Image: Gerardo Vera

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Teatro

Gerardo Vera

10 ideas para el CDN

30 septiembre, 2004 02:00

Gerardo Vera. Foto: Mercedes Rodríguez

Si la idea básica que guió al equipo anterior del Centro Dramático Nacional fue la de escenificar el teatro español contemporáneo, el nuevo director, Gerardo Vera, prefiere la dramaturgia europea y se muestra continuista en dar cabida, en la medida de lo posible, a autores españoles "vivos". A mo- do de decálogo, El Cultu- ral presenta los principios que, según Vera, regirán la institución para los próximos cuatro años.

1. "Voy a producir lo que el mercado no demanda", explica Gerardo Vera, el nuevo director de Centro Dramático Nacional; según dice, éste ha sido el criterio que le ha guiado a la hora de decidir sobre qué debe hacer un teatro público. Se le podría objetar que así el teatro público deja de ser más "público" que nunca pues hace justamente oídos sordos a los gustos del respetable; pero es ya un lugar común entre el gremio farandulero que los gustos del público deben ser satisfechos por el teatro comercial, mientras el teatro institucional, -o ¿mejor dicho oficial?-, debe colmar las inquietudes artísticas de autores, directores y actores injustamente comprendidas por el vulgo. Aún así, el director espera obtener "una rentabilidad social".

2. "El CDN va a ser un centro de producción y creación. Yo no quiero confundirme con el Festival de Otoño", continúa Vera. Con ello el director quiere dejar claro que el CDN no va a ser un cajón de sastre en el que convivan producciones ajenas y propias; va a exhibir espectáculos ideados y realizados por equipos en los que el Centro ha confiado y que siguen su "filosofía artística e intelectual". Al contrario de lo que hizo el equipo precedente; ahora, las compañías invitadas estarán presentes excepcionalmente, "sólo con esa obra exquisita que no tiene posibilidades de ser exhibida".

3. Valle Inclán será la referencia artística del CDN. "Es el padre de la dramaturgia contemporánea y voy a hacer una obra suya cada temporada. Quiero que en la próxima, en la que abriremos el teatro Olimpia, éste se inaugure con un texto de Valle (quizá Romance de lobos) y, de igual forma, la sala grande de este teatro llevará su nombre; la pequeña se llamará Francisco Nieva". Para esta temporada ha programado Cara de Plata, dirigida por el catalán Ramón Simó y con escenografía de Christoph Schubiger, procedente de la Shauböhne de Berlín, el teatro que dirige Thomas Ostermaier.

4. "El CDN será un lugar para la dramaturgia contemporánea, entendiendo por tal a autores del siglo XIX hasta nuestros días". Vera opta, de esta forma, por el teatro europeo, frente al anterior equipo que se ciñó a los autores españoles del siglo XX. El director habla de ofrecer una mirada contemporánea: "No quiero nada del pasado. Quiero que se hable del hombre de hoy. Concibo exhibir clásicos pero con una tendencia a lo contemporáneo. Hacer a Valle de una forma actualizada, por ejemplo, eliminando lo costumbrista que hay en Cara de plata". O, por ejemplo, ofrecer una versión del Infierno, de la Divina Comedia, de Dante, que en manos del croata Tomaz Pandur tiene, según dice, un estilo muy artaudiano.

5. La dramaturgia actual estará presente con dos autores, al menos durante esta temporada. Juan Mayorga y su Camino del Cielo será el primero en levantar el telón del María Guerrero; Raúl Hernández, que como el anterior pertenece al grupo El Astillero, cerrará la temporada de la sala de La Princesa. "En esta pequeña sala es donde yo quiero experimentar con autores y directores españoles de cara a la apertura de la sala Olimpia".

6. "El CDN va a ser un centro de promoción de espectáculos que, en colaboración con el Instituto Cervantes, contribuya a difundir el teatro español contemporáneo fuera de nuestras fronteras". En este sentido se ha creado un Departamento de Relaciones Internacionales, al frente del cual está Luis Blat.

7. "Animar la producción dramática mediante talleres para autores y directores". Estos talleres son encargos en torno a un tema, que pretenden involucrar progresivamente al equipo que los pondrá en escena. En estos momentos Albert Espinosa trabaja sobre el tema de la juventud; y a Eduardo Vasco se le ha encargado un espectáculo que debe versar sobre la emigración. Igualmente, invitará a directores extranjeros a que desarrollen talleres con actores españoles; está previsto que Tomaz Pandur lo haga durante su estancia en Madrid.

