Image: El circo entra en los teatros

Image: El circo entra en los teatros

Teatro

El circo entra en los teatros

“Fools Folls” abre la temporada de la abadía

13 septiembre, 2000 02:00

Domenech Guzmán, uno de los payasos que integran la compañia Mont & Cia

Madrid acoge durante esta semana una buena nómina de clowns de diversas tendencias. Por un lado, el escenario de La Abadía recibe, el día 20, Fools Folls, espectáculo de Monti & Cia que con esta obra incurre por cuarta vez en llevar a los teatros la tradición del arte payaso. Por otro lado, varias salas alternativas participan en el V Festival Internacional de Clown, que comienza el viernes y que reúne a figuras que intentan reactualizar el género.

Las fiestas de comuniones ya se pueden ir buscando otras atracciones. Los payasos reclaman su lugar: el teatro. Y aquellos que los dan vida un reconocimiento como actores. Las carpas dan paso a los teatros que, cada vez más, rompen una nariz roja en favor del trabajo de payasos o clowns. Actores como el catalán Joan Montanyés, conocido como Monty, llevan años luchando para que los espectáculos de payasos más que una atracción de feria sea considerado un género teatral.

Para comprobar que esto es cierto, no se necesitará más que pasar por el teatro La Abadía de Madrid, donde los catalanes Monty & Cía presentan su Fools Folls, que, por cierto, reconciliará a muchos con este arte que no es sólo tesoro pasajero de la infancia. "Este no es un espectáculo infantilizado -explica Monty-, sino para todos los públicos. No hacemos un humor a base de chistes, yo prefiero la comicidad. Lo más bonito de este montaje es que al final no sabes si el personaje que sale a escena es real o un dibujo animado".

Detrás de esta historia protagonizada por tres payasos que recuerdan los días de gloria vividos por su famila circense, se esconde un homenaje a la herencia del bufón cortesano, del loco -fool- shakesperiano y del payaso circense -folls, en catalán-.

Para todos los gustos

Monty firma el guión -existe un texto y poco espacio para la improvisación- además de interpretar al payaso augusto, "el más loco, naïf, el crítico, el maleducado. En este sentido recurrimos a la tipología clásica de payasos: el clown, el augusto y el contraugusto. El clown lleva la cara pintada de blanco y encarna la autoridad, el control, la elegancia, habla de forma culta". Nada que ver con el augusto y el contraugusto, que Monty compara conl Harpo Marx y a los que se reconoce por sus zapatones, traje holgado y narizota roja.

Los actores Oriol Boixader y Doménec de Guzmán y el director Marc Montserrat completan la compañía, que ha contado en esta ocasión con la colaboración de Joan Font, director de Comediants, en la puesta en escena .
Ternura, un toque de crueldad y sobre todo hilaridad a base de gags dan unidad a esta historia que recuerda esos tiempos pasados "en los que la gente iba al circo, cuando uno no se podía quedar en casa viendo la televisión".

Cierta nostalgia hay en estas palabras de Monty, creador y responsable, tanto artística como económicamente, de la compañía. Fundada por él en 1996, se presentó en Barcelona con el montaje Classics, al que siguieron Klowns y Utopista, todos sobre el mundo del circo.

Teatros como el Lliure o el Teatre Nacional de Catalunya han acogido las propuestas de este artista que, a pesar de venir de familia de teatro, no vio bien acogida su decisión de ser payaso: "Mi padre fue director del Institut del Teatre de Barcelona y de una de las primeras compañías independientes de teatro tras el franquismo. A él no le gustaban ni los payasos ni los títeres".

Criado al calor de la escuela de Comediants, donde trabajó como músico y actor durante diez años, Monty decidió "lanzarse al vacío" y crear su propia compañía de payasos. "Recuerdo que cuando terminaba de actuar en Madrid con El libro de las bestias me iba a la sala Alfil yo solo para actuar de payaso. Entonces tenía las espaldas cubiertas. Ahora todo es distinto. Con mi propia compañía me responsabilizo de todo, desde pagar la seguridad social hasta contratar a la gente. He perdido mucho dinero". En este sentido Fools Folls marca el fin de una etapa. En el comienzo de la nueva está la productora Focus, que se encargará a partir de ahora de la distribución. "Una cosa es ser artista y otra empresario", justifica Monty.

