Image: Manuel Martínez Mediero

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Teatro

Manuel Martínez Mediero

“A los autores se les renueva para matarlos”

2 octubre, 2003 02:00

Manuel Martínez Mediero

La editorial Fundamentos acaba de publicar el décimo volumen de las Obras completas de Manuel Martínez Mediero (Badajoz, 1939), autor crítico con una obra marcada por la transición política. Representado sobre todo en la década de los 70, hoy sigue siendo un prolífico dramaturgo descontento con el trato que se da a los de su oficio.

Hay dos obras de Martínez Mediero que jalonan dos épocas de su teatro: Jacinta se marchó a la guerra (1965), su primera obra, una farsa de tono expresionista que muestra su descontento con el mundo; y Las hermanas de Búfalo Bill (1975), que acusa el momento de la transición política española y supuso su mayor éxito, ya que estuvo un año en cartel. A partir de los 80, su teatro es más simbolista y se recrea en personajes literarios y mitológicos o en conflictos más personales que políticos (Juana del amor hermoso o Rosas para Carolina, una de sus últimas obras con la que se inaugurará el teatro Carolina Coronado de Almendralejo).
-¿Por qué Obras completas a estos diez volúmenes si sigue escribiendo? ¿Cuántas obras incluye?
-Quería juntar todas mis obras porque creo que tengo un largo recorrido desde 1968 y en total creo que son unas 55 piezas. De no haberlas publicado ahora creo que nadie hubiera movido un dedo por hacerlo. Es más, creo que hay gente que estaría muy contenta de que yo desapareciera: ha habido un soterrado exterminio de algunas generaciones de autores de teatro. En el teatro se ha hecho lo mismo que en Irak: desmocharlo, sustituirlo por una industria floreciente como la de la novela.

-Usted sigue siendo muy prolífico, no diría como Lope, pero...
-Entre Lope y yo la única diferencia es que nació unos siglos antes.

-... lo que yo quería preguntar es si no es antinatural que un dramaturgo siga escribiendo aunque sus obras no se representen.
-Lo antinatural sería no escribir, lo antinatural es que la gente lea novela y no teatro, cuando éste es más interesante porque concentra más temas que la novela. Lo más importante de Shakespeare es que podemos leer sus obras. Respecto a lo de estrenar, en España no quieren que estrenemos casi nadie, bueno, el pobre Marsillach en el Centro Dramático Nacional (CDN), gran actor y director pero regularcillo autor. Y luego jóvenes medianamente protegidillos. Pero hay cantidad de grupos que estrenan mi teatro, más en el extranjero que aquí. Ahora se van a estrenar dos obras mías en Portugal: Heroica del domingo y La loca carrera del árbitro.

Un milagro en el CDN
-¿Y para cuándo en el CDN?
-Eso es absolutamente imposible, tendría que suceder un milagro.

-¿El teatro es un arte para jóvenes?. Usted, por ejemplo, fue un autor solicitado en la década de los 70.
-En general, lo que se busca es renovar la especie pero para matarla. A mí, entonces, me sacaban, me llevaban a televisión y luego me hicieron desaparecer del mapa. No he vuelto a televisión desde 1981.

-Hace cuatro años reestrenó en Madrid Las hermanas de Búfalo Bill.
-Sí, y dígame que autor vivo ha mantenido una obra en cartel más de un año.

-La reposición no tuvo el éxito esperado. ¿Cómo lo explica?
-Pues porque la gente está para que le doren la píldora y si no lo haces, pues nada que hacer. Además, recordaba tiempos pasados y los tiempos cambian.

-¿No habría sido mejor retocar la obra?
-Hay obras que no se deben cambiar. Los directores siempre hacen el intento de modificarlas y quizá por ello no hacen textos de autores vivos, para no enfrentarse con nosotros.

-Se le sitúa en la generación posterior a la del realismo de Buero y Sastre, un iniciador de la propuestas experimentales.
-Sí, pero creo que el teatro con estas experiencias pierde contacto con el público de forma alarmante.

-En muchas de sus obras hay referencias a asuntos de la actualidad, ¿no es un elemento de riesgo para la pervivencia de la obra?
-Pues no, porque cuando se representan lo único que hay que hacer es cambiar los nombres. En general, la Humanidad ha variado poquísimo, sólo han cambiado las formas, no el contenido. No noto muchas diferencias entre el franquismo y la democracia, la única es que ahora la gente vota, pero en el fondo todo es igual. Quizá, Franco no hubiera ido a la guerra de Irak

-Da la impresión de que está enfadado con el mundo.
-Estoy permanentemente enfadado, nací enfadado y me da salud. Digo las cosas como pienso y si publico es porque no tengo más remedio.