Image: El dinosaurio político

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Teatro

El dinosaurio político

El Nacional de Cataluña estrena mañana Coriolano

30 enero, 2002 01:00

Rosa Novell y Lluís Homar, en un ensayo de la obra. Foto: Santi Cogolludo

Coriolano fue la última obra que Shakespeare dejó escrita y una de las menos representadas en nuestro país. Tragedia política, su protagonista es un dirigente tan fiel a sus ideas que es capaz de rebelarse por ellas contra su propio pueblo. Es un fascinante texto que plantea un sinuoso juego de contrarios: Plebeyos frente a autócratas, el Estado frente al individuo, los padres frente a los hijos... Dirigida por Georges Lavaudant y protagonizada por Lluís Homar y Rosa Novell, se estrena mañana en el Teatro Nacional de Cataluña, donde permanecerá hasta el 28 de marzo. Ambientada por Shakespeare en la República romana, el director francés la sitúa en un escenario caótico, un cruce de autopistas. Tras su exhibición en Barcelona, está previsto que la obra viaje por varias ciudades españolas en versión castellana.

Georges Lavaudant es un asiduo de la sala grande del Teatre Nacional de Cataluña (TNC), de Barcelona, con cuyo director se siente tan compenetrado que ya piensan en dos años más de colaboración y proyectos comunes. En todo caso, después de Los gigantes de la montaña y La Orestiada, ahora el director francés se calza el último drama que escribió Shakespeare para presentar, primero en la ciudad condal a partir del 31 de enero y luego en gira por España, esta parábola del político ideal -ético, sujeto a sus ideales, incorruptible- o, lo que es lo mismo, del político imposible. Por lo menos en nuestros días.

"Coriolano no recuerda en absoluto a los políticos contemporáneos", explica el director, "porque éstos cambian de idea todos los días, y él es un dinosaurio de la política, un hombre fiel a sí mismo hasta el extremo. Hasta el punto de que todo cambia a su alrededor, la política, las alianzas, los protagonistas, pero él nunca está dispuesto a cambiar, es incapaz de adaptarse. Tal vez me he equivocado, pero yo veo a este personaje como un hombre demasiado entero, demasiado encerrado en sus valores. Tal vez esa ausencia de cambio en él sea, precisamente, lo que termine por hacer interesante mi montaje".

El antipolítico
También Lluís Homar, el protagonista del espectáculo, está de acuerdo con este punto de vista. A los ojos del actor, "Coriolano, desde una perspectiva actual, es el antipolítico. Incluso, de algún modo, niega la democracia. Alguien como él de ningún modo haría carrera en la sociedad política del mundo de hoy, donde tantas veces hay que renunciar a las propias ideas en beneficio de los pactos del grupo". De lo cual no se desprende, por supuesto, que el texto, como todo Shakespeare, no resulte extremadamente familiar, por contemporáneo, al espectador de hoy. "Siempre se dice que las obras de Shakespeare tienen una gran visión contemporánea", explica el director. "Es por eso que las montas y constantemente te formulan preguntas sobre nuestro propio mundo. Pero no hay que olvidar que existe una distancia entre la sociedad para la que escribía el dramaturgo y nuestra sociedad. Y en este caso, esa distancia es mayor aún, o más ficticia. Shakespeare escribe según los cánones del teatro isabelino, pero recreando la tragedia clásica. Montar Coriolano se convierte, desde ese punto de vista, en un triple salto mortal. Un tentador y difícil salto, donde te la juegas".

En su Coriolano, la última de las tragedias que escribió el dramaturgo inglés entre 1600 y 1602 -la fecha exacta de su composición se desconoce- Shakespeare teje un drama político: el del héroe romano que se sublevó contra su propio pueblo, poniendo así en grave peligro la continuidad de la República. Parece ser que su autor bebió de diversas fuentes para escribirlo, de entre las cuales destacan Tito Livio y Plutarco. Pero también hay en el texto algunos de los tics más propios de su teatro: la presencia de Volumnia, la madre del héroe, un personaje comparado a menudo con Lady Macbeth, es uno de ellos. En la versión del TNC, este personaje está encarnado por Rosa Novell. En palabras de la actriz: "Volumnia es la madre que todos los hombres desearían tener. Tiene poder político, es autoritaria, pero a la vez cariñosa y dulce, y le profesa al hijo un amor enorme, sí, pero un amor tan excesivo que es capaz de crear monstruos".

Para Novell resulta fundamental el hecho de que Shakespeare escribiera este texto muy poco después de morir su madre. "En el fondo", dice, "todos hacemos todo en la vida sólo para que nuestra madre nos diga que lo hemos hecho bien. Y si no nos hace caso nos ponemos muy nerviosos. Coriolano también se comporta como un chiquillo con su madre". La actriz, que es una entusiasta de alguna de la poesía más comprometida de nuestro tiempo -en nuestra conversación cita a Ana Ajmátova, por ejemplo, como una de sus escritoras favoritas- reconoce que una de las mayores satisfacciones que le reporta su personaje es el monólogo con el que se cierra el montaje, en el que Volumnia, después del fracaso de varios intermediarios, comparece ante su hijo para pedirle la paz: "Me encanta poder pronunciar esas palabras precisamente ahora, cuando cada noche llego a casa, pongo la televisión, y me pregunto por qué nadie hace lo mismo entre palestinos e israelíes. A la vez, son unas palabras muy hermosas: Con Shakespeare todos los actores salimos al escenario muy bien armados. O como dice Lavaudant, la palabra en Shakespeare es acción".

Versión simple y auténtica
La palabra, en este caso, ha pasado por el tamiz -y la criba, ya que el texto ha "adelgazado" aproximadamente un tercio- de la versión de Joan Sellent, a quien Lavaudant pidió autenticidad y simpleza. También es cierto que simple y auténtico es el original, uno de los textos menos retóricos del autor isabelino.

La escenografía es de Nicky Rieti, quien ha recreado un enorme espacio ambiguo, que recuerda a un cruce de autopistas, donde reina de forma absoluta la piedra y el color gris. O, como lo explica Lavaudant: "Una localización que a la vez fuera arcaica y futurista, donde tanto cupieran esas personas que en nuestro tiempo viven como en las cavernas como los que ya parecen estar en el siglo XXII. Un escenario del caos". También el vestuario —del colaborador habitual de Lavaudant, Jean Pierre Vergier— juega a la confusión: trajes y corbatas al lado de túnicas neo-romanas. Y lo mismo sucede con la música, de Jean Louis Imbert. El reparto lo completan Jordi Banacolocha, Artur Trias, Norbert Ibero, Joan Gibert, David Selvas, entre otros. El espectáculo podrá verse en el TNC hasta el 28 de marzo y, posteriormente, está previsto una gira, en versión castellana, que lo llevará por varias ciudades españolas y europeas.