Image: Mis problemas con Noche de guerra en el museo del Prado

Image: Mis problemas con "Noche de guerra en el museo del Prado"

Teatro

Mis problemas con "Noche de guerra en el museo del Prado"

por Ricard Salvat

18 diciembre, 2003 01:00

La escena origen de la polémica. Foto: Mercedes Rodríguez

Artibus, empresa de José Manuel Garrido que gestiona el Teatro de Madrid, ha coproducido con la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales Noche de guerra en el museo del Prado. Su director, Ricard Salvat, denuncia aquí cómo Garrido le ha cerrado las puertas del teatro por negarse a "tapar" una escena erótica de la obra.

He esperado dos semanas para escribir este artículo que pretende informar sobre los problemas que he tenido con la productora de Noche de guerra, de Rafael Alberti. El martes día 2, el productor de este espectáculo me dijo que no era conveniente representar en la versión para jóvenes de Noche de guerra la escena de Venus y Adonis con los actores desnudos. Ya de entrada pensé en hacer dos versiones del espectáculo: la que se ha representado sin ningún tipo de problemas para adultos, y la que iba destinada a jóvenes, donde se cortaban elementos del aquelarre goyesco y se daba una versión con actores jóvenes, buscadamente menos erótica de lo que es la versión para adultos. Por lo visto, tres escuelas, al ver una fotografía de la escena de Venus y Adonis de la versión para adultos publicada en El Mundo se escandalizaron y pidieron el cambio mencionado en el espectáculo, que naturalmente, yo no acepté. En esta misma reunión del día 2, se me dijo que yo no tenía ningún derecho a seguir la gira y a controlar el cambio que supone pasar de un enorme y maravilloso escenario como es el del Teatro de Madrid, al espacio escénico mucho más reducido del Teatro de San Sebastián de los Reyes. El productor argumentó que, una vez estrenado, el espectáculo le pertenecía. Contesté que, a mi entender, le pertenece la explotación del espectáculo, pero no la propiedad intelectual del mismo. Asimismo, pedí también que mi nombre figurara en todas las carteleras de los periódicos y que, a ser posible, se incluyera el nombre de todo el equipo artístico. Sorprendentemente, mientras yo ensayaba los cortes de la escena mencionada y un cambio que tuvimos que hacer en uno de los papeles vino la productora ejecutiva al escenario y me dijo que, a partir del día siguiente, yo no podía entrar en el teatro. Pensé que esa increíble decisión obedecía a un rapto puntual de humor no controlado, dado que, contrariamente a lo que la producción afirma, yo no he tenido ningún problema grave con ella, muy al contrario. Han pasado dos semanas, producción reunió a todos los actores el día 4 para decir que yo le agredía continuamente e hizo todo tipo de reflexiones psicologistas sobre nuestra relación. El mundo del teatro está lleno de estos problemas, personas que no se entienden, pero que, a pesar de todos los desencuentros, siguen trabajando juntas. De niño oí hablar de María Fernanda Ladrón de Guevara y Rafael Rivelles que siguieron trabajando después de divorciados y de haber tenido fuertes desencuentros. Muy conocida es, en el mundo del cine, la pésima relación entre Fred Astaire y Ginger Rogers, que superaban con profesionalidad. Interpretaron las más bellas escenas de amor de los musicales. Esa posible mala relación va del productor hacia mí, nunca al revés. Una semana antes habíamos almorzado distendidamente. Me dio unos consejos sobre el espectáculo, que yo seguí. Sorprende que, habiendo cumplido con todas mis obligaciones como director de escena, y haber montado la obra en diez días, alguien se atreva a impedirme la entrada para ver mi espectáculo en un teatro que pertenece al Ayuntamiento de Madrid, y está en régimen de cesión al citado productor. Frente al desagrado mostrado por tres actores por el trato que yo recibí, el productor reiteró que el Teatro de Madrid es su casa, y como hace en la casa donde vive, impide la entrada a alguien que no le es grato.

Otro elemento de sorpresa lo constituyó el programa de mano donde se publica un artículo mío, que escribí en mayo para la mesa redonda de presentación del ciclo teatral dedicado a Alberti, organizado por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. Cinco semanas antes del estreno comuniqué a producción que quería escribir un artículo, explicando las claves de mi montaje y dramaturgia. Se me dijo que no lo creían oportuno. Luego vi incluido, en el programa de mano, el texto que escribí para la mesa redonda del Centro Cultural de la Villa de Madrid, fechado en noviembre, cuando yo -insisto- lo escribí en mayo. Como es lógico, de mayo a noviembre, la visión de mi puesta en escena ha cambiado radicalmente.

Por ahora sólo quiero informar, dado que en la reunión que tuvo lugar en el Teatro de Madrid, el jueves día 4, se dijeron todo tipo de contra-verdades en relación a mi persona y a mi trabajo, y no se me permitió el derecho de réplica, al tener prohibida la entrada. El caso Noche de guerra, en este momento, es objeto de estudio por la Associació d"Actors i Directors Professionals de Catalunya.