Joaquín Reyes, aupado por el resto del elenco de 'La Paz' en Mérida. Foto: Jero Morales

Joaquín Reyes, aupado por el resto del elenco de 'La Paz' en Mérida. Foto: Jero Morales

Teatro

Mucha mierda para Aristófanes: Joaquín Reyes llega a Mérida en un escarabajo gigante

El manchego debuta como actor en el Teatro Romano con 'La Paz', una versión de la obra del griego que Francisco Nieva convirtió en una alegoría contra la guerra.

17 julio, 2024 02:01

El Teatro Romano de Mérida se llenará, a partir de este 17 de julio, del sentido de la  hondura de Francisco Nieva, un autor cuya obra hace mucha falta en nuestras tablas. Le toca el turno a La paz (celebración grotesca sobre Aristófanes), un montaje dirigido por Rakel Camacho (Albacete, 1979) y protagonizado por Joaquín Reyes, Ángeles Martín, Astrid Jones, Sara Escudero, Carlos Troya, Laura Galán, Nerea Moreno y Pedro Ángel Roca.

En La paz, obra del dramaturgo manchego estrenada precisamente en Mérida en 1977 tras El combate de Ópalos y Tasia (1964), La carroza de plomo candente (1969) y Sombra y quimera de Larra (1976), impera lo mixto y lo incoherente, la alegoría y el símbolo.

Hay en su contenido utopía y escapismo y domina la fantasía. Espectáculo y público se fusionan con todos estos elementos hasta alcanzar un plano irreal de teatro y fiesta dionisíaca. La fábula de esta comedia, fruto de las versiones y visiones tanto de Nieva como de Aristófanes, es una invocación a la diosa Paz.

“El teatro de Nieva demanda una imaginación desbordada y palpitante, un sentido de la escena artesanal y fantástico". Rakel Camacho

Atenas está en guerra. Trigeo emprende el acto heroico de traer la paz a su ciudad. Una mañana se levanta con el deseo quijotesco, irrefrenable, de subir al Olimpo para pedir explicaciones a los dioses. Como si se tratara de un caballero andante, lo hará a lomos de un escarabajo gigante, un animal muy presente en el universo mitológico del autor de Las ranas.

Los esclavos atenienses amasan excrementos que utilizarán para alimentar al coleóptero. “En este preciso punto comenzará la función a la clara voz de ¡mierda!”, anuncia Corifeo. Cuando Trigeo llegue a la casa de los dioses solo estará Hermes...

“Nieva mejoró el texto de Aristófanes, dotándolo de una gran acción y desarrollando los personajes y la trama, aportando un humor y una reflexión más universalizada. La acción y la ensoñación han de transformar ese drama en disparate, así lo aceptaremos sin tener que mirar para otro lado. Tal como se hace a menudo con las malditas guerras”, señala a El Cultural Camacho, que tiene pendiente el estreno en noviembre de El cuarto de atrás, una adaptación teatral de la novela de Carmen Martín Gaite que protagonizará por la Emma Suárez.

No es la primera vez que la directora se enfrenta a la profundidad del teatro de Nieva. En abril de 2023 llevó a las Naves del Matadero Coronada y el toro, un “regocijo dionisíaco cuya potencia y sensibilidad aún me sigue conmoviendo”.

Desde que murió Nieva en 2016 nadie se ha atrevido, según Camacho, a darle a su trabajo la contemporaneidad que exige: “Es un teatro muy profundo. Demanda una imaginación desbordada y palpitante, un sentido de la escena artesanal y fantástica. Es como un tableau vivant parlante y excesivo que cuando lo lees te explota en la cabeza”.

Y sobre la paz: “La obra es un acto pacifista y desesperado en el 421 a. C. por la Guerra del Peloponeso que duró 27 años. Estamos en 2024 y el conflicto Palestina-Israel comenzó en 1948. Si hacemos cuentas, lo lógico es sentir decepción como especie”.