8. Crece el número de asesores. Vera ha nombrado asesora de dirección a Isabel Navarro (directora del CDN en 1995, quien entonces creó un Consejo de Dirección integrado, entre otros, por Vera) y mantiene el cargo de director adjunto, que ocupa Aurora Rosales. Además, contará con un equipo de dramaturgos residentes cuya función será la de evaluar textos, sugerir y realizar adaptaciones dramáticas así como otras actividades. Este equipo de dramaturgos lo componen José Sanchis Sinisterra, Juan Mayorga y el poeta Luis García Montero. Por otro lado, se mantiene el comité de lectura, un órgano consultivo de la dirección que pasa de tres a cuatro miembros (los actores José María Pou y Abel Vitón, la autoraYolanda Pallín y el director Javier G. Yagöe) y cuya labor trasciende ahora lo meramente literario para entrar en terrenos de puesta en escena y formación de elencos.

9. "No soy partidario de mantener tres o cuatro meses una obra en cartel, un teatro público debe dar cabida a más artistas". Vera sostiene que aquellas obras que tengan éxito no desaparecerán, ya que pasarán a formar parte del repertorio del CDN en la temporada siguiente, y serán exhibidas en el teatro Olimpia. Por otro lado, apuesta por mantener las giras del CDN por toda España y colaborar con los centros dramáticos autonómicos.

10. El director ha solicitado 6.400.000 euros para el próximo año, un presupuesto de producción que a fecha de cierre de esta edición todavía no había sido aprobado por el INAEM; la cifra supera en algo más de dos millones de euros el presupuesto del CDN para 2004 (las partidas presupuestarias van por años, no por temporadas). En 2005 se inaugurará el teatro Olimpia, con dos salas, y el CDN deberá emplear parte de este presupuesto en ello.


Temporada 2004-05

Lágrimas de cera. Dirección: Roberto Cerdá, 14 de noviembre. Getafe. Festival Madrid-Sur

Sala María Guerrero
Camino del Cielo, de Juan Mayorga. Dtor: Antonio Simón. (18 de noviembre). Cara de plata, de Valle Inclán. Dirección: Ramón Simó. 13 de enero. Roberto Zucco, de Koltès. Dirección: Lluís Pasqual. (Marzo). Infierno, de la Divina Comedia de Dante. Dirección: Tomaz Pandur. (Mayo).

Sala de la Princesa
El señor Ibrahim y las flores del Corán, de Eric Emmanuel Schmitt. Dramaturgia y dirección: Ernesto Caballero. (20 noviembre). El invierno bajo la mesa, de Roland Topor. Versión y dirección: Natalia Menéndez. (Marzo). La persistencia de la imagen, de Raúl Hernández. Dirección: Javier G. Yagöe. (Mayo)



Razonable expectativa
Ya hay programación en el María Guerrero y La Princesa. A mi me parece que Mayorga, Raúl Hernández, Valle, Koltès y otros son una buena noticia; Gerardo Vera ha dado prueba de un serena modernidad que se refleja en los carteles. Así que, a falta de cómo se materialicen los proyectos, pues bien. Roberto Zucco se ha puesto tantas veces que es un reto conseguir algo nuevo. Y Mayorga es uno de los jóvenes, como todo El Astillero, necesario. Vuelve al María Guerrero donde ya estuvo en el 99 con Cartas de amor a Stalin, cuando lo regía Pérez de la Fuente, al que, por cierto, se le ha acusado de haber hecho un teatro cutre; Mayorga es un fijo del María Guerrero lo mismo con Pérez de la Fuente, puesto por el PP, que con Vera, designado por el PSOE. O sea, que este continuismo me parece ejemplar. Valle también es indiscutible, aunque Cara de Plata no sea lo mejor de su repertorio; tampoco lo fue el desafortunado Yermo de las almas (Narros) o Valle-Inclán 98 (Helena Pimenta), en la anterior etapa.

Hay un continuismo que a mi me parece menos ejemplar. Es lo que podríamos llamar un continuismo de ausencias; Alfonso Sastre, por ejemplo. Me consta, pues fui testigo de una conversación en El Escorial entre Sastre y Pérez de la Fuente, que éste pretendió completar el quinteto español (Aub, Buero, Nieva, Arrabal) con el exiliado de Hondarribia. El proyecto se torció y, en vez de Los hombres y sus sombras, salieron Los verdes campos del Edén, de Gala. A ver si Gerardo Vera rompe el maleficio que pesa sobre el mejor autor español de la segunda mitad del siglo XX. El problema del teatro público no es tanto de programación como de estructuras. Suerte a Vera. Javier VILLáN