Teatro

Diktat

Autor: Enzo Cormann. Director: Lurdes Barba

9 septiembre, 2004 02:00

Intérpretes: Albert Perez y Xavier Ripoll. En catalán. Tantarantana. Barcelona

Diktat, tras una trayectoria de más de quince estrenos del autor, llegó en 1995 a Aviñón. Como en varias de sus obras, estamos ante el enfrentamiento de dos personajes, tal vez Vladimir y Estragón, sumidos en un huis clos. Aristóteles en una mano, una granada en la otra. Esta sería una de las metáforas de Diktat. Las palabras como arma versus las armas y la carnicería de la guerra. Las víctimas que no pueden escapar a sus sentimientos de odio, los del lado de los vencedores, víctimas también del sufrimiento. La memoria o el olvido tras la guerra. Un exiliado que se creía muerto desde hacía 25 años, aparece de repente en su país; su hermano es un brillante psiquiatra que va a ser nombrado consejero de sanidad. El primero cita a éste para un encuentro en el que ambos serán sucesivamente amenazador y amenazado, en el que se echarán en cara "su" verdad hasta darse cuenta de que "es la ficción la que nos salva". Son dos mitades de la humanidad que se enfrentan, dos razas. La puesta en escena de Lourdes Barba es inteligente, de gran fuerza y sobriedad y ha sabido sacar lo mejor del duelo del tracio Piet (Albert Pérez) y de su hermano el tribio Val (Xavier Ripoll}. Val secuestra a Piet para vengar en su persona los crimenes y las humillaciones que sufrieron los derrotados.No existe el paisaje, el espacio escenico no es mas que un agujero oscuro donde se cobijan el miedo, la humillación y el odio. Cormann reflexiona con lucidez y crudeza sobre la tragedia balcánica, pero la reflexión nos acerca a muchas tragedias de hoy. Bosnia, Sarajevo, serbios, musulmanes, Afganistán, Irak, descubrimientos de fosas, bombardeos sobre civiles, están próximos en el tiempo. No podemos contemplar este magnífico espectáculo sin sentirnos involucrados en una historia que nos duele. La indiferencia es imposible. Hay que aplaudir.