Teatro

Sábado, domingo, lunes

Director: Sergi Belbel

5 febrero, 2004 01:00

Intérpretes: Anna Lizaran, Alma Alonso, Jordi Bochs, Miquel Bonet, Mont Blanc, etc. Autor: Eduardo de Filippo. TNC. En catalán. Barcelona

Fue el éxito de la temporada pasada, es la reposición en ésta. Quizá un teatro nacional debiera tenerla en repertorio, tal vez a semejanza del National inglés pudiera traspasar sus éxitos a los teatros comerciales. Pero el comentario no afecta al interés y calidad del espectáculo.

El gran hombre de teatro Eduardo de Filippo (1900-1984), de una familia de actores napolitanos, estrenó en 1959 esta obra en Roma que más tarde Olivier haría en Londres. Autor, actor, director de películas, De Filippo recupera la mejor tradición del teatro popular italiano, con influencias de Plauto, la comedia del arte y de los grandes europeos, buscando confrontar en el escenario lo que ocurre en la vida real. Dissabte, diumenge i dilluns (Sábado, domingo, lunes) es el retrato de una familia y de una sociedad, napolitana, de sus vicios, sus pequeñeces, sus costumbres; y de las diferencias entre el amor y el matrimonio. El sábado se prepara la gran comida familiar del domingo, Rosa prepara su ragú; el domingo, la comida familiar que incluye una pareja de vecinos, plagada de tensiones, desembocará en una violenta escena de celos de Peppino cuyo absurdo abocará el lunes en un final feliz para todos.Es un ambiente y unos personajes que no han perdido fuerza. En ello juega una baza fundamental la vistosa y habilísima puesta en escena de Sergi Belbel, con escenografía de Cristià y Glaenzel, que consigue que las más de tres horas de espectáculo transcurran con gran amenidad. El movimiento de actores es ágil y dinámico. Son diecisiete con apenas papeles secundarios. La protagonista -que fue con reconocido éxito Mercedes Sampietro- es ahora una Anna Lizaran desbordante de napolitana energía. Es el mejor papel que hemos visto de Jordi Bosch. Espléndido Jordi Banacolocha en el abuelo. Pero también hay que destacar a Mont Plans que abandona aquí su carácter cómico, a Angels Poch y Lluís Soler en la pareja de vecinos, a Francesca Piñón, la criada y sobre todo, a la armonía interpretativa del conjunto. Es un renovado éxito.