Teatro

Mercado en perpetuo movimiento

13 febrero, 2000 01:00

Artistas y profesionales de danza contemporánea se dan cita, del 13 al 20 de febrero, en la XIII edición de Dansa València, un mercado al que las compañías acuden a vender sus últimas coreografías y que anticipa las tendencias escénicas de la próxima temporada.

Valencia se prepara estos días para recibir una auténtica avalancha coreográfica durante la XIII edición de Dansa València, que inundará del 13 al 20 de febrero tanto los teatros como las calles de la ciudad. Allí se dan cita los profesionales de la danza contemporánea de todo el país, y si las expectativas se cumplen, un buen puñado de programadores de teatros y directores de festivales.

Si nuestra danza contemporánea se conoce en el extranjero es en buena medida gracias a esta iniciativa de la Consellería de Cultura de la Generalitat Valenciana que, en 1988, apostó por la creación de una muestra con visión de mercado para una danza pujante, enérgica e inquieta, protagonizada por unos creadores de perfil bien trazado, entre ellos algunos artistas valencianos con mucho que decir.

Desde entonces Dansa València se ha convertido en una cita anual ineludible para la profesión, pero también para los valencianos, que tienen una oportunidad de ver los últimos espectáculos de danza contemporánea. Por su parte, los artistas hacen buenos contactos con directores y agentes.

350 profesionales

El pasado año cerca de 350 profesionales de la danza se dieron cita en Valencia, entre artistas, agentes y programadores. Sin embargo, de estos últimos sólo acudieron 22, entre los que figuraban representantes de festivales tan importantes como el de Roveretto (Italia), el de la Bienal de la Danza de Lyon y el Théâtre de la Ville de Paris (Francia) o el Dance Umbrella de Londres (Gran Bretaña).

El certamen esta concebido como un mercado, no como un festival al uso, que con los años ha ido ganando un prestigio que incita a las compañías a participar. Teresa Nieto, que vuelve por tercera vez al festival, ahora con la compañía Arrieritos y con el espectáculo Todos los gatos son pardos, afirma que "a diferencia de otros festivales de España donde he actuado, aquí nunca me han contratado una función, aunque otras compañías lo hayan conseguido. Pero es un festival de muchísimo prestigio en nuestro país, me costó años lograr estar programada aquí, supone un cierto estatus. Desde luego, presentarse delante de toda la profesión es una gran responsabilidad y creo que vale la pena aunque solo se logra cubrir gastos. De todos modos, me da la impresión de que los programadores acuden al festival para ver producciones que ya tienen intención de contratar".

A pesar de estar dirigido principalmente a los profesionales, la nueva dirección de Dansa València -que ostenta la también directora del recién inaugurado Centro Coreográfico de la Comunidad Valenciana, Inmaculada Gil- ya impuso el año pasado un giro en la programación para involucrar al público de la ciudad. Entonces se incluyeron actuaciones de la Compañía Nacional de Danza y de la de Antonio Canales, ambas suceptibles de ser programadas perfectamente en otra época del año.

También se incorporó en la pasada edición un apartado para jóvenes públicos, Danseta València, que en esta edición presentará espectáculos de Okrana Danza (4 x 4) y Pampols (Bailando con osos: un cuento bailado).
El mapa coreográfico del país se ha modificado mucho desde la primera edición del certamen. Así lo ha venido reflejando la programación de la muestra, que desde hace unos años ofrece un reparto mucho más equilibrado de compañías de Cataluña, Madrid, Valencia, el País Vasco y Andalucía.

Este año el calendario, hasta ahora repartido en cuatro días, dobla su duración. Más de 25 compañías y coreógrafos presentarán sus creaciones en seis espacios escénicos repartidos por la ciudad, desde el amplio y señorial teatro Principal hasta el recién restaurado teatro Talía.

Dansa València 2000 arranca con el estreno mundial de la última creación del coreógrafo valenciano Vicente Sáez, Fénix, sobre música original del grupo de percusión Amores y se clausura con otra apuesta fuerte, Frontera, el jardín de los gritos, de Ramón Oller y su compañía Metros.

Entre ambas desfilará buena parte de la última danza contemporánea del país, con estrenos como el de la compañía de Mar Gómez (Hay un pícaro en el corral), el de la de Damián Muñoz (Asire), y el de la madrileña Provisional Danza, que presenta su primera obra de gran formato, El tiempo de un instante, en concebida con música de ópera. También estarán presentes compañías como la citada Arrieritos e Increpación Danza, que hacen una inteligente fusión de danza española, flamenco y danza contemporánea, o la de la bailarina madrileña Olga Mesa, que acude con su coreografía L-limitaciones, mon amour.

Una buena parte de esta programación refleja también la actividad del Centro Coreográfico a lo largo del año, ya que las residencias que ofrece a diversas compañías para el montaje de nuevas producciones y las obras encargadas a jóvenes bailarines en vías de profesionalización han sido programadas. También se incluye un apartado para las nuevas creaciones que se inspiran más allá de las fronteras habituales de la danza contemporánea y que mezclan diversos lenguajes.

Después de doce años Dansa València sigue siendo un encuentro fundamental que la profesión aprovecha para organizar conferencias y mesas redondas relacionadas con diversos aspectos de la danza contemporánea.

Espacios adecuados

La coreógrafa y bailarina Ana Buitrago, que participó con una obra propia en 1999 y este año ha seleccionado junto con Blanca Calvo un programa de obras cortas para la muestra, se hace eco de algunas de las críticas que las compañías participantes hacen. "Cualquier convocatoria con programadores es importante, aunque hay que señalar que aquellos que estan interesados por alguna compañía entran en contacto directamente", explica. "Además, hay un problema añadido: aquí se abren unos espacios escénicos pero habría que contemplar que cada propuesta requiere uno específico, el más idóneo para que sea contemplado por el público. Hay que comprender las propuestas pero también las dificultades técnicas de una muestra tan apretada. Sería importante un aporte teórico que permitiese una posibilidad de reflexión para artistas, programadores y público con el fin de que Dansa València no fuera simplemente un mercado de exposición."

Mercado, muestra, espacio de intercambio y encuentro, Dansa València ya se ha ganado un lugar muy especial dentro del calendario escénico en España. El Centro Coreográfico de la Comunidad Valenciana sigue ajustando su perfil para buscar un equilibrio entre el público y la profesión. Es de esperar que en los próximos días más de un programador se tome una paella con la programación en la mesa y que los resultados se vean la próxima temporada.