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Teatro

Cara a cara

Sergi Belbel-Ernesto Caballero

21 marzo, 2001 01:00

Ernesto Caballero "Los Centros Dramáticos se han convertido en vetustos museos"

Cuáles son las principales carencias de nuestro teatro? ¿Está la administración pública prestando atención a los jóvenes creadores? ¿Cuál es el compromiso de teatros privados y públicos? Los directores Sergi Belbel, que estrena el próximo miércoles La dona incompleta en la Beckett de Barcelona, y Ernesto Caballero, que tiene actualmente en cartel La costilla de Adán y Las amistades peligrosas, analizan para EL CULTURAL la situación de la escena española con motivo del Día Mundial del Teatro, que se celebra el próximo día 27.




¿Cuál es la situación del teatro actual, cree que hay aportaciones sólidas y de calidad, o sigue mantenido por los nombres consagrados de siempre?

-Sergi Belbel: En los últimos años se han consolidado nombres que "tiran del carro" sobre todo desde un punto de vista de afluencia de espectadores. Pero no hay que olvidar que la salud del teatro debe medirse por el nivel de creatividad y de exigencia. Uno de los fenómenos más importantes de los últimos años es la eclosión del "teatro alternativo". En Madrid y Barcelona están apareciendo salas que intentan devolver al teatro su condición de encuentro entre actores y espectadores para ofrecer un espacio para la reflexión y el debate, lo que me parece fundamental. Otro fenómeno interesante es el de la progresiva disolución de las fronteras entre el teatro público y el privado. Existen teatros privados en Cataluña que empiezan a producir espectáculos con un rigor similar (al menos en la factura estética) al del teatro público. No sé si esto es un síntoma de salud o de confusión. Un punto y aparte merece la situación del teatro público en España. Se ha criticado mucho que se generen espectáculos con la empresa privada.Yo creo que ese debate huye de lo realmente importante: un teatro público tiene como misión ofrecer calidad y rigor artístico, apoyar y dinamizar la dramaturgia contemporánea. Lo que se necesita es un apoyo decidido de las administraciones, que no deben perseguir el éxito de espectáculos, sino impulsar y ayudar a todos aquellos que están realizando una labor creativa coherente y seria.

-Ernesto Caballero: El teatro actual es el termómetro de una realidad social. En España se ha convertido en un objeto de consumo de ocio de una significativa minoría. Creo, por otro lado, que los elementos más dinamizadores de nuestro teatro están teniendo lugar en el ámbito de la escritura teatral. En cuanto a las aportaciones de más relieve, como ha señalado Boadella, se hallan fuera del ámbito de la escena: el espectáculo de Felipe González a las puertas de la cárcel de Alcalá; Arzalluz calentando a las cuadrillas de morroskos en las txoznas; Aznar y su política de inmigración... son elocuentes hallazgos de dramaturgia contemporánea.

-¿Cuál ha sido el mayor logro del teatro español en estos últimos años?

-Ernesto Caballero: A) Existir. B) Ser receptivo al mejor teatro del momento, lo cual se ha traducido en un aumento de la depuración técnica de nuestros espectáculos. C) El fenómeno de la nueva dramaturgia extendido por toda España.D) Creación de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. E) Creación de un nuevo espectador desde las salas alternativas. F) Y algunos espectáculos de Lluis Pascual, de Belbel, de Mario Gas, de Miguel Narros, de José Luis Gómez, de Flotats, del Teatro de la Danza, de Joglars, de Rodrigo García, de Eduardo Vasco, de la Zaranda, etc... (además de los ya expuestos protagonizados por nuestros entrañables actores de la vida política nacional).

-Sergi Belbel: El mayor logro es el nivel de calidad de los jóvenes actores, actrices, directores, autores, escenógrafos, etc. Supongo que las escuelas de teatro han contribuido en gran parte. El nivel de creatividad de la gente que se dedica al teatro es elevado, en comparación con otros países, aunque no lo es el de los centros de producción ni de exhibición. Lo que está claro es que hay una desproporción entre el nivel de creación y los medios.

-¿Cuál es la revolución pendiente y sus principales carencias?

-Sergi Belbel: Se va demasiadas veces a lo seguro (taquilla, fama, etc.) y se olvida el carácter artesanal del teatro. La principal carencia de nuestro teatro actual es la investigación. Pero no investigación entendida como algo estéril que sólo satisface a los propios creadores, sino investigación seria y comprometida con nuevas formas, fronteras, teatralidades. Falta "mestizaje", en una palabra. Y el mestizaje es la revolución pendiente, no sólo teatral, sino social y política. Perder el miedo a lo nuevo, a lo desconocido, a lo diferente.

-Ernesto Caballero: Como público deberíamos demandar un Teatro que fuera más allá del entretenimiento banal. (Véase el musical). En general se echa en falta eso que antes se llamaba "mensaje". Las obras, al convertirse en meros objetos de consumo (subvencionadas la mayoría de las veces por el poder de turno) tienden a desentenderse de aspectos más comprometidos, polémicos, suscitadores de un saludable y necesario debate social. Este último aspecto está de capa caída. Mejor no molestar a nadie, parece ser la divisa subliminal. Nadie arriesga nada (salvo, como ya queda dicho, algunos dramaturgos).

-¿Cuál ha sido el papel que ha desempeñado el actor y el director de teatro en los últimos años, cree que ha ejercido un peso similar al de la emergente autoría?

