Image: Málaga y Valladolid celebran sus festivales al aire libre

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Teatro

Málaga y Valladolid celebran sus festivales al aire libre

A la calle que ya es hora

16 mayo, 2001 02:00

En el asfalto, con el adoquinado de las aceras como cuarta pared, Málaga y Valladolid son estos días una fiesta escénica. Las dos localidades celebran sus respectivos certámenes de calle. Mientras Valladolid culmina esta semana su programa, la localidad andaluza reúne desde hoy a siete compañías nacionales e internacionales. Bajo el lema "Málaga es calle", la ciudad levanta su invisible telón a espectáculos diversos cargados de acrobacias, danza, música, pasacalles y pirotecnias.

Ya lo dijo Gabriel Celaya: es hora de salir a la calle. Y el V Festival de Teatro de Calle de Málaga recoge esta invitación para airear siete montajes muy distintos entre sí durante los cuatro días en los que se celebra el certamen. Las compañías Animasur (Granada), Mimbre (Inglaterra), Teatro del Azar (Valladolid), Cavkazic Circus (Azerbaijan), Naphtaline (Francia), Gaiterdi Teatro (Bilbao) y Trapu Zaharra (San Sebastián) devuelven por unos días el teatro al espacio que lo vio nacer: la calle. Con un presupuesto de 18 millones -"el mismo que hace cinco años", dice la organización- y la continua lucha por conseguir del Centro Andaluz de Teatro una subvención, su director y creador, ángel Baena, apuesta "por el riesgo y por dar al teatro de calle la importancia que tiene y que muchos le restan". La presencia este año de dos compañías de danza -Gaitzerdi y Mimbre- es una novedad respecto a pasadas ediciones, en las que se alcanzaron los 15.000 espectadores.

Regresa el carnaval

Interactividad con el público, mezcolanza de estilos y, sobre todo, mucha fiesta para un festival que se inaugura hoy con el espectáculo Kermesse para lokos, de la compañía Animasur. Dirigidos por Marco Mazzori, diez actores -siete de ellos zancudos- juegan en la escena callejera con fuego, castillos pirotécnicos, música y locura. Vuelve el carnaval. "Este espectáculo nació hace años porque queríamos proponer en la calle una fiesta-ritual típica de los pueblos del Mediterráneo, la celebración de la primavera, del fin del invierno, de la fertilidad de los campos", comenta el director. A ritmo de mambo, con una pasarela que recuerda a la de Milán y unos personajes nacidos del delirio humano, Kermesse para lokos es "no sólo la lucha de lo positivo sobre lo negativo, de lo diurno frente a lo nocturno, sino el pretexto de un grupo de jóvenes para montar su propia fiesta y trabajar de una forma espontánea y divertida", confiesa el director.

Creada hace cinco años, Animasur se define como "una compañía de artistas de calle", aunque tengan pendientes dos estrenos en sala -algunas de sus obras de calle ya han sido llevadas a espacios cerrados- y varios montajes de café-teatro. "Si algo bueno tiene trabajar al aire libre es que no te limita, todo lo contrario, es una escuela para el actor. Ahora estamos elaborando un texto para la calle, y esperemos ver en la plaza sin vallas de cualquier ciudad un cartelito de neón que ponga No hay billetes. Agotado", dice José Pascual, uno de los actores.

