Teatro

Vino y rosas

Daumas dirige Batalla conyugal

8 mayo, 2002 02:00

Martin Walser es uno de los autores alemanes más críticos e inconformistas de las letras germanas en la actualidad. Y su teatro se nutre del mismo abono con el que ha sembrado trabajos como las novelas Dorle y Wolf o Una fuente inagotable. Perteneciente al llamado Grupo 47, en el que el compromiso y la crítica política sobre la Alemania pasada y presente le sitúan junto a autores como Gönter Grass y Heinrich Büll, Walser tiene en sus obras teatrales la mejor tribuna para la comunicación directa. Uno de sus temas más recurrentes junto con la política son las relaciones conyugales. Por eso este montaje que la compañía de Maite Brik presenta mañana en la sala Galileo de Madrid supone un doble descubrimiento: el del Walser dramaturgo, que en España es casi desconocido, y el de su incisiva mirada sobre el matrimonio.

La actriz Maite Brik ofreció al director Adrián Daumas este texto "rico en imágenes, de fina ironía y a ratos absurdo, que es un caramelo para un actor puesto que en él recae toda la acción", asegura Brik. Un matrimonio de clase media -interpretado por la actriz y Javier Román- comienza a resquebrajarse ante una noticia insólita: un amigo suyo deja a su mujer por una veinteañera. "Ese es el detonante, un tema que es muy actual. La crítica está en la exaltación de la juventud desmedida que hay en la actualidad, y en cómo muchos matrimonios se han reducido a una monótona convivencia".

El director Adrián Daumas, que ha llevado a escena obras de Shakespeare, Sinisterra o Miravaux, se pone al frente de esta "alta comedia" sobre la erosión del amor, la incomunicación y la rutina de la convivencia. "El texto de Walser -dice Daumas- juega con la metáfora y prueba de ello es que en mi propuesta escénica los pocos elementos que hay tienen un gran peso simbólico". Los actores Maite Brik y Javier Román se enfrentan en esta Batalla conyugal a un montaje "de enorme dificultad interpretativa, ya que su discurso es elíptico y metafóricamente muy rico, y desemboca en dos monólogos finales que tienen una gran tensión dramática ", comenta el director.