Image: María Galiana y Rosa María Sardá

Image: María Galiana y Rosa María Sardá

Teatro

María Galiana y Rosa María Sardá

Cara a cara entre dos actrices veteranas que vuelven al escenario

13 noviembre, 2003 01:00

María Galiana (Foto: Chicho) y Rosa María Sardá (Foto: J.M. Casaña)

Son dos actrices dispares que vuelven a las tablas después de varios años de ausencia. Rosa María Sardá, que no subía a escena desde hacía tres años, se somete a una tremenda transformación física para parecer una enferma terminal de cáncer en Wit. Se estrena el 14 de noviembre en Gerona y a partir del 19 estará en el Borrás de Barcelona. También María Galiana vuelve al teatro. Inaugura, a partir del día 15, la sala de La Princesa del María Guerrero de Madrid con un monólogo hecho a medida por Jerónimo López Mozo y dentro del ciclo Confidencias.

-Vuelve a la escena después de bastante tiempo. ¿Es cierto que le cuesta hacer teatro? ¿Por qué?
-María Galiana: Mis dos últimos trabajos en teatro se remontan a 2000 y 2001, cuando trabajé en Troyanas y en la obra Para siempre de Junyent. Desde entonces no había vuelto a pisar un escenario no porque no quisiera, sino porque mi trabajo en la serie "Cuéntame" me impedía hacer otra cosa. La televisión está ocupando todo mi tiempo. Me encanta hacer teatro y cuando pasa mucho tiempo sin subir a un escenario lo echo de menos, pero debo reconocer que me gusta más el cine. Son dos medios de expresión parecidos pero muy dispares. Lo que hace que me incline por uno u otro medio es mi gusto por el cambio, por el riesgo. Me gusta hacer cosas distintas.
-Rosa María Sardá: Todo depende de las ofertas que me hagan, pero para mí lo interesante es la pieza más que el medio. A veces entre muchas propuestas no encuentras ninguna interesante y otras veces sólo tienes una, pero magnífica.

-¿Qué requisitos debe reunir una obra para que acepte interpretarla y qué le llevóa a aceptar ésta?
-R. Mª. S.: No es una elección que dependa de uno, porque la gente tiene que trabajar para subsistir y España no es ninguna panacea para el actor. Hay poco trabajo y pocas infraestructuras en cine y teatro. Pero para que me implique en un proyecto es necesario que tenga un contenido. Margaret Edson, la autora de Wit, es una gran escritora y la obra se ha representado en todo el mundo, incluso hay una ópera. El proyecto me llegó hace tres años pero no lo hemos podido realizar hasta ahora por las circunstancias, porque en España, todo lo que tenga que ver con la cultura es precario.
-M. G.: Para que me decante por una proyecto es imprescindible que la obra tenga un sustrato literario y una historia atractiva. No me importa hacer papeles secundarios, de hecho son los que abundan en mi carrera, pero yo creo que no existen papeles pequeños sino actores pequeños. En el caso de este ciclo titulado "Confidencias" me atrajo la posibilidad de mantener un cara a cara con el público. Es muy atrevido.

-¿Qué es lo que más destacarían de su montaje?
-M. G.: El ciclo "Confidencias" es muy atractivo por su punto de vista inicial: una serie de actores y actrices contando nuestras experiencias personales y profesionales en un espacio íntimo donde el espectador está muy cerca del actor. Mi texto lo ha escrito Jerónimo López Mozo a partir de las confidencias que yo misma le he hecho. Es una charla con ilustraciones, un recorrido por mi propia biografía y doy opiniones, a veces heréticas, sobre la vida y el teatro.
-R. Mª S.: Todo el equipo nos hemos volcado en esta historia y espero que, si vendemos tres butacas, la gente lo aprecie.

-¿Ha sacado alguna enseñanza de este personaje?
-R. Mª. S.:Yo no me parezco en nada a la doctora Bearing y tampoco necesito buscar puntos en común. Pero aun cuando no tenía previsto que aparecieran cosas siempre surge algo. Lo importante es que el montaje me guste a mí y , como consecuencia, también a los demás.
-M. G.: Yo no quiero que mi discurso sea petulante, sino que sea una síntesis de mis opiniones y que ésta sea confrontada con el espectador, cara a cara. Eso es difícil pero también enriquecedor.

-Cuando hace teatro, ¿qué espera del director de escena?
-M. G.: Debe dar unas pautas y guiar tu trabajo. Yo le pido que se compenetre con el actor, que cuide la dramaturgia, que sea capaz de ver los potenciales de cada actor y que saquen lo mejor de uno mismo.
-R. Mª. S.: Lluís Pasqual y yo llevamos 25 años trabajando juntos. Conozco su forma de ser y él la mía. Sé lo que le pide a un actor sin que hablemos una palabra, y yo intento conseguir eso, si puedo.

-Desde un punto de vista interpretativo, ¿usted es de esas actrices que muestra su personalidad, experiencia u opiniones a través del personaje que interpreta?
-R. Mª. S.: Le repito que para mí no es importante tener algo en común con mis personaje. Desde luego espero parecerme poco a la doctora Bearing.
-M. G.: Siempre encuentras un punto en común con tu personaje. El papel más divergente que he interpretado en mi carrera es, curiosamente, el de Solas.

-¿Cree que los actores españoles valoran y aprecian las tablas? ¿Existe un abismo entre los actores de cine y los que actúan en el teatro?
-M. G.:En España, actualmente, hay una mala tradición de teatro. La gente no ama el teatro, no es como en Inglaterra. Aquí la gente no va "encantada" a la Zarzuela. Pero también hay una estirpe de actores que aman el teatro y que trabajan en el cine para costearse la vida. Sin embargo, no se puede actuar igual en cine que en teatro.
-R. Mª. S.: Los actores lo valoran pero no los empresarios, por ejemplo. Los actores somos los que, heroicamente, hacemos teatro, aunque a veces me pregunto si este país se lo merece.

-¿Hay en Barcelona mejor y más teatro que en Madrid?
-R. Mª. S.: El buen teatro está donde se produce buen teatro. Unas veces es en Barcelona, otras en Salamanca, en Madrid. Hay grandes compañías y actores que la gente no sabe que existen, pero ellos siguen ahí, haciendo su trabajo. No hay mejores sitios sino mejores profesionales.
-M. G.: Debo reconocer que en Barcelona se hace mucho y muy buen teatro, pero con el inconveniente de que es en catalán. Pero allí te encuentras fácilmente a compañías como La Fura, Els Joglars, Comediants, etc, que están subvencionadas por la Generalitat. Hay más diversidad, entusiasmo y profesionalidad. En la capital también hay mucho de eso, pero también hay mucha morralla.

-En el último año hemos visto a los artistas tomar la calle , ¿cree que por el hecho de ser actor el artista está llamado a cumplir una función social especial?
-M.G.: Sí. Somos personas muy conocidas a las que la gente tiene en cuenta. Tomar postura es importante. Por ejemplo, si la actriz Susan Sarandon no hubiera tomado partido no nos hubiéramos dado cuenta de que había gente que no opinaba como Bush.
-R. Mª. S.: El actor cumple una función social por el hecho de subir a un escenario y mostrarse impúdicamente. En este oficio hay gente con ideología, afortunadamente, y no por el hecho de ser actores. Vivimos una época espantosa que da miedo y tenemos que decirlo. Hay mucha gente que no está de acuerdo con lo que se hace y lo dice. Pero que no estés de acuerdo no significa que seas un terrorista. Tenemos derecho a discrepar.