Teatro

MUCHO QUE DECIR

18 octubre, 2000 02:00

Aunque se trata de un festival multidisciplinar, lo cierto es que desde su inicio el Festival de Otoño ha sido el artífice de que los madrileños hayan podido conocer y seguir a los más grandes artistas y formaciones de danza. Si certámenes como Madrid en Danza se decantan por artistas actuales y estilos muy variados, el Festival de Otoño nos trae a los que hay que ver. A través del Festival de Otoño el público madrileño pudo conocer a creadores clave para la formación de nuestra cultura coreográfica como Trisha Brown o Merce Cunningham, referencia ineludible de la danza contemporánea, que en noviembre nos visita por tercera vez con un interesante programa de repertorio actual. Alvin Ailey, Bella Lewitzky, Alwin Nikolais y Murray Lonis, Laura Dean, Twyla Tharp y Carolyn Carlson (ya más europea que americana), Maurice Béjart y el Ballet de Lausanne, Pina Bausch, el Ballet de la ópera de Lyon con la fantástica Cenicienta de Maguy Marín y el White Oak Project liderado por Mikhail Baryshnikov son algunas de las formaciones estelares que han pasado, en algunos casos en más de una ocasión, por el cartel del certamen.
En ediciones anteriores el Festival ha sido también la carta de presentación de artistas de grandes tradiciones dancísticas internacionales. Este año son once las compañías, siete en teatros de la capital y otras cuatro distribuidas por la Red de la Comunidad. Cinco de estas formaciones son españolas, cuatro de ellas de Madrid. En la capital la oferta internacional está centrada en Francia, Holanda y Norteamérica. Boris Charmatz, uno de los rostros más interesantes de la nueva generación de coreógrafos franceses actuales, presenta tres producciones diferentes. Su compatriota Philippe Découflé nos vuelve a traer su magia particular en Shazam, después de haber hechizado al público madrileño en su visita anterior. Los jóvenes del Netherlands Dance Theatre II nos vuelven a visitar con su buen nivel. La La Human Steps, la sensacional compañía canadiense dirigida por el coreógrafo Eduard Lock, llega por fin a Madrid con la cita anulada por el grupo el año pasado.
La programación nacional, algo más discreta, incluye a unas excelentes intérpretes del flamenco. La Tati, la genial bailaora de Madrid, pone en escena su visión particular de La casa de Bernarda Alba. Carmen Cortés, una de las primeras bailaoras en preocuparse por abrirse a las tendencias contemporáneas, parece haber vuelto a sus raíces con Soleá, un son eterno. Otra figura destacada de la nueva generación del flamenco es Mariano Cruceta, cuya producción de repertorio, Flamenco...por amor al arte, se verá en el Real Coliseo de Carlos III. La danza contemporánea está representada por la compañía catalana Senza Tempo, dirigida por Carles Maillol, que en Zahoríes ofrece un trabajo cálido y exquisito. Desde Cáceres viene Karlik con Palabra de ángel, dirigida por Mauricio Celedón.
Un estreno esperado es el de la compañía madrileña Aracaladanza, cuyas producciones han sido reconocidas dentro y fuera del país. Maletas cuenta con varias coreografías cortas de Enrique Cabrara, Paloma Díaz, Mónica Runde y Teresa Nieto, un cartel de lujo para iniciar a los más jóvenes en un arte que tiene mucho que decirles.