El Mercat de les Flors estrena dos obras de Eugène O´Neill
..otra vez Nueva York
Prostitutas, alcohol, gángsters y sueños frustrados vuelven a la escena española de la mano de Eugène O´Neill y su claustrofóbico mundo de perdedores. Fermí Reixach y Mercé Managuerra estrenan mañana Antes del desayuno y Hughie. Su director, Ernie Martin, veterano profesor del mítico Actor´s Studio y admirador de Edward Albee, Tennesse Williams y August Strindberg, desvela para EL CULTURAL su teoría actoral y por qué ha elegido España para reencontrarse con el autor norteamericano.
Humor negro
En Hughie, escrita en los años 30 y prácticamente sin acotaciones, el personaje de Eire llega a un hotel buscando un sustituto para Hughie -el actor Quimet Pla-, el recepcionista que le escuchaba desde su mesa y que hacía real, con su simple atención, las fantasías inventadas por Eire. "él es una especie de Quijote. Encarna el sueño, el hombre que vive de una ilusión pero que está rodeado de muerte, de perdición, porque es un jugador insalvable, como O´Neill. Aún así hay mucho humor, tremendo, negro ".
La obra, que Eugène O´Neill no pudo ver estrenada en vida, pertenece a un conjunto de piezas cortas que él mismo destruyó y de la que sólo salvó esta. Ahora vuelve a ser rescatada para la escena gracias al montaje de la novísima compañía barcelonesa O´Teatre, tras la que están los veteranos actores Mercé Managuerra y Fermí Reixach. Hughie -representada en Broadway por Al Pacino hace tres años- fue escrita durante una de las depresiones más agudas del dramaturgo. En ella, como en toda su producción, los personajes tocan fondo pero aguantan por dignidad. Caracteres fuertes que el autor concibió en papel por obra y gracia de su maldita vida, que fue recompensada con un Nobel en 1936 y cuatro premios Pulitzer. A pesar de las similitudes con Antes del desayuno (escrita en 1916), ésta pertenece a la primera etapa del autor, la más naturalista y en la que buscaba su propio estilo, mientras que Hughie se engloba en su última etapa creativa, más autobiográfica y "que es además preludio del teatro del absurdo", comenta Ana Antón-Pacheco, traductora al castellano de gran parte de la obra del dramaturgo.
De este marinero, viajero enfermizo que inmortalizó a su madre drogadicta, a su padre -el actor déspota-, y su propia figura a la sombra de la muerte en la autobiográfica El largo viaje hacia la noche, se recuerda en nuestro país el montaje que hizo Miguel Narros basado en ese texto en 1988. Y ya existe un proyecto para llevar a escena The Iceman Cometh -otra de sus grandes creaciones-, interpretado seguramente por Josep María Pou.
Pero a pesar de la importancia de la figura de O´Neill, considerado el primer gran dramaturgo norteamericano, pocos son los montajes de sus obras en la escena española actual. Y es que representar a O´Neill puede ser tan arriesgado como gratificante. No es fácil llevar a escena una obra que busca "la belleza en la tragedia" como él reconoció. Sin embargo, estrenos como el de Antes del desayuno y Hughie vienen a confirman lo que O´Neill dijo por boca de Eire: "Soy un viejo cliente en este nido de pulgas".
La mano que tiembla
Ese nido también es Nueva York. Escenario nuevamente en Antes del desayuno, pieza de treinta minutos que se estrena por primera vez en nuestro país. La obra es un monólogo en el que la actriz Mercé Managuerra se enfrenta sola en el escenario a los fantasmas que O´Neill recreó en el papel. En ella, Mrs. Rowlan descubre que su marido, poeta en paro y alcohólico, la engaña con otra mujer. De esta anécdota en la que O´Neill se guardó un pequeño papel -él daba vida en algunas representaciones a la mano temblorosa del marido infiel que tantas connotaciones tiene con su persona-, surgen los temas que estarán presentes en el resto de su creación: la soledad, la bebida, la relación con la creación, el suicidio...
"Es una pequeña pieza -explica Managuerra- en la que se tiene el tiempo suficiente para mostrar el conflicto de dos mundos totalmente opuestos y que se enfrentan: el del artista y el de la mujer práctica y vital que choca constantemente con la forma de ver la vida de su marido. O´Neill tuvo la maestría de crear un personaje y de reflejarse en él sólo a partir de una mano que tiembla. Es una obra que tiene mucha actualidad, porque hoy en día se da esta situación en algunos matrimonios y nuestra puesta en escena resalta precisamente eso. El montaje es muy realista y poco cerebral, va directo a los sentimientos y desde allí propone una reflexión".
Una cocina de algún apartamento neoyorquino de los felices años 20 es el escenario en el que O´Neill ensaya y dibuja su estilo, deudor de su admirado August Strindberg. Y es que Antes del desayuno es una obra naturalista en la que se esfuerza por acercarse al estilo de Nietzsche -su otro autor admirado- y del dramaturgo sueco. De hecho, el personaje de Mrs. Rowlan es un personaje "castrador que recuerda a los tipos femeninos de carácter fuerte de Strindberg", como aclara Antón-Pacheco. La obra fue llevada a escena por primera vez por el Provincetown Theatre Group, formación teatral de la que O´Neill era miembro y con el que el autor empezó a conseguir sus primeros éxitos.
Para este montaje, O´Teatre han contado con la dirección de Ernie Martin, profesor del mítico Actor´s Studio, escuela que siempre ha estado vinculada a la obra de artistas como el propio O´Neill, August Strindberg -que tanto influyó en el primero- Tennessee Williams y Edward Albee.
El ego del director
"Las presencia de Martin -explica Reixach- ha sido vital para esta obra, porque él conoce a la perfección la obra del dramaturgo y porque ha sabido marcar con su dirección la labor interpretativa de los actores, haciendo que autor y actor sean los verdaderos protagonistas. Martin acaba con el ego del director para dar importancia al texto y al actor. Es la vuelta a la dirección de actores en estado puro".
En Antes del desayuno O´Neill se caricaturizó a sí mismo a través de una mano temblorosa que aparecía en medio del escenario como única presencia del hombre. Ahora esa mano tiembla de nuevo en escena, preludio de personajes solos con su amargura y frustrados en un mundo materialista en el que Dios no existe, como vaticinó Nietzsche. Vuelve Eugène O´Neill.