Image: La caída del mito de Camelot

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Teatro

La caída del mito de Camelot

Morgana Le Fay revisa la obra "King Arthur" de Purcell

22 diciembre, 2004 01:00

Pablo Huetos y Vanessa Martínez durante un ensayo

La compañía Teatro Defondo presenta en la Sala Cuarta Pared de Madrid una particular visión del mito de Arturo. Morgana Le Fay o La caída de la casa Pendragón, que permanecerá en cartel hasta el 3 de enero, combina audiovisuales con teatro y música.

La joven compañía Teatro Defondo ha asentado en tan sólo dos espectáculos las bases de un lenguaje propio que se aleja del teatro convencional para mezclarse con la ópera, los medios audiovisuales y la danza, creando una gramática particular que ya ha dado sus frutos: el Stabat Mater de Pergolesi, estrenado la temporada pasada en la Sala Cuarta Pared y este Morgana Le Fay o La caída de la casa Pendragón, que vuelve al mismo espacio. La cantante de ópera Vanessa Martínez y el actor Pablo Huetos son el alma mater de esta formación multidisciplinar que "toma referencias barrocas para construir nuestros propios textos" dice Martínez, y en la que nadie se limita a un solo papel: aquí los actores también son músicos, cantantes y, cuando la puesta en escena lo requiere, hasta bailarines. Martínez, además de interpretar y cantar, dirige la obra y firma el texto junto con Huetos -que además actúa, baila y toca alguno de los instrumentos utilizados en el montaje-.

Desmontando a Arturo
Morgana Le Fay se basa en la semi-ópera de Henry Purcell King Arthur, compuesta a finales del siglo XVII con libreto de John Dryen, y que ha sido el punto de partida para el texto creado por Huetos y Martínez. "Arturo es el icono anglosajón más manipulado de la historia -asegura la directora-. Fue modificado a través de los siglos según el monarca del momento y las circunstancias históricas. De hecho, Enrique III mandó crear la ópera para legitimizar su invasión de otro país". Una ardua labor de investigación ha llevado a sus autores a descubrir la evolución de este personaje y su idílico reino hasta nuestros días, donde la manipulación es amplificada por los medios de comunicación. Los personajes de este montaje no son nada complacientes con las connotaciones de heroicidad y de maldad (en el caso de Morgana) que tienen algunos de los protagonistas del ciclo artúrico. "Arturo fue un jefe bretón que luchó contra los sajones pero dista mucho del paradigma de la democracia en que se convirtió. Barbie-Ginebra representa la doble moral inglesa: por un lado es muy puritana, pero por otro es capaz de engañar a Arturo con Lancelot. En escena se mueve como una muñeca, con gestos que recuerdan al teatro oriental. Ken-Lancelot es un hombre-florero en manos de la Ginebra lujuriosa. Morgana fue, en su origen, una semidiosa que ha sido demonizada en transcurso de los años. Y Merlín es el gran manipulador, el que crea a Arturo".

La puesta en escena, iconoclasta y fragmentada, se refuerza con la música barroca interpretada en directo por un clave, dos violines, una viola, un chelo, una flauta de pico y tres cantantes. A ésta se suma las videoproyecciones que juegan con la identificación de John F. Kennedy con la figura de Enrique II. "Kennedy simbolizó el renacimiento del reinado de Arturo en los Estados Unidos, y de hecho algunos denominaron su mandato Camelot". En cuanto al empleo de audiovisuales, "recurrimos a toda esa parafernalia tecnológica, incluido el formato de talk show para mostrar la manipulación que de esos mitos se hace a través de los medios de comunicación".