Image: Jaque a la violencia

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Teatro

Jaque a la violencia

José Luis Gómez estrena Defensa de Dama el 22 de febrero

20 febrero, 2002 01:00

Ana Belen y Antonio Valero durante un ensayo de la obra. Foto: Ros Ribas

Ana Belén vuelve a la escena después de siete años de silencio con Defensa de dama, un texto sobre la violencia doméstica firmado por Joaquín Hinojosa e Isabel Carmona. Dirigida por José Luis Gómez, la obra está protagonizada también por Juan José Otegui y Antonio Valero. El montaje, que se estrena el próximo viernes en La Abadía de Madrid, está coproducido por la Fundación Teatre Romea y es la primera de una serie de colaboraciones entre ambas fundaciones.

"Carne de talkshow convertida en palabra directa", en imagen poética. Eso es, para sus autores, Defensa de dama. Cuando las páginas de sucesos dejan de ser palabras de caducidad diaria y su contenido es declamado por actores con dolorosa veracidad se produce el milagro: el teatro deja de ser mero ocio para convertirse en voz social. Incluso en arte si, además, lo hace "trascendiendo la realidad de forma poética", como señala José Luis Gómez. Defensa de dama es un montaje directo sobre los maltratos que reciben miles de mujeres en este país, y de las pocas obras dramáticas que tratan este hecho.
Gómez dirige el montaje a partir de un texto "de gran solidez formal que consigue que el espectador insensibilizado ante la avalancha de este tipo de noticias se replantee su postura", asegura.

¿Qué hace un director como Gómez y una actriz como Ana Belén dirigiendo y protagonizando una obra de autores desconocidos, no premiados, que trata un tema tan espinoso como la violencia doméstica? La respuesta la tiene el propio director: "Con este texto me pasó algo muy parecido a ¡Ay Carmela! Tuve la intuición de que iba a funcionar. Es una obra muy bien construida, rítmica y llena de poesía, y que trata un tema candente. Me animó también que sus autores no tuvieran una plataforma detrás, algo que es atípico. Mi única reticencia era que Hinojosa está vinculado a La Abadía como director adjunto, pero ese temor desapareció ante la calidad del texto."

Contra la injusticia
Defensa de dama -que toma su nombre de la jugada de ajedrez- es la primera obra dramática original de Joaquín Hinojosa -actor, director y adaptador teatral- e Isabel Carmona -actriz y traductora teatral. Ambos escribieron el texto a partir de su experiencia con casos reales de maltratos. La obra es la reacción creativa que en ellos despertó "la situación de indefensión y de injusticia que viven estas mujeres a las que ni siquiera la justicia protege", comenta Hinojosa. El texto llegó a manos de Ana Belén -que había trabajado con Gómez en el Hamlet dirigido por José Carlos Plaza. Su entusiasmo por el personaje de María, una mujer maltratada por su marido, y que vive en una espiral de violencia, incomprensión y dependencia, ha bastado para poner punto y aparte a siete años de retiro escénico. Los actores Antonio Valero -en el papel que inicialmente iba a interpretar Imanol Arias- y Juan José Otegui completan el triángulo protagonista formado por padre-esposa-marido. "Son unos personajes que se mueven entre el amor y el odio -comenta la autora Isabel Carmona. Están llenos de tensiones, de contradicciones. No tienen una sola cara, lo cual enriquece el montaje y los acerca al espectador, que se reconoce en sus contradicciones".

Del tablero bicolor a la agrisada cotidianeidad de estas mujeres. La defensa de dama perpetrada en el juego se revela en la vida como una insólita jugada que todos, en algún momento de la vida, podemos hacer: la aniquilación del otro en favor de la propia supervivencia."Para mí esa es la gran revelación del montaje -confiesa el director- y es que en cada uno de nosotros existe cierta violencia latente. Es un comportamiento que nace de la desolación y que en cualquier momento puede desatarse".

Poesía en escena
Para Gómez Defensa de dama es una vuelta a un tipo de teatro "que no hacía desde años, porque siempre he preferido la poesía en la escena". Sin embargo, el director ha descubierto aquí la belleza en la fuerza de la propia acción dramática, de las imágenes, traspasando un realismo que, a priori, es inevitable. Oportuna, pero no oportunista, como gusta aclarar a Hinojosa, la obra evita moralinas. La confianza en la inteligencia del espectador suele ser siempre el mejor punto final.