Image: Hiperrealismo escénico

Image: Hiperrealismo escénico

Teatro

Hiperrealismo escénico

Llega al Lliure Shopping and Fucking, de Ostermeier

2 octubre, 2003 02:00

Según Rigola, los actores de la obra son "brutales"

El director de la Shauböhne de Berlín,Thomas Ostermeier, presenta los días 4 y 5 de octubre en el Lliure de Barcelona Shopping and Fucking, de Mark Ravehill. El director y el teatro berlinés que dirige es un modelo y referencia para Alex Rigola.

Nunca ha negado que la filosofía de la Schauböhne berlinesa y de uno de sus directores, Thomas Ostermeier, forman parte de sus referentes teatrales. Pero, además, Alex Rigola lo ha demostrado con hechos: eligió un texto de Alexei Shipenko, Suzuki -que Ostermeier ya había defendido en el escenario-, como su primer trabajo en el nuevo Lliure de Montjuïc; y ha escogido un antiguo y celebrado montaje del director alemán, Shoppen & Ficken -del británico Mark Ravenhill-, como una de las estrellas de esta temporada.

El de Ravenhill no es un texto desconocido en la cartelera española, lo popularizó Nancho Novo bajo su título inglés, Shopping & Fucking. "Es un texto que, según como se dirija, puede dar la impresión de que es bueno o malo; permite al director complementarlo y enriquecerlo", explica Rigola. "Es una obra que estremece y hace reír y me resulta sorprendente que la compañía nos haya aconsejado poner una ambulancia a las puertas del teatro", añade el joven director. "Ostermeier hace un teatro actual, que toca de un rabioso realismo y que habla de cosas contemporáneas. Yo rechazaba el realismo pero él me mostró un teatro hiperrealista que me ha interesado".

Director a los 35 años
Thomas Ostermeier es un director joven -nació en 1968- que ha conseguido en muy pocos años hacerse un lugar importante en la escena europea: en 1996, recién completados sus estudios de dirección, se hizo cargo de la Baracke (La Barraca), un pequeño estudio que dependía del Deutches Theater, en el que escenificó el Shoppen & Ficken que ahora llega a Barcelona; en 1999, junto a la coreógrafa Sasha Waltz y los dramaturgos Jens Hillje y Jochen Sanding se hicieron cargo de la Schauböhne, nacido en la década de los 60 y que alcanzó su apogeo en los 70, bajo la dirección de Peter Stein.

Ostermeier y sus compañeros, al hacerse cargo de la Schauböhne, confesaron que su apuesta pasaba también por renovar el público de la sala berlinesa. Parecidos objetivos son los que confesó Rigola cuando aceptó la dirección del Lliure: "Se ha acabado el teatro arqueológico, quiero para el Lliure espectáculos que hablen de lo que a los ciudadanos les interesa". Pero pese a tantas similitudes también hay claras diferencias entre ambos. "Lo que más me gusta de la Schauböhne es su compañía estable, algo imposible en el Lliure porque exigiría un gran presupuesto", protesta Rigola, que actualmente negocia con las administraciones un contrato-programa que le permita disponer de un presupuesto más holgado y saldar el déficit del Lliure.