Image: Inocencia brutal

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Teatro

Inocencia brutal

Angélica Liddell estrena en Madrid un western gótico

19 septiembre, 2002 02:00

Liddell firma e interpreta sus obras

Pesimista, brutal.... distinta. Angélica Liddell es autora de un universo particular en el que la pesadilla se mezcla con la locura y la violencia. Dramaturga, directora y actriz, Liddell estrena el 19 de septiembre su última obra, Once Upon a Time in West Asphixia, en la sala Pradillo, donde mañana también se representa su texto Haemorroísa.

En El matrimonio Palavrakis se reveló al público como una autora inquietante, aunque Liddell lleva esa impronta desde su primer texto teatral, Greta quiere suicidarse. Aquel El matrimonio Palavrakis vino a confirmar lo que ya apuntaba desde espectáculos como La falsa suicida o Frankenstein: un universo personalísimo en el que rige una estética brutal y un lenguaje extremadamente poético, una poesía que se revela más cruel si cabe ante una atmósfera de violencia, locura y sexo.

Si hace pocos meses pudimos ver en Madrid Condenadas, dirigido por Mateo Feijóo a partir de sus textos y protagonizado por la autora, ahora la Liddell nos llega por partida doble: con su nuevo montaje Once Upon a Time in West Asphixia y con Haemorroísa, un texto suyo que llevará a escena Oscar G. Villegas mañana en la misma sala.

Tríptico de la familia
Liddell, alias de González, concibe el teatro como un todo artístico. En ese universo de pesadilla está sentado a la diestra de la creadora Gumersindo Puche -la otra mitad de su compañía Atra Bilis- y eficaz actor que comprende y asume el mundo "liddelliano". Once Upon a Time in West Asphixia es la segunda parte de un "tríptico dedicado a las relaciones familiares, a la insania dentro de las relaciones familiares y a las estrategias con las que la propia familia se encarga de ocultar todas sus taras para ser aceptada por la sociedad", confiesa la autora. En la obra, dos niñas conmocionadas por el asesinato de los padres de un compañero de colegio a manos del propio niño, deciden mitificarle y planean asesinar.

A partir de esta macabra trama, en la que las niñas acaban unificando su imagen hasta convertirse en gemelas -una de ellas es interpretada por Puche "porque la convención teatral lo permite"-, Liddell empieza a diseccionar almas. Y comienza por los locos. "A los enfermos mentales se les recluye, pero yo quiero saber si comprendiendo a los excluidos, a los débiles, puedo alcanzar algún tipo de comprensión acerca del mundo". Y de nuevo vuelve a anteponer el universo de la infancia al adulto. "Los adultos son seres arrastrados que tienen que sufrir las consecuencias de su superioridad, y eso les conducirá a la asfixia. Los niños son oprimidos, violados... y de pronto unas adolescentes toman conciencia de ello y se vengan mediante la inteligencia".