Image: Final de partida llega a la nueva sala La fábrica del pan

Image: "Final de partida" llega a la nueva sala La fábrica del pan

Teatro

"Final de partida" llega a la nueva sala La fábrica del pan

La jugada maestra de Beckett

16 mayo, 2001 02:00

Cuatro personajes condenados a la soledad, a la falta de convivencia, a la incomunicación. Con estos mimbres y el peso de Samuel Beckett como autor, la compañía La Pajarita de Papel acepta la invitación de arriesgar y jugar con Final de partida. Con esta obra compleja la formación llega, a partir del viernes y hasta el próximo 3 de junio, al novísimo escenario madrileño de la sala alternativa La Fábrica de Pan.

Se trata de uno de los textos más duros, difíciles e intimistas de Beckett. Y además el predilecto de su autor, que lo escribió en 1957. Final de partida es la historia sin salida de un padre, Hamm -ciego y anclado de por vida a su silla de ruedas- y su hijo adoptivo Clov, que en paradójica contradicción con el padre jamás puede sentarse. Junto a ellos permanecen los abuelos, dos viejos que viven en cubos de basura, inválidos tras perder sus piernas en un accidente de tándem.

Lejos de parecer absurda la obra es, en palabras de Rodolfo Cortizo, su director, "un texto arriesgado y ambiguo que trabaja el inconsciente y en el que nada resulta extraño al espectador, que entra inmediatamente en el juego escénico, en la convención". Los actores Concha Rosales-Nieto, Sayo Almeida -en los papeles masculinos protagonistas, como gran novedad-, Carlos Romero y Eva Varela encarnan a cuatro personajes encerrados en una misma habitación "de atmósfera gris" que se enfrentan al avance imparable de la muerte.

Una constante presencia

"Nadie se atreve a nombrarla -comenta Cortizo- pero está ahí. Hamm lucha contra la muerte, pero ignora que es una partida perdida y que él es un mal jugador". Hamm es un hombre que lo ha perdido todo, que no quiere dejar de hablar porque entonces recibirá la visita de la Parca. En la habitación poco a poco van faltando los víveres, el oxígeno, la comunicación... y la convivencia. Porque ése es el principal tema que Beckett pone sobre el tapete. "El autor arroja al escenario a esos personajes y asume que son como son, que no pueden cambiar. Nos muestra cómo el ser humano desperdicia su vida pero a la vez es consciente de lo maravillosa que es. Los personajes están atrofiados, medio inútiles. Por eso sólo los que saben lo que tienen ganan al final la jugada", explica Cortizo.
Con un único espacio y durísimos monólogos, el director se adentra en una obra "que es muy fácil hacer mal si no la ‘arañas’ un poco. Es un texto que no hace concesiones. Nosotros hemos intentado no traicionarlo". Totalmente acotada -"y ese ha sido uno de los principales obstáculos"- la obra fue incluso modificada por el propio autor en distintas traducciones. Su complejidad y aparente simbolismo ha dado lugar a multitud de teorías, todas ellas rechazadas por Beckett. Y es que la herencia del psicologismo estético de autores tan admirados por él como Joyce impregna toda la obra del dramaturgo, dando lugar a enésimas lecturas.

Personajes paralizados

Y este montaje no podía ser menos. Como en obras anteriores -Días felices- vuelven a aparecer personajes paralizados físicamente. Otra vez la incomunicación, otra vez la identidad del individuo puesta el solfa.
La propuesta de la compañía La Pajarita de Papel pasa por el respeto, la innovación y la lectura cuidadosa de un lenguaje que juega con los contrapuntos y los silencios -tan importantes siempre en Beckett-. La admiración del autor irlandés por el cine mudo y el gran Buster Keaton -con el que llegó a trabajar en Film, y que rechazó Esperando a Godot porque decía no entender la obra- también está presente en este montaje. La escenografía, en semicírculo y dibujada con una paleta de expresivos grises refuerza el sentido de esa obra cómica y cruel.
Final de partida también es una muestra más de coherencia en el trabajo de la madrileña compañía que dirige Cortizo, creada hace veinte años. La Pajarita de Papel ha demostrado en su larga trayectoria riesgo y pulcritud en todos sus montajes. No es habitual encontrarse con una formación que se haya adentrado en el espesor nocturno de los textos de Djuna Barnes -El bosque de la noche- o de la doliente Sylvia Plath -Tres mujeres-, o de Ionesco y Cortázar. La compañía también ha hecho adaptaciones de Shakespeare y Fernán Gómez para teatro infantil.