Image: Maletas en el alma

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Teatro

Maletas en el alma

Au Ments llega al Canto de la cabra con el "Viaje tarambana"

7 febrero, 2001 01:00

Andrea Cruz y Tomeu Gomila en El viaje tarambana

La crónica negra de la actualidad mundial y de la emigración quedan retratadas en El viaje tarambana, el último montaje de la compañía Au Ments, que se estrena el próximo viernes en la sala El Canto de la Cabra de Madrid dentro de Escena Contemporánea. Universal y poético, el espectáculo acerca al gran público las vicisitudes de una pareja separada por unas circunstancias hostiles y sube al escenario el drama íntimo del exilio.

Los medios de comunicación bombardean diariamente con las catástrofes que alejan a millones de personas de su tierra, de su familia y de su cultura. El número de refugiados aumenta a un ritmo de vértigo y la emigración es un fenómeno ya cotidiano. La compañía mallorquina Au Ments, fundada en 1996 por Tomeu Gomila y la chilena Andrea Cruz, lleva a las tablas su particular y poética visión de estas realidades. El viaje tarambana sigue una línea de compromiso, "universalizando la propuesta para no caer en la crónica de actualidad y dejar que la imaginación de cada espectador entienda algo distinto. El montaje está abierto, no tiene un significado cerrado. Cada espectador es una historia", dice Tomeu.

Dos personajes expulsados de su territorio, separados por una figura represora (símbolo de la guerra, una dictadura, el poder...), aturdidos, llenos de tristeza y de confusión se buscarán, intentando reconstruir sus vidas en un entorno desconocido. Partiendo de fotos y reportajes sobre las guerras de los Balcanes, el conflicto en Oriente Medio y situaciones donde los seres humanos se encuentran al límite, Au Ments ha elaborado un trabajo con apariencia de cuento, donde la tristeza y la soledad de los personajes se transforma en optimismo. Andrea Cruz considera que "siempre hay luz en la tristeza. En este montaje, la esperanza tiene una opción, como en la vida".
La expresividad del cuerpo es el punto de apoyo de los tres actores, cada uno aporta un elemento al conjunto: la danza butoh (vanguardia que crea, con imágenes de pesadilla, una coreografía donde los movimientos se eternizan y los contenidos alcanzan la densidad de esculturas cinéticas) impactó a Gomila, hasta el extremo de que estuvo un año estudiando en Japón con Kazuo Ono (cofundador con Tatsumi Hijikata del movimiento).

La forma interna


Por su parte, Andrea Cruz estuvo con el Teatro del Silencio durante cuatro años, donde trabajaba con el arte de la forma interna, comunicando a través de la emoción y Germán Caro (la encarnación del represor) incorpora técnicas circenses. "El viaje Tarambana es un espectáculo de teatro visual donde el gesto, la danza butoh y el circo se funden en un mestizaje de símbolos y emociones", dice Gomila.

El espectáculo centra la representación en una puesta en escena poética, utilizando un lenguaje visual, sin palabras, muy cercano a lo naïf, donde, según Gomila, "los buenos son muy buenos y los malos muy malos". Esta impresión se ve reforzada por el maquillaje, cargado de simbolismo, la pareja lleva la cara pintada de azul, representando las distintas razas, mientras que el represor es blanco. Los personajes también resultan simpáticos, ingenuos y universales. Gomila afirma que "este tipo de montaje no te limita a una nacionalidad, es una síntesis que permite entrar en un sueño con el público, donde los espectadores también pueden viajar". Los elementos plásticos son fundamentales en El viaje tarambana, encontrando desde referencias directas a Chagall a personajes surrealistas (como un hombre con cabeza de reloj).

Ver de cerca
Según Tomeu Gomila, este es un montaje para ver de cerca: "El Canto de la Cabra, al ser un lugar pequeño crea magia, poesía en el ambiente, el público está muy cerca y este espectáculo es para verlo en estas condiciones".Cuando las bestias volaban
Su anterior obra, (1998), marcaba el inicio de esa línea comprometida de la compañía, con el tema del exceso de población y de como ésta era de la comunicación anula la memoria histórica y el desarrollo interno de la persona. Gomila afirma que "nosotros hablamos del mundo, de la actualidad, pero desde un punto de vista distinto al que estamos acostumbrados a ver o escuchar, éste no es un viaje concreto, somos y seguiremos siendo pasajeros: dolidos por la pérdida, delicados en nuestros sentimientos. Estamos dispuestos a dejarnos transportar y fundirnos totalmente con la marea".