A las dificultades de ser empresario se le suman las reticencias que provoca este género teatral. "El payaso no está reconocido en este país. A veces te sientes solo porque tu trabajo no está nada reconocido. Incluso cuando tienes buenas críticas, eso no se traduce en que te programen en otros sitios, ni tampoco se traduce en dinero para sostener a toda una compañía".

Intrusismo

Para Monty todo está relacionado con la escasa cultura del arte payaso que hay en nuestro país y que a él le afectó desde un principio. "Cuando comencé en esto me costaba hasta maquillarme. En parte es porque la idea que se tiene ahora del payaso es como de alguien triste que da un poco de pereza verlo. También porque hay muchos ‘pies negros’, es decir, gente que no está preparada para hacer esto y que creen que con ponerse una nariz colorada ya está hecho todo el trabajo".

Reclamando siempre el reconomiento actoral necesario para interpretar a este personaje, Monty interpone una cierta distancia entre el clown clásico y el que él desarrolla en su espectáculo: "La diferencia con el payaso de circo es que aquel no tiene ubicaciones concretas. El mío sí, tiene unas connotaciones teatrales. Esto es una demostración de que no todo el mundo vale para hacer de payaso. Es necesario que esté interpretado por actores, porque hay un texto, unos diálogos que aprender, una comicidad que buscar. Pero con la dificultad añadida de que el payaso tiene que hacer todo esto mirando al público a los ojos". Algo está empezando a cambiar. Los payasos se ha rebelado, buscan su sitio en los teatros, aunque para ello tengan que renunciar a esa nariz roja

V FESTIVAL INTERNACIONAL DE CLOWN DE MADRID

Como un gran conciliábulo, el V Festival Internacional de Clown reúne a un variado elenco de payasos nacionales y extranjeros. Leo Bassi, Nani Colombaioni, Malaje Sólo, La Tirili Teatro, Cabaret Caramba, Tortell Poltrona, La Monda Productions, Teatro Elástico, Pez en Raya, Cataclown y Godd Idea Company son las once compañías qu, del 15 de septiembre al 1 de octubre, desfilarán por las salas madrileñas El Montacargas, Pradillo, El Canto de la cabra, Casa de América, Gurdulú, Ensayo 100, Asociación de malabaristas y el taller de teatro Asura.

Organizado por El Montacargas, el certamen ha ido ampliando su programación desde su nacimiento con un único objetivo: "reivindicar el lugar del payaso en el teatro y en la sociedad", explica Aurora Navarro, directora de El Montacargas. "El payaso no está reconocido. Ha tenido su refugio en el circo, lo que hizo que se quedara en algo sólo para niños. Lo infantilizó, pero también lo mantuvo a salvo durante muchos años".

El payaso no ha dejado de transformar lo peor de uno mismo en material irrisorio. A camino entre el teatro gestual y el textual, los malabares se confunden con los monólogos de risa imposible de contener. "Payasos son Arévalo,Gila... no sólo el que se coloca una nariz roja", comenta José Antonio Aguilar, de la compañía Malaje Sólo.

Lo que une a todas estas compañías que presentarán sus montajes en diez salas madrileñas es su afán por reconquistar al público, por ampliar el circuito de difusión y "buscar tu propio lugar en el teatro como actores que somos", dice Cristina García, de la compañía Cataclown. Casi todos estos artistas mantienen sus propias compañías, que apenas conocen de subvenciones y a las que no les resulta nada fácil acceder a un teatro. "No te programan si no te conocen y los payasos, según la idea generalizada que se tiene de ellos, no ‘venden’ tanto como una comedia o un musical", confiesa Cristina García, de Cataclown.