Propuestas ágiles

Tan lúdico como Kermesse para lokos pero mucho más grotesco y cómico es Barroco-roll, de la compañía Teatro del Azar, que se presenta mañana. ¿Acaso alguien ha visto a una Corte de estilo versallesco sobre patines? Estos vallisoletanos rompen con el protocolo y acercan la realeza a la plebe con un montaje de irrisoria estética barroca que "va sobre ruedas", comenta Francisco Mateo, uno de los actores. "El montaje surgió a partir de una propuesta escénica que hicimos en un Mercado Barroco en Madrid. Eso ha derivado en esta propuesta ágil, exagerada y estridente, en un disparate gestual, un divertimento mordaz, un juego cortés y una corte dispuesta a jugar con todos", dice Mateo. Con este trabajo, Teatro del Azar -que participan también esta semana en el Festival de Teatro de Calle de Valladolid- continúa en su búsqueda de diferentes formas de comunicación con el público. Alternando siempre sus trabajos en salas y calle, la compañía -que presentó en el Grec del año pasado Ataques de Santidad, de Antonio álamo- lleva once años reivindicando el valor de esta forma de expresión. "En la calle el público es muy heterogéneo -dice Mateo- y los actores tenemos que atraer la atención de todos ellos, lo cual es un reto. Poco a poco se empieza a valorar el teatro de calle. Es una manera de captar al público que no va a las salas de teatro y se sorprende de encontrarlo en la calle. España es un país propicio para esto, y los programadores se están dando cuenta de ello. Por eso, cada vez son más las ciudades que cuentan con programación callejera".

Zancudos, juegos pirotécnicos, acrobacias, luces y sombras, música y mucho colorido toman las calles y plazas para ofrecer al público de forma gratuita un espectáculo dionisíaco que convierte a Málaga, también, en una fiesta. Una celebración a la que se une la danza que toma cuerpo en Girobira, de Gaitezerdi Teatro (el próximo sábado). Premio a la mejor coreografía teatral en el New York International Fringe Festival 2000, esta propuesta está llena de movimientos corporales callejuelas y plazas malagueñas.

Nuevos planteamientos

Fruto de un método abierto de trabajo, Girobira recurre al fuego, al agua y a la arena sobre la que bailan cinco bailarines-actores. Rosa Abad, gestora y productora de la compañía, define el espectáculo como un trabajo "de marcado corte visual y plástico donde se plantea de forma multidisciplinar y vanguardista el quehacer escénico del actor".

El montaje es una muestra de la concepción teatral de esta compañía, nacida en Bilbao hace trece años y con cuatro montajes de teatro al aire libre ya estrenados. Desde su creación han investigado nuevos lenguajes teatrales y han desarrollado un trabajo de calle "de grandes estructuras donde las coreografías y los coreógrafos dotan a cada montaje de una atmósfera ritual", explica Abad.

La tradición circense y la música popular de Azerbaiján están servidas con la actuación de la compañía Cavkazic Circus (mañana y pasado), mientras que el trío Mimbre trae con Sprung (el día 18) una muestra de la danza acrobática inglesa. Los franceses Naphtaline muestran sus cuentos y leyendas tradicionales en Blanche Dame (el día 18) y la compañía vasca Trapu Zaharra presenta Paquetito (el 19), una crónica de un torero arrepentido en la que el humor y el texto tienen la palabra.

Este año, ángel Baena confía que "el alto nivel de calidad de los montajes atraiga todavía a más espectadores, teniendo en cuenta que con lo ajustado del presupuesto -íntegro del Ayuntamiento- se destina una mínima cantidad a publicidad".

Solo ante el peligro -un peligro que viene de la escasez de ayudas públicas- Baena intenta que este certamen, también llamado "Málaga es calle", se sume a los grandes festivales de este género como el de Tárrega, Cádiz, Viladecans o el de Valladolid. "Se necesita una normativa específica de ayudas a la producción, porque la distribución del teatro de calle no es la misma que el de sala. El desinterés es generalizado, pero ¡no sólo existe la Fura o Comediants!", denuncia.

Esta semana también da sus últimos coletazos la segunda edición del Festival Internacional de Teatro de Calle de Valladolid, que finaliza el domingo. Junto a los montajes de un nutrido número de compañías nacionales e internacionales, se ofrecerán unas jornadas dedicadas a la pantomima contemporánea, el nuevo circo (hoy), el teatro en la calle (mañana) y su distribución (el próximo día 18).