Image: Paco Mir

Image: Paco Mir

Teatro

Paco Mir

“Los teatros públicos no apuestan por el humor”

27 marzo, 2003 01:00

Paco Mir. Foto: M.R.

Paco Mir salta de la cartelera barcelonesa a la madrileña con una rapidez pasmosa. En la actualidad, actúa con su grupo Tricicle en Barcelona (Sit), donde también ha dirigido una comedia (Por delante y por detrás) y figura como autor de otra (Amants). En Madrid ha dirigido La comedia de los idiotas, que ya va por su cuarta temporada, y se exhibe la obra con la que debutó como autor: No es tan fácil. Además, estrena en Vitoria la zarzuela La Generala.

Está en la cresta de la ola del humor. Pero si le dicen que se está convirtiendo en el rey de la comedia en España tan sólo sonríe.

-¿En todas sus obras triunfa su sentido del humor?
-Siempre hago lo que me gusta. Lo menos cercano a mí fue Políticamente incorrecto, un texto de Ray Cooney que adapté y dirigí, un vodevil clásico al cien por cien con chicas en ropa interior que transformamos para quitarle el machismo y la caspa y convertirlo en algo más cercano, no a la alta comedia, pero sí al humor inteligente. Actualmente, funciona todo: el vodevil, el enredo, la alta comedia. Ahora, lo que funciona muy bien son los monólogos, pero se trata de un fenómeno parateatral. Hay monólogos y monólogos y, actualmente, lo que estamos viendo son monologuitos.

-¿Personajes famosos que cuentan chistes?
-Sí y pueriles. Aunque hay excepciones como Pepe Rubianes o Faemino y Cansado y Pepin Tre, que van más allá de la broma de "caca, pipí, culo". Parece que acabemos de descubrir los monólogos, pero ya Joan Capri hacía en Cataluña monólogos que podrían encuadrarse en El Club de la Comedia. Es éste un fenómeno raro. Teatralmente a nadie le gusta o nadie lo tiene en cuenta, pero el gran público que no va al teatro sí que acude a El club de la comedia, esperemos que una vez dentro se interesen por otras propuestas teatrales.
-¿Es influencia de la televisión?
-De la televisión y de que es una propuesta más fácil. No hace falta ser inteligente para ver vodeviles y reírte. El público va a ver aquello que no le da miedo.

Entender el humor
-¿No hay que ser inteligente para acudir a un vodevil?
-El sentido del humor siempre es inteligente, hay que tener cierto raciocinio para entender el humor.

-¿Es ésa la lacra del humor, que se cree que es más fácil?
-Ese el tópico, pero hay muchos tipos de humor. Está el zafio, pero también el inteligente y el absurdo. Lo mejor es que en los espectáculos combines un poco de todo para que todo el mundo pueda reírse. Lo peor que puede ocurrirle al humor es que la gente no se ría. Si no funciona puede ser porque está mal hecho, porque no es bueno o porque el público no lo entiende; pero si el espectador, que es quien paga, no lo entiende va a decidir que es malo. Es difícil hacer humor. Todo el mundo lo hace, pero un gracioso de barra de bar no funcionará en un escenario porque no tiene los códigos del teatro.

-Hay quien cree que el humor inglés es más inteligente que el español.
-Hay de todo, aunque es cierto que el inglés es más irónico. Ray Cooney tiene un humor zafio, grosero y los ingleses se mueren de risa; pero también tienen a Tom Stoppard, que practica un humor inteligente. El público de Stoppard puede encontrarse en el humor de Cooney, mientras que el de Cooney no entenderá nunca el de Stoppard.

-¿Cómo definiría su humor?
-Cada uno se hace su mezcla particular. Yo tuve la suerte de tener en mi casa una biblioteca, "El Monigote de Papel", donde estaban todos los grandes humoristas del mundo, sobre todo ingleses, pero también, por ejemplo, Jardiel Poncela. Eso es lo que leía con 13 años. Nací con la literatura, pero también con el cine, con las películas de Lubitsch, más la historieta. Creo que el mío es un humor que tiende hacia lo inteligente, aunque una grosería a tiempo no tiene por qué desmerecer.

-¿No?
-Una cosa es la grosería continua y otra una grosería a tiempo. En La Generala, por ejemplo, hay canciones que pueden provocar el doble sentido sexual, depende de cómo lo trates será grosero o inteligente.

-En La Genarala, el enredo está en cómo casar a un príncipe.
-Sí, habla de una monarquía desterrada cuya única vía de escape es casar al príncipe heredero con otra heredera de una familia reinante y con dinero.

-¿Y han aprovechado para hablar del Príncipe Felipe?
-Hemos hecho una pequeña referencia.

El deber del teatro público
-La cantera de autores de comedia en España es escasa.
-Tricicle ha convocado un premio de textos de humor. En la primera edición se presentaron 114 textos de los que 14 se podían leer y los otros muy malos; este año, nos han llegado 46 obras y sólo 6 han aguantado una lectura. Es uno de los problemas del teatro: los autores tienen que escribir y después ver cómo funciona lo que han escrito, pero para eso se necesitan teatros públicos que apuesten por autores jóvenes. Pero los teatros públicos no apuestan por el humor, por aquello de que desmerece. A no ser que sea extranjero. Vivimos dos males, se debería apostar por la dramaturgia nacional y después por el género del humor. Pero hay poco sentido del humor, sobre todo en las instituciones. Existe una joven cantera de dramaturgos y no se decantan por el humor. Bueno, hay algunos. Pero es cierto que el teatro de humor todavía está desprestigiado.

-¿Se puede hacer algo para cambiarlo?
-Creo que no, porque Lope de Vega ya se quejaba de que los críticos no tenían en cuenta las comedias. Es un mal que dura siglos.