Image: Monologando...

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Teatro

Monologando...

Varios montajes hacen que la cartelera hable sola

12 diciembre, 2002 01:00

Juan Manuel Cifuentes recuerda al Quijote en Defensa de Sancho Panza

¿Moda, oportunismo, coincidencia? Los montajes con fórmula de monólogo proliferan cada vez más en la actual cartelera: Defensa del cavernícola de Rob Becker, Un cubano en la corte del rey Juan de Alexis Valdés, La caída de Camus, Defensa de Sancho Panza de Fernán Gómez, y los actores Mario Gas con El suicidio y LLuís Homar en Te diré siempre la verdad se suman al éxito de 5mujeres.com. ¿La clave del éxito?, algo más que un actor sólo frente al peligro.

Un escenario pequeño lleno de palabras.Y un único efecto especial: un buen actor -que ya es mucho- con un texto de calidad -que es más-, lo suficientemente interesante como para hacer olvidar la ausencia de otros personajes, de réplicas, de entradas y salidas, de un decorado en continuo cambio. El monólogo es la esencia del teatro y la reválida definitiva para actores, autores y directores. Pero en el riesgo está la emoción y por eso un aluvión de obras monologadas coinciden en una cartelera madrileña y catalana que ya empieza a colgarse las guirnaldas. Montajes comerciales o más alternativos no dudan en emplear esta fórmula que ya descubrieron en los cabarets berlineses, cuando el escenario de un lúgubre club era la mejor forma de hacer crítica política y parodiar la miserable realidad del momento, y que en la segunda mitad del siglo XX el business americano convirtió en la Stand Up Comedy (el humorista sólo ante un pequeño auditorio sin más ayuda que una silla, un micrófono y su ingenio). En España muchos recuerdan todavía el mítico monólogo de Lola Herrera en Cinco horas con Mario o los trabajos de Rafael álvarez "El brujo".

En la actual cartelera madrileña coinciden montajes como 5mujeres.com (teatro Alcázar), Defensa de Sancho Panza de Fernando Fernán Gómez, protagonizado por Juan Manuel Cifuentes (Infanta Isabel), Defendiendo al cavernícola con Nancho Novo (Arlequín), Un cubano en la corte del rey Juan, de Alexis Valdés (Infanta Isabel), No seré feliz... pero tengo marido de Viviana Gómez Thorpe, con Linda Peretz (Muñoz Seca) y 30 años. Moncho Borrajo (Reina Victoria). En Valencia se puede ver La caída de Albert Camus, protagonizada Francesc Orella en el Espai Moma; en Barcelona, Resiste Rossetto de Cecilia Rossetto (Teatro Romea) y Lluís Homar con Te diré siempre la verdad de Lluïsa Cunillé (Teatre de Salt) se unen a las siete temporadas de Rubianes, solamente (Club Capitol). Todos estos espectáculos, al que se suma ahora Mario Gas con su interpretación de Mi suicidio de Henri Roorda, que dirigirá Fernando Bernués en el Principal de San Sebastián el próximo 27, confirman esta vuelta a los espectáculos unipersonales. ¿Moda, coincidencia, oportunismo?

La televisión marca la moda
Fernando Bernués señala a la televisión como principal responsable: "Que hay una moda con los monólogos es indudable, sobre todo a raíz del éxito televisivo de El club de la comedia. Eso ha salpicado a los escenarios y algunos se suben a ese carro de manera oportunista. Pero para mí esos espectáculos tipo 5hombres.com o 5mujeres.com, que por otro lado respeto, no son teatro sino monólogos cercanos a la Stand Up Comedy. Es un teatro franquiciado, de entretenimiento, que yo no descalifico, pero que a mí no me gusta". Bernués es un director especializado en monólogos, y prueba de ello son sus montajes de Defensa de Sancho Panza y el próximo estreno de El suicidio con Mario Gas, un monólogo "lúcido y brutal sobre la y vida y la muerte". Otro de los motivos del éxito de esta fórmula es puramente económico, ya que estos montajes son mucho más baratos que los convencionales. Una muestra: para una sala como Lagrada en Madrid, que ha tenido en cartel esta temporada el monólogo de Juana la loca, programar ese montaje le cuesta aproximadamente 1.320 euros (220.000 ptas.), frente a los 9.603 euros (1.600.000 ptas.) que les costó un montaje como El rey se muere, con seis actores y mayor escenografía, según datos facilitados por Miguel Torres, director de la sala. "El mayor problema en un montaje es el número de actores necesarios debido al coste de nómina (ensayos y actuaciones). No es lo mismo una obra con un actor y una silla como escenografía -dice Torres-, que pagar a una compañía con varios actores, vestuario costoso, etc".

