Image: Los hijos del TEU

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Teatro

Los hijos del TEU

Albacete muestra la vitalidad del teatro universitario

28 marzo, 2001 02:00

Un juego de bohemios, una tradición escénica, una cantera para profesionales, un modo de investigación, la cara auténtica de la vanguardia, una actividad extra escolar. Todo eso y mucho más es el teatro universitario en España, desde La Barraca de Lorca a la amable actualidad, pasando por el TEU. Numerosos festivales, como el que comienza el próximo lunes en Albacete, y cientos de compañías, manifiestan su imparable resurgimiento.

El teatro universitario vuelve a levantar el telón. En realidad nunca lo bajó desde tiempos de La Barraca, pero en algunos momentos se le ha escatimado la atención del público y de las universidades. Los pupitres siguen siendo un hervidero artístico y la creación escénica universitaria está más viva que nunca. Buena prueba de ello es el nacimiento del Primer Festival de Teatro Universitario de Albacete. Con el esfuerzo del grupo teatral Ubú, que representa la inquietud escénica de muchos jóvenes, y con mucho entusiasmo ha surgido este certamen que se suma a las numerosas muestras de teatro universitario y festivales nacionales que se realizan en España. Las universidades de Alicante, Zaragoza, Burgos y Valencia han sido las invitadas a este certamen que sus organizadores califican de "acción heroica", dada la poca atención que se presta "al teatro en general y al universitario en particular", explica el director de la muestra, Francisco Redondo. Desde clásicos como Shakespeare, a autores controvertidos como Bernard-Marie Koltés, pasando por el actual Sergi Belbel, sus textos cobran sorprendentes dimensiones en manos "amateurs con la suficiente calidad, en algunos casos, para ser profesionales", explica Redondo.

Más imaginación

Un buen ejemplo es el montaje de Mucho ruido y pocas nueces, de Shakespeare, que trae el Aula de Teatro de la Universidad de Alicante el próximo 2 de abril. Los trece años de labor docente de su director, Juan Luis Mira, avalan uno de los mejores ejemplos de la alta calidad que pueden alcanzar esos trabajos. "éste es un tipo de teatro muy especial, que trabaja mucho con los actores y no piensa tanto en las grandes escenografías. En este montaje integramos en escena a 24 actores y músicos, algo que no es fácil. El resto lo suplimos con imaginación". Como ahorro de medios no significa ahorro de ideas ni de talento, el teatro universitario se desmarca de las connotaciones negativas del adjetivo "pobre", como explica Mira, para subrayar las positivas. Es un teatro "paupérrimo" en el buen sentido, en el sentido de Grotowski: un teatro que trabaja con actores y con el texto, lejos de la suntuosidad hueca y efectista. Y prueba de ello son las otras propuestas que se exhiben en este certamen. Desde el Ubú rey del grupo zaragozano ¡Quiá Teatro!, que se presenta el día 3 de abril, -"un montaje en clave de farsa en el que se juega con las máscaras", explica su coordinadora Laya Cabrerizo, estudiante de Historia del Arte-, hasta el Roberto Zucco (el día 4) del Aula de Teatro de la Universidad de Burgos, grupo estable formado íntegramente por universitarios en el que los 18 actores "interrelacionan en escena con cámaras de vídeo y televisión", comenta Carlos Lozano, coordinador del Aula. Los textos de Sergi Belbel, Chema Cardeña, Juan José Millás y Paloma Pedrero dan pie al grupo valenciano Elenco Teatre, creado hace dos años, para montar Obsesiones (día 5). El espectáculo mezcla el ejercicio teatral con el humor a través de siete escenas que tienen como nexo "unos personajes desquiciados en los que todos nos reconocemos", dice Mavi, estudiante de Psicología y miembro del grupo. Ubú teatro Universitario, creado hace seis años y organizador del certamen, cierra la muestra el próximo día 6 con Baal, de Brecht.

Con un presupuesto de dos millones y medio de pesetas aportados por la Universidad y otros entes públicos, el certamen pretende ser "un punto de encuentro entre universidades que busca propuestas interesantes y heterogéneas que ofrezcan una idea de lo que está sucediendo en el TEU", señala Jesús García, director adjunto del certamen. También es un termómetro para valorar la cantidad y la calidad de estos trabajos.

Considerado erróneamente como un ejercicio amateur para "aquellos estudiantes bohemios que no se apuntan a los campeonatos de mus de las universidades", dice García, el teatro universitario es la antesala en muchos casos de futuros profesionales. "De mi Aula han salido chicos que trabajan como profesionales junto a José Luis Gómez o Cristina Rota, por poner un ejemplo", comenta Juan Luis Mira, director del Aula de Alicante. "Comencé las clases con veinte alumnos y ahora tengo casi cien. Algunos son criminólogos, otros médicos, aunque casi todos son de letras y alguno ha dejado su prometedora carrera de Derecho para dedicarse al teatro". Su Aula, una de las que mejor funcionan en España, ofrece cursos regulares a todo tipo de público, no sólo a estudiantes.
El caso de este Aula, que depende del Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Actividades Culturales como la mayoría de Aulas de Teatro de nuestro país, es casi opuesto al de Elenco Teatre. Este grupo valenciano surgió hace dos años en torno a la facultad de Psicología de la Universidad y su gestión es totalmente independiente, "debido a la poca ayuda que se nos da institucionalmente. Se nos hace muy poco caso", comenta Mavi, una de sus creadoras. Con subvenciones de 50.000 pesetas, el grupo limita su escenografía al "minimalismo", su circuito a los pubs, su sala de ensayos a la casa de Mavi y su publicidad a "vestirnos de cartel humano por las cafeterías de las facultades". Es otro modo de "buscarse la vida cuando el gusanillo del teatro te pica".

