Image: Carne a la vista

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Teatro

Carne a la vista

12 junio, 2002 02:00

Teté Delgado y Pedro Mari Sánchez son clienta y gigoló

El actor Pedro Mari Sánchez se mete en la piel de un gigoló que monta con su mujer un negocio de sexo a domicilio. Este es el argumento de partida de 23 centímetros, comedia que se estrena el 13 de junio en el Reina Victoria de Madrid con un reparto formado por Isabel Serrano, Teté Delgado, Ana Labordeta y Vicente Díez. El director Josep María Mestres reflexiona sobre el comercio del sexo a partir del texto de Carles Alberola y Roberto García.

El tamaño sí importa. Sobre todo si uno se dedica a vender su cuerpo y tiene a su esposa como jefa presionando para cumplir objetivos. Eso es lo que les sucede a los trabajadores de la empresa Hecho a mano, es decir, al matrimonio formado por Pedro Mari Sánchez e Isabel Serrano, que dan vida al marido ex-carpintero metido ahora a gigoló superdotado y a su sufrida esposa que lleva las cuentas del negocio del cuerpo. Pero los celos, siempre los celos, vienen a perturbar la estabilidad del negocio unifamiliar y, de paso, la del matrimonio.

Los autores valencianos Carles Alberola y Roberto García -una "pareja de hecho" en la dramaturgia actual que ha alumbrado obras como Besos, Joan el Cendrós o L’any que ve, además de varios trabajos para la televisión- se inspiraron en un documental australiano para escribir un texto"que satiriza la sociedad en la que todo se compra y se vende, empezando por el sexo -comenta Roberto García-, y donde el dinero entra en conflicto con el amor. Nos llamó la atención el hecho de que fuera el marido el que se prostituyera y que la mujer llevara las riendas financieras del negocio, algo inusual". Los protagonistas crean una empresa de sexo a domicilio para salir de la pobreza. Pero el dinero llama al dinero y cuanto más se quiere más esclavo se es del trabajo. Aquello que ansías se convierte en tu prisión. "Ese es el sino de la era actual -explica el autor-. La obra refleja el drama existencial de mucha gente que lucha por ser más libre pero que acaba hipotecando su vida personal por un buen puñado de euros".

Una odontóloga madre de tres niños y cliente fija de la empresa -Teté Delgado-, una joven hastiada de su vida sentimental que decide probar suerte alquilando los servicios del protagonista -Ana Labordeta-, y un misterioso guardaespaldas -Vicente Díez- son los otros vértices de esta comedia de enredo, "todo un vodevil contemporáneo", como define el autor.

Sugerir más que mostrar
Su director, un experimentado Josep María Mestres -ha dirigido No es tan fácil de Paco Mir, Dakota de Jordi Galcerán, y Salvats de Edward Bond, entre otros- aprovecha la cercanía con el público para hacer del arte de la sugerencia la medida de todo el montaje. En estos tiempos donde un centímetro de piel al aire vende más que la mejor interpretación de Hamlet, Mestres sorprende por desnudar almas en vez de cuerpos. "La comedia aguanta poco la carne en escena, por eso he preferido un tratamiento estilizado del sexo. Me interesaba mostrar las penas y las alegrías que da, la importancia que tiene en la vida de la gente, de los afectos... y hasta del amor".

Como el amor ha pasado de escribirse sin hache, como decía Jardiel, a escribirse con arrobas, Mestres incorpora a la estética del espectáculo algo que la gente ya ha incorporado a sus vidas, el último afrodisíaco suministrado por la tecnología: internet. "En los chats se inician muchas de estas relaciones y me parecía interesante incorporar toda la tecnología que rodea al sexo".

Además, el director recupera el documental para su puesta en escena, imprimiendo al montaje un carácter directo y acortando distancias con el público. Pero sobre todo es en el cambio de perspectiva donde tanto Mestres como Alberola y García apuestan por la transgresión. "En el comercio del sexo -dice el director- la demanda es generalmente masculina. Pero para nosotros lo interesante era hablar de ello desde la perspectiva femenina. El hecho de que sean las mujeres las que compran sexo para vivir su momento de placer hace que la obra sea totalmente actual. Aquí ellas hablan de forma impúdica sobre sus deseos y sus gustos".

El montaje, que se estrenó con gran aceptación de público la temporada pasada en Barcelona y que lleva una semana de pases previos en Madrid, llega a la capital con sus mejores cartas para repetir éxito.