Image: Marta Carrasco y el revés de las cosas

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Teatro

Marta Carrasco y el revés de las cosas

La coreógrafa estrena en la Cuarta Pared de Madrid Eso sí que no

30 octubre, 2003 01:00

Marta Carrasco. Foto: Eddy Kelele

Marta Carrasco es una de las figuras ascendentes de la escena catalana. Sus creaciones, a caballo entre la danza y el teatro, recrean un universo muy personal de tintes oníricos, de un aparente desorden y trazado con humor. La coreógrafa estrena el 5 de noviembre, en la Cuarta Pared de Madrid, Eso sí que no, su último trabajo inspirado en textos de Cioran y Dostoievski y música de Verdi y Schubert, pero también de Brel, Tom Waits y Albert Pla.

Una acróbata. Pero no de la pirueta superflua, sino de los mundos complicados. De esos que bordean la locura, se pasean por el vacío de la existencia y rozan la desesperación. Marta Carrasco sabe cómo bailar en ese territorio de desequilibrios. Dio pruebas en Aiguardent (Aguardiente); y lo volvió a demostrar en Blanc d"ombra. Recordant Camille Claudel (Blanco de sombra. Recordando a Camille Claudel) y Mira"m. Ahora lo intenta de nuevo en Això sí que no (Eso sí que no), título rotundo y contradictorio, tanto como intentar casar sobre un escenario los aforismos de Emile Cioran y El sueño de un hombre ridículo de Feodor Dostoievski, la música de Jacques Brel y la ingenuidad de Blancanieves, la solidez de la palabra con la fuerza del movimiento, del gesto, del flamenco y de la danza contemporánea.

Atracción por la locura
¿Qué tienen en común Cioran, Dostoievski y el flamenco? "El desgarro", responde Marta Carrasco. El mismo que suena en Jacques Brel, Tom Waits o La Traviata, músicas que baila en Això sí que no; el mismo que habita en el complicado mundo de la locura que suele transitar siempre por sus espectáculos. "Me atrae, no lo puedo evitar. Porque todavía no se ha dicho todo sobre ella; porque dudo entre lo que es cuerdo y lo que es loco, entre lo que es normal y lo que es anormal", reconoce Marta Carrasco. "La de la locura es una cuerda floja que me fascina, porque tiene que ver conmigo; porque tengo un lado oscuro y extraño, aunque también el otro". El de la risa, y es que para sobrevivir al nihilismo de Emile Cioran, Marta Carrasco apuesta por el humor. "Me interesa un pesimismo tan radical como el de Cioran, un hombre capaz de decir que lo peor que nos puede pasar es haber nacido. Pero para soportarlo necesito la risa, necesito reírme para sobrevivir". Este es el talante con el que la coreógrafa catalana se enfrentó a Això sí que no, un espectáculo que verá la luz gracias a su empeño y a su tozudez.

El Grec la dejó en la estacada
Marta Carrasco había comprometido un espectáculo, La mel (La miel), para el Grec"2003; pero, explica la coreógrafa, el festival la dejó en la estacada: "Primero me desmoroné, después decidí que a mí no me hunde nadie". Y, en un par de meses, se inventó este Això sí que no -estrenado la pasada semana en el Festival Temporada Alta de Gerona, quien lo ha coproducido junto con el Festival de Otoño de Madrid- que nace del espíritu flamenco de una de sus bailarinas, Fuensanta Morales, del monólogo El sueño de un hombre ridículo, de Dostoievski, que desde hace meses pasea el actor Ricardo Moya, y de Jacques Brel: "Mi talismán".

"Con Cioran y con Dostoievski era fácil que el espectáculo cayera en la pedantería, en el aburrimiento. Para evitarlo decidí mezclar estilos: decir a Cioran con palabras, pero también con acciones y con imágenes". Los anteriores espectáculos de esta coreógrafa que empezó como bailarina en las compañías de Angels Margarit y Ramon Oller ya desbordaban imágenes, ya estaban llenos de acción apasionada; en cambio, lo de la palabra es nuevo para ella. "Siempre había pensado que la libertad que me daban las imágenes me la negaba la palabra. Creía que el texto me limitaba y por eso siempre era una molestia", recuerda Carrasco,"pero un día decidí que el problema no estaba en el texto sino que estaba en mí". Así que, como casi siempre ha hecho esta mujer, decidió lanzarse a la piscina.

Pese a que el trabajo de Carrasco ha sido reconocido con el aplauso del público, varios Premios Max y giras internacionales que reclaman su primer montaje Aiguardent (1995), no todos están de acuerdo con su manera de entender el baile.

"Dicen que no bailo"
"Ni yo misma sé muchas veces cómo definir lo que hago sobre un escenario", reconoce Carrasco que, amante de las fronteras complicadas -locura/cordura-, cruza con insistencia la que separa la danza del teatro: "Sé que hay gente que dice que yo no bailo". Pero es que ella sólo entiende la danza "si tiene algo que decir, si me emociona, si es esencial; no me sirve la danza como adorno, la danza gratuita. Entonces me aburre como espectadora, como bailarina y como coreógrafa". Y concluye: "Prefiero ir al circo que a ver según qué espectáculo de danza".

Y en esa manera de entender la danza de Marta Carrasco cabe el flamenco de Fuensanta Morales, el baile de Neus Suñé, el movimiento imperfecto del actor Xavi Sáez y El hombre ridículo de Ricardo Moya, hilo conductor del espectáculo, un actor que "parece salido de las películas de David Lynch; un actor vivido, que parece eterno". Això sí que no también estará transitado por la propia Marta que, si se quedó fuera en Mira"m, ha decidido que esta vez también bailará. "Es difícil estar dentro y fuera", defiende; así que buscó consejo en el director de teatro Fernando Bernués (Tantaka Teatro), "una mirada sabia y respetuosa". Como la que muchas veces le toca pasear a Carrasco cuando algún director de escena le pide colaboración como asesora de movimiento. "Es un trabajo que me gusta y que, a la vez, odio, porque nunca sabes con qué te vas a encontrar. Muchas veces tienes que hacer entender a los actores que tu trabajo es importante; darle tiempo al director para que sepa exactamente qué quiere de ti". Tampoco se le escapa la razón de tales problemas: "En España no hay tradición como ocurre en otros países; aquí sólo lo entiende la generación más joven, la de Julio Manrique, la de álex Rigola". También los responsables de los proyectos que aguardan a la coreógrafa en los próximos meses: la ópera Gaudí, de Joan Guinjoan, en el Liceo bajo dirección de Manuel Huerga; y la versión teatral de una de las películas españolas de mayor éxito, El otro lado de la cama, de Martínez Lázaro.

[Con estudios de piano, canto, danza clásica, contemporánea y jazz realizados en París y Nueva York, Marta Carrasco ha bailado en compañías como Metros o Mudances. Pero es con Aiguardent y Blanc d’ombra, solos que ella interpreta, que se gana el reconocimiento del público y se multiplican sus colaboraciones: la película Viaje a la luna, de Amat, las coreografías del musical A Little Night Music, de Gas, u obras como Ronda de mort a Sirera, de Salvat.]