Escasa valoración

Ricard Salvat, catedrático de Historia del Teatro en la Universidad de Barcelona, creador y director de la Associació D´Investigació i Experimentació Teatral (AIET) en 1993, es una de las personas que más han hecho por la docencia teatral en este país. Su opinión acerca de la valoración del TEU es tajante: "En la Universidad de Barcelona hay una cátedra pero no tiene un teatro. Así ¿cómo vamos a crear profesionales? ¿Cómo vamos a experimentar? El teatro universitario estaba más valorado durante el franquismo que ahora".

Y es que la vida del teatro universitario desde su nacimiento en los años republicanos -con la mítica La Barraca que Lorca creara en 1932- hasta la actualidad, ha pasado por escenas tan distintas que son en sí mismas una obra de teatro. Sería una obra histórica y épica en la que nombres como el propio Lorca o Max Aub escribirían los primeros capítulos de su nacimiento. De la creación del SEU en 1935 (Sindicato Español Universitario de la Falange) surge el TEU, donde se formaron profesionales como Alfonso Sastre o José Tamayo. "La gente disidente que nos interesábamos por el teatro y que queríamos hacer política entrábamos allí -comenta ángel Berenguer, catedrático especialista en Teoría y Práctica del Teatro en la Universidad de Alcalá-. Ahí tratamos los problemas de España, así surgió el teatro independiente".

Casi setenta años después de la creación de La Barraca, el teatro español sigue siendo un hervidero de ideas y profesionales. Ejemplos como el de la Universidad de Alcalá de Henares que posee dos teatros, o el de la Universidad de Salamanca -con el Juan de Enzina- son escasos en España. Salones de actos, centros culturales, colegios mayores y paraninfos son los espacios -no siempre bien equipados- para estos montajes. Los teatros municipales y provinciales también hacen realidad estrenos y hasta ensayos. A pesar de las dificultades, la experimentación y la calidad de los trabajos sigue siendo elevada, como señala César Oliva, catedrático en la Universidad de Murcia, director de su Aula, especialista en Teoría y Práctica del Teatro y otro de los nombres claves de la docencia teatral. "Se están haciendo cosas de altura, pero no se puede comparar con el teatro comercial. Son dos cosas distintas. ésa no debe ser nuestra meta".

Y es que aquí el horizonte está en la experimentación y en el acercamiento a un público que, sorprendentemente, no presta mucha atención al teatro: el universitario. "Nuestra misión, además de mantener la tradición de este arte, es descubrir textos desconocidos aunque sean de autores conocidos como Cervantes y que traten temas actuales, que los hay. Eso es lo que estamos intentado hacer desde el Aula de Alcalá", comenta Berenguer, su director.

Trabajos atrevidos

"Todo se reduce a una cuestión de tono -comenta Francisco Ruiz, técnico de cultura del Vicerrectorado de la Universidad de Zaragoza-. Nuestra Aula se caracteriza por unos trabajos atrevidos, contestatarios, que no programaría una sala convencional pero sí una alternativa. También existe otra vertiente a mantener, la ‘formativa’, que trabaja más con los clásicos". El hecho de que las artes escénicas sean consideradas como una actividad extra escolar en la enseñanza española es el mayor obstáculo con el que se topa este teatro. Muchos profesionales luchan desde la docencia para que esto cambie. De hecho, el nacimiento de las Aulas de Teatro de las Universidades surgen como reacción a esta realidad, como el Aula de la Universidad de Santiago de Compostela, una de las más prestigiosas, con un trabajo más sólido, y dirigida por Roberto Salgueiro. "Los estudios teatrales -dice Salgueiro- no están englobados dentro de la institución universitaria a diferencia de Europa, aunque los títulos de la RESAD o el Institut del Teatre sean equiparables al del universitario".

Un porcentaje elevado de universidades españolas están dotadas de Aulas de Teatro que dependen del Departamento de Extensión y Actividades Culturales de cada Vicerrectorado, que "pueden desarrollar líneas de trabajo o concentrarse en servicios de gestión de los grupos estudiantiles", explica Herminia Rodríguez, directora del servicio de actividades culturales de la Universidad Carlos III.

Consecuencia del segundo caso es la aparición de multitud de grupos de teatro autónomos. El ejemplo de Madrid es especialmente diverso, ya que universidades como la Politécnica tienen cerca de 14 elencos. "Algunos están formados por 80 miembros de cada escuela, y otros de cuatro. El Aula no interviene salvo en casos concretos de premios y casting", explica Vicente Martínez, adjunto al vicerrectorado de gestión académica. Con presupuestos que oscilan entre los dos y los diez millones anualmente, las Aulas organizan cursos, compañías, producciones. A otro nivel, los alumnos se anuncian por las cafeterías de las facultades y crean festivales. Como reconoce Carlos Lozano, coordinador del Aula de Teatro de Burgos, el teatro todavía sigue siendo el motor de la vida cultural de las universidades.