Teatro

Una cosmología de la comedia

"Qfwfq, una historia del universo"

12 marzo, 2000 01:00

Qfwfq, una historia de Universo cuenta las aventuras de una fantástica familia que va descubriendo el origen y la evolución del Universo. Inspirada en seis cuentos de Las Cosmicómicas, de Italo Calvino, es una de las pocas adaptaciones teatrales autorizadas de la obra del italiano. Se representa, hasta el mes de abril, en la sala Cuarta Pared de Madrid.

Un nombre impronunciable en cualquier lengua -Qfwfq- da título a este bello espectáculo que la compañía Teatro Meridional representa estos días en Madrid, y cuyos fantásticos personajes recrean una historia humorística con cierta base científica sobre la creación del Universo a partir de Las Cosmicómicas, de Italo Calvino.

La Ciencia siempre ha atraído a un selecto grupo de escritores, quizá porque es un buen caldo de cultivo de la imaginación y la fantasía. Calvino publicó en 1965 doce cuentos ideados cada uno a partir de una afirmación científica sobre el origen del Universo y los agrupó con el título Le Cosmicómiche, término de su invención que ilustra a la perfección la cualidad cósmica y cómica de estas historias.

Seis de estos cuentos han sido adaptados a la escena por Julio Salvatierra con resultados que convencieron a la viuda de Calvino no sólo para autorizar su adaptación a las tablas (el autor italiano raramente accedió a que llevaran a escena sus obras), sino que contribuyó a corregirla, señalando, sin embargo, las dificultades para llevarla a escena.

Según cuenta Salvatierra, las licencias que se ha permitido en la versión han estado al servicio de crear una historia dramática que unifique los argumentos de los seis cuentos. A partir de los personajes que desfilan por estos, Salvatierra presenta una familia -"muy cálida, muy mediterránea"- que va descubriendo las diversas etapas del origen y y la evolución del Universo: desde el Big-Bang; la aparición de la materia y la luz; pasando por la de la atmósfera; la de los moluscos o, lo que es lo mismo, la reproducción sexual y; la conquista de la Tierra. El final se ha reservado para la conquista de la Luna, astro al que el hombre puede llegar dando un salto, según imagina Calvino en el primer cuento de Las Cósmicomicas y único ambientado en nuestros días.

Todos estos argumentos son tratados por su autor con grandes dosis de imaginación y humor pero, como en toda la obra de Calvino, lo trasciende para ofrecer una reflexión sobre la existencia humana. Como dice Salvatierra, "me gusta Calvino porque sus obras tienen una mezcla de racionalidad e imaginación y lo cuenta con un leguaje muy cotidiano".

Uno de los elementos que más juego ha dado a los intérpretes de este espectáculo -álvaro Lavín, Marina Seresky, Paloma Vidal y Oscar Sánchez Zafra- es el nombre de los personajes que encarnan. Son nombres cuya grafía recuerda fórmulas físicas o matemáticas, impronunciables, y que ante una primera versión de Salvatierra que tendía a simplificarlos, la viuda de Calvino exigió que se respetaran. Así que los actores han tenido un campo abonado para dar vida a personajes que se llaman Qfwfq, Sra. Vhed-Vhed, señora Ph (i)Nk, abuela Bb’b, etc...La explicación que ofrece Salvatierra a este juego literario es que "Calvino era muy racional y trabajaba mucho la palabra, le fascinaba que una combinación de letras pudiera decir tantas cosas. A estos personajes, sus nombres les confieren una personalidad que los actores van desentrañando".

Para dar credibilidad a sus personajes, los actores se sirven también de la música original de Oscar Sánchez y compuesta a partir del texto. Interpretada por los propios actores desde el escenario, acentúa el juego que se establece entre los científico y lo popular, entre el humor y lo poético. Dirigida por Alvaro Lavín, la obra fue estrenada hace unos meses en Cádiz y se ha exhibido en otras ciudades. Una de sus ventajas, añade Salvatierra, "es que tiene varios niveles de lectura, pues gusta tanto a un público intelectual como popular".
Este es el noveno espectáculo que Teatro Meridional estrena. La compañía, creada en 1992, se ha distinguido por adaptar a la escena mitos literarios e históricos, destacando sus producciones Romeo, Magallanes, Calisto y Macbeth. Su objetivo, dicen, ha sido desarrollar un estilo marcado por el despojamiento escénico y la interpretación del actor.