Teatro

Pasos salteados. Con música y vídeo

15 noviembre, 2000 01:00

Es la compañía de danza más prestigiosa de Canadá y, tras su frustrada visita el pasado año a Madrid, llega al Festival de Otoño con su última producción: Salt. El montaje es una coreografía de gran parafernalia escenográfica por la que desfilan prodigiosos bailarines arropados por tecnología de vanguardia.

Edouard Lock es posiblemente uno de los personajes más conocidos de Canadá. El coreógrafo, creador intrépido y atrevido, director desde hace veinte años de la compañía La La La Human Steps, ha roto con todos los cánones tradicionales de la danza contemporánea, incluido el que dice que esta danza no puede atraer al gran público. Sus propuestas audaces, más cercanas a las de un concierto de rock duro que a un espectáculo de danza, han sido vistas por un número de espectadores inusitado para esta disciplina.

La La La Human Steps viene ahora a Madrid dentro del Festival de Otoño con el espectáculo Salt (Sal), estrenado en Japón en 1998 después de una residencia en aquel país de la formación (es fácil imaginar a los nipones fascinados por el trabajo de Locke).

20 años como compañía

Como todo en esta formación, aún capaz de sorprender después de veinte años, Salt es una producción grande. Son nueve bailarines y tres músicos en escena y el grupo tiene un equipo técnico-administrativo integrado por otras catorce personas más, todo un logro de infraestructura para una compañía de danza contemporánea. La obra está de gira y entre las próximas citas figuran sesenta ciudades de Europa, Norteamérica, Oriente Medio y Asia.

Ya hace veinticinco años que un joven Locke hacía sus pinitos coreográficos para varias compañías de danza en Montreal hasta fundar en 1980 La La La Human Steps. La energía diabólica y algo andrógena de La La La Human Sex, presentado dentro del Festival de Otoño en 1986, asombró al público (y, francamente, asustaba al equipo técnico del teatro, convencido de que tal despliegue de energía bestial sólo se podría conseguir a través del consumo de sospechosas sustancias químicas).

Desde entonces Lock ha desarrollado una carrera de lo más deslumbrante, con encargos tanto de grandes compañías de ballet como el Ballet Nacional de Holanda, Les Grands Ballets Canadiens o el Ballet Nacional de Canadá como para estrellas de rock como David Bowie. Estas salidas del contexto habitual de la danza contemporánea le han abierto las puertas a un público muy amplio y variado.

Son, sin embargo, sus trabajos para su propia formación los que más han impactado al público. La estética rabiosamente contemporánea y la solidez de sus propuestas son admirables. Pero no cabe duda de que su rasgo más característico ha sido siempre la entrega física desmesurada y deslumbrante de sus bailarines, especialmente su musa particular, la inolvidable y perturbadora Louise Lecavalier, ahora retirada del grupo después de dieciocho años intensos de trabajo.

Hoy día La La La es una de las compañías de danza contemporánea más conocidas del mundo. Sus visitas crean expectativa y dejan huella. Son pocos los continentes que no han pisado y a Locke le quedan pocos premios por recoger. Se encuentra en la situación paradójica de ser un iconoclasta adorado por los sectores culturales más diversos.

Escenografía imponente

Salt cuenta con un despliegue de medios impresionante. Además de la música para piano, violonchelo y guitarra eléctrica de David Lang interpretada en vivo, una escenografía imponente recrea una enorme rejilla laberíntica e incluye unas impactantes proyecciones de video. La obra, que dura 85 minutos sin descanso, se desarrolla dentro de un ambiente oscuro en una serie de dúos y mantiene el lenguaje de riesgo y entrega total que es su seña de identidad más fuerte.

Esta vez Locke ha incorporado tecnología punta "para distanciar más a los intérpretes del suelo al mismo tiempo que mantienen su dominio sobre este mundo", según el coreógrafo. "Para mí, las trayectorias y las direcciones del cuerpo en movimiento son tan reales como los huesos que lo componen y los pensamientos que lo gobiernan. El movimiento es la voz silenciosa, un indicador significativo del inconsciente tanto individual como colectivo…mis obras no revelan nunca nada absoluto. Lo que hacen es crear el deseo de ver y observar relaciones visuales". La compañía actúa mañana y hasta el 19 de noviembre en el teatro Madrid de la capital.

La estética rabiosamente contemporánea y la solidez de sus propuestas son admirables pero el rasgo más característico es la entrega física desmesurada y deslumbrante de sus bailarines