktat, por Ensayo 100, Solos, por Michelle Mann y Francesc Bravo o El coloquio de los perros, de Cachivache.