Image: Cita con la danza más rara

Image: Cita con la danza más rara

Teatro

Cita con la danza más rara

Elena Córdoba actúa en Madrid y coincide con el ciclo In-Presentable

9 junio, 2005 02:00

Escena de Silencio, lo último de Elena Córdoba

Madrid congrega esta semana a un grupo de coreógrafos difíciles de clasificar; unen la danza a otras artes de forma que sus obras suelen presentarse como proyecciones videográficas, intervenciones en espacios o instalaciones. Elena Córdoba, exponente madrileña de esta tendencia, actúa a partir del 9 de junio en la Pradillo con sus dos últimos trabajos. Por otro lado, La Casa Encendida reúne a un grupo de artistas nacionales y extranjeros en el ciclo In-Presentable, que comienza a partir del día 15.

La danza contemporánea siempre se ha nutrido de otras disciplinas artísticas e, incluso, muchos de sus creadores son personas con una formación complementaria que les ha llevado a investigar en otras artes y buscar colaboraciones en campos aparentamente distantes. Desde figuras emblemáticas como Merce Cunningham, ya considerado todo un clásico de lo contemporáneo, pasando por los coreógrafos estadounidenses del Judson Church neoyorquino en los años 60 y 70, interesados por el proceso y las posibilidades del movimiento cotidiano, entre muchos otros, los coreógráfos de hoy hacen uso de un enorme abanico de lenguajes, disciplinas y técnicas que atraen a artistas y a públicos muy variados. Actualmente una gran