Teatro

El escondido y la tapada

8 mayo, 2002 02:00
Autor: Calderón. Director: M. Canseco. Intérpretes: Gabriel Moreno, Orencio Ortega. Galileo. Madrid

Desde el juego de palabras y conceptos que le da título, hasta la petición de gracia por las posibles faltas cometidas, El escondido y la tapada es puro regocijo y divertimento; una muestra gloriosa del fecundo ingenio calderoniano, teológico y ceñudo tantas veces, risueño y juguetón otras. Manuel Canseco, responsable en estos tiempo de las sala Galileo, no se complica la vida con actualizaciones o lecturas sesgadas. Su dirección es clásica, tradicional y conservadora. Los intérpretes, en líneas generales, dicen bien el verso. Los lances se suceden con un ritmo que no da lugar al desinterés: enredos, sorpresas, puertas que se abren y se cierran; y un desenlace naturalmente previsible. Las damas son bellas y audaces, con la astucia que da el amor; los criados son enredadores e interesados; y los caballeros reñidores y nobles. Y todos ellos se enfrentan con loable corrección a este Calderón festivo que está en todos los secretos del amor. Y la evidencia de que el moderno, con sus frivolidades y peripecias, tiene sus raíces en este tipo de textos donde el ingenio, el diálogo jugoso, el desparpajo campan a sus anchas.