El actor Nancho Novo, que formó parte de la exitosa 5hombres.com vuelve a la escena con Defendiendo al cavernícola de Rob Becker, dirigido por Marcus Von Wachtel. El actor establece las diferencias entre estos montajes: "Los 5hombres.com era una obra simpática pero a base de chistes encadenados. Defendiendo al cavenícola es teatro puro, una obra monologada que tiene mucho jugo y que reflexiona sobre las relaciones entre hombres y mujeres. Su humor es más actual, frente a los 5hombres.com que era más tópico. Aquí busco no caer en la guerra de sexos".

Risa y terapia
Y es que el monólogo, unas veces dramático y otras humorístico, ha sido la fórmula elegida en los últimos años para dar salida a temas como el sexo y las relaciones entre hombres y mujeres. El tono que más se presta a ello es el cómico y un vistazo a la cartelera lo confirmará. Y es que, según Novo, "la gente está cansada de tantos problemas y quiere reírse". Sin embargo, montajes como La caída, Mi suicidio, Te diré siempre la verdad, o Juana la loca demuestran que no siempre es así. Lo que está claro es que el éxito de un buen montaje unipersonal depende en gran parte de la solidez del texto. Todos los grandes autores, desde Chejov hasta Cocteau pasando por Dario Fo, han escrito monólogos, y los que ahora llevan esos textos a escena defienden la riqueza de la palabra dramática.

Para Francesc Orella, protagonista de La caída dirigida por Carles Alfaro y que se exhibe en el Espai Moma de Valencia, lo que diferencia el teatro monologado de los espectáculos tipo Stand Up Comedy es "la calidad literaria del texto teatral". El actor define el discurso de La caída como "una confesión brutal e impactante, una obra sobre el ser humano en épocas convulsas que entraña bastantes dificultades para el actor porque mi personaje monologa ante otro que está ausente".
¿Dónde radica la diferencia entre la Stand Up Comedy y lo puramente teatral? ¿Sus intérpretes son actores, cómicos o showmen?

La solidez del actor
Para Orella estas obras tipo 5hombres.com se reducen a un showman, que sale al escenario con una silla y un micrófono y comenta la realidad desde su punto de vista. En España, ejemplos brillantes fueron Gila y Eugenio, mientras que en Estados Unidos, la cuna del Stand Up, uno de los nombres más destacados fue el de Lenny Bruce en los años 70. "Lo que se hace en España -comenta Orella- es copiar esa fórmula americana que funciona a base de la estrella de turno que sale al plató a contar sus chistes. Eso no es teatro".

La ausencia de una construcción dramática, un trabajo actoral y un lenguaje teatral para crear ilusiones marca la frontera entre una y otra forma de entender el monólogo. Para Juan Manuel Cifuentes, que protagoniza una divertida y desmitificadora Defensa de Sancho Panza, es"la solidez del actor y los riesgos que asume lo que separa a los protagonistas de ciertos monólogos frente al showman". Cifuentes cree que sin un buen actor un monólogo está abocado al fracaso, por eso reivindica la preparación actoral: "El monólogo es el ejercicio interpretativo por excelencia, dependes de ti mismo, de nadie más y siempre te la juegas. Tus armas son tu voz, para interpretar varios personajes en escena; tu cuerpo, para moverte por el espacio y tu alma, para que fluyan esos sentimientos. También es un excelente reto porque pone a prueba tu capacidad de improvisación y de conocimiento del texto, pero no tenemos nada que ver con los actores de la Stand Up Comedy, aunque tengan mucho desparpajo y creen hilaridad". Para Cifuentes, en este montaje lo que se vende es un personaje, no el nombre de una estrella, y asegura que "la cartelera está saturada de monólogos sobre la guerra de sexos".

Lo cierto es que el éxito y la proliferación de algunos monólogos está vinculado a la figura de una actor-estrella que sirve de "gancho" para atraer público. Grandes nombres de la pantalla pequeña han dado el salto a los escenarios para soportar el peso de un montaje en el que no valen las tomas falsas o el doblaje de escenas. Por eso, los monólogos son, para muchos, la vuelta al actor. "Después de décadas en las que el reclamo eran el director o el autor, se vuelve a creer en el actor", comenta Alexis Valdés, creador de Un cubano en la corte del rey Juan. "El monólogo está reservado a los grandes actores -asegura- porque necesitas mucha energía y concentración. No es un trabajo de teatro convencional porque debes eliminar la cuarta pared". Este montaje es un ejemplo de espectáculo unipersonal, donde el actor escribe sus textos, se dirige y asume el coste de la producción. Valdés, que tiene una larga experiencia en este tipo de obras, cree que el éxito de los monólogos radica en que "la gente está cansada de desgracias y de malas noticias y quiere reírse. A mí me atrae hablar en escena de lo que nos rodea. Para este montaje he escrito reflexiones sobre los tema que asustan al ser humano y que por eso precisamente son divertidos: la banca, Dios, la policía, la amistad..." Valdés tiene su propia definición de los monólogos que se hacen hoy en día: "Son una mezcla inteligente de Stand Up Comedy, cabaret y teatro contemporáneo".