Image: El Romea de Barcelona estrena Un tranvía llamado deseo

Image: El Romea de Barcelona estrena "Un tranvía llamado deseo"

Teatro

El Romea de Barcelona estrena "Un tranvía llamado deseo"

Fin de trayecto

4 octubre, 2000 02:00

Marc Martínez y Aurora Márquez en una escena de la obra

Emma Vilarasau, Marc Martínez y áurea Márquez protagonizan la versión de Un tranvía llamado deseo que se estrena el día 9 en el teatro Romea de Barcelona. Dirigida por Manel Dueso, la obra de Tenesse Williams es, según el director, un ejercicio interpretativo que exige un enorme esfuerzo emocional a los actores.

La mejor cualidad de esta obra es su autenticidad, su fidelidad a la vida. No hay en ella buenos ni malos y hay más malentendidos que malicia".Con estas palabras definió Tennesse Williams su texto Un tranvía llamado deseo en una carta que remitió pocos días antes de su estreno en Broadway al director del montaje, Elia Kazan. La obra habría de conocer muchas versiones posteriores, la más popular de las cuales, también dirigida por Kazan y con Vivien Leigh y Marlon Brando como protagonistas, llegó a la gran pantalla en 1951. El 9 de octubre, ya convertida en un clásico de la dramaturgia norteamericana del siglo XX, se estrena en el teatro Romea de Barcelona, en versión catalana de Joan Sellent, con dirección de Manel Dueso y protagonizada por Emma Vilarasau y Marc Martínez. Se trata del primer plato fuerte de una temporada que, siguiendo la estela de la anterior, conjugará las nuevas voces con el repertorio clásico y contemporáneo.

El lastre de la película

Un tramvia anomenat Desig trata de la atormentada relación entre Blanche Dubois, una mujer desequilibrada que llega a New Orleans para visitar a su hermana, y el marido de ésta, Stanley, hombre rudo y violento, que incomodará a Blanche hasta el paroxismo. Si el espectador tuviera que ponerle un rostro al drama de Williams, con toda seguridad sería el de Vivien Leigh como Blanche, su protagonista rutilante. Consciente de ese lastre, y siguiendo los parámetros establecidos por el autor en la ya citada carta, Dueso ha pretendido que la Blanche de Vilarasau se identifique con un espectador contemporáneo a la vez que causa, como quería su artífice, compasión y comprensión. En palabras de la actriz: "Las técnicas interpretativas han cambiado mucho desde que Vivien Leigh interpretó al personaje y hoy su actuación resulta poco creíble. Nos pareció necesario acercarla al público actual, y para eso había que ser algo más sutil, demostrar que lo que le pasa puede suceder a cualquiera, que hoy hay muchas mujeres que están solas y que tienen una congoja semejante a la suya y van a trabajar todos los días".

Para la actriz, que varias veces se ha metido en la piel de personajes desequilibrados y fuertes, Blanche es "una mujer que habría podido tenerlo todo y que, sin embargo, ha visto cómo se rompe su vida. Sinceramente no sé si la fortaleza de mi interpretación vendrá de mi forma de ser o de la elección de Manel Dueso", añade la actriz.

De carne y hueso

"Encontrar un director que no seas tú que pueda dar vida a todo esto que te digo va a ser muy difícil", le decía Williams a Kazan en el último párrafo de la famosa carta. Dueso ha tenido muy presentes estas palabras al abordar su trabajo frente al equipo del montaje. Para el director, "Williams no trazaba personajes sino que esculpía personas de carne y hueso y luego les daba aliento sobre el escenario. Hemos pretendido que el público los sienta tan cercanos como a su vecino o a su tendero, y eso supone un esfuerzo emocional enorme para los actores. De todas las obras que he conocido en mi vida profesional, creo que ésta es la más exigente con los intérpretes".

Dueso explica que la obra cuenta "una historia vital donde los personajes tienen una gran necesidad de futuro y por eso viven el presente con tanta vehemencia. Cuando la muerte está cerca, envuelve y acorrala, no hay más que una salida: aferrarse a la vida. A mí me gusta afrontar este montaje desde la vida, desde el deseo". Porque como dice Blanche en el texto "lo contrario de la muerte es el deseo".

La dirección de Dueso (que este año no pisará los escenarios como actor pero que tiene una apretada temporada como director) ha incidido, sobre todo, en el simbolismo del texto -"la oposición claustrofobia / libertad que simbolizan la casa y la calle"-, pero sin olvidar su evidente realismo. Decía Williams: "[En el texto] Nadie ve a nadie como realmente es, sino a través de sus defectos. Así es como nos vemos en la vida real".