-Ernesto Caballero: En el teatro llamado comercial el actor o la actriz sigue siendo la figura preeminente. Atrae al público, y prácticamente "decide" las líneas generales de la producción. Por su parte el director-estrella ha encontrado su acomodo en el teatro institucional donde puede con mayor facilidad "dejar su sello" en las puestas en escena de las obras cimeras del repertorio. Y, sin embargo, tanto unos como otros están volviendo a valorar su dramaturgia coetánea; por algo debe ser. El caso es que las jóvenes generaciones de actores, directores y dramaturgos tienden a establecer un saludable equilibrio entre sus respectivas funciones. Hay más interrelación y así salen ganando todos. Quiero creer que se da un talante más abierto, que se acabaron las pretéritas hegemonías.

-Sergi Belbel: El papel del director es decisivo pero no esencial. La esencia del teatro es el autor, el actor y el espectador. Muchos directores son conscientes de ello y han creado sus propios espectáculos con sus compañías, como Boadella, Font, Tricicle, la Fura... En el teatro del siglo XX la figura del director era omnipresente, pero las auténticas revoluciones teatrales llegaron de la mano de los autores. En muy escasas ocasiones los nuevos autores reciben ayudas o estímulos para que puedan estrenar sus obras. Los directores pocas veces (con excepciones como Eduardo Vasco) se interesan por los textos de sus compañeros autores y prefieren estrenar extranjeros (ir a lo seguro). Mientras exista un divorcio entre directores y autores, la salud de nuestro teatro no mejorará. Casos como los de Carles Alberola y Rodrigo García tendrían que ser más frecuentes. Es una lástima que los grandes directores consolidados no estrenen obras de autores españoles contemporáneos.

-¿Se está produciendo un relevo en el teatro español; qué valores positivos y negativos ve en la nueva generación?

-Sergi Belbel: El aspecto más positivo es el del conocimiento. Actualmente los actores y actrices tienen una preparación y una información superior. El aspecto negativo es que hay unas ganas de triunfar que puede pervertir ese espíritu inquieto y convertir a gente con mucho talento en meras figuritas con la "fama" que otorgan tanto la televisión como el cine.También es verdad que existe una obsesión a veces enfermiza de los productores por buscar más al actor famoso que al buen actor para llevar a cabo una producción.

-Ernesto Caballero: No me gusta la palabra relevo; prefiero hablar de incorporación. Actualmente
coexisten varias generaciones de creadores. Mal empezamos si nos ponemos a enterrar a nuestros grandes. Por otro lado, las cuestiones relativas al riesgo y la renovación no dependen de generaciones. Efectivamente últimamente han surgido nuevas voces que hacen mantener el optimismo sobre el futuro de nuestro arte. Percibo, sin embargo, en las nuevas promociones una ausencia de sentido artesanal del oficio, y cierta subjetividad del creador irreductible que le hace olvidar, a veces, su primordial función comunicadora.

-¿Reciben estos jóvenes nombres la atención suficiente por parte del teatro público?

-Ernesto Caballero: No, claro. El Teatro Público Español (a excepción del Centre Dramatic de la Generalitat) nunca ha establecido una política cultural de inversión a medio plazo. La razón principal se debe a la merma de prestigio que para un director de una institución oficial comporta programar (y dirigir) la obra de un desconocido que para más inri es su contemporáneo. Además, hoy en día los Centros Dramáticos se han convertido en vetustos museos en cuyos escenarios se "cuelgan" prestigiosas obras para hacerlas "incuestionables". Mala cosa.

-Sergi Belbel: Creo que cada vez con mayor frecuencia, sobre todo los actores y las actrices. Tendría que ser así también con los directores, autores, escenógrafos, etc.

-¿Cree que la inversión cultural, y por tanto teatral, en este país es la suficiente? ¿En qué sentido se debería hacer "algo más"?

-Sergi Belbel: Decir insuficiente es quedarse corto. No hay más que ir a Alemania, donde cada ciudad de más de 100.000 habitantes tiene un teatro nacional y un teatro municipal. Eso sí que es inversión pública. Lo nuestro es sólo un aperitivo.

-Ernesto Caballero: Las cantidades de dinero dedicado al teatro en España producen sonrojo si se las compara con el resto de países de nuestro entorno. (El ayuntamiento de París, sin ir más lejos, dedica más dinero a la producción teatral que todo nuestro Ministerio de Cultura). Me temo que es una batalla perdida. La Cultura, y por ello el Teatro, son para nuestros políticos (y seguramente para buena parte de la sociedad) una carga improductiva carente de interés. Si no fuera así, la situación de nuestro Teatro sería boyante dado el incuestionable florecimiento de creación actual.

-¿La irrupción del Estado como nuevo mecenas tiene como consecuencia el sometimiento al vasallaje de los artistas; política y arte pueden convivir?

-Sergi Belbel: Política y arte están al mismo tiempo divorciados y obligados a convivir. No es ningún fenómeno nuevo. Hace muchos siglos que esto es así y ha habido casos en la historia de Europa en que se han producido fenómenos artísticos relevantes auspiciados y apoyados por el poder. Pero todo sometimiento a una estructura política que suponga un vasallaje artístico es necesariamente empobrecedor. El político debería limitarse a proteger, promover y generar iniciativas. El artista nunca debe perder su inconformismo. Claro que existen casos en que el artista se deja "emborrachar" por el poder y llega a creerse que está por encima del bien y del mal.

-Ernesto Caballero: La política ultraliberal que en la actualidad se está llevando a cabo consiste en favorecer desde el Estado a unas cuantas empresas (las más poderosas). Ese es el mecenazgo del que podemos hablar. Por otro lado, la gente del teatro siempre ha dependido del poder vigente. Siempre hemos sido vasallos. Y siempre hemos encontrado las oportunas rendijas para expresar "lo inconveniente". El teatro es la forma más refinada de hacer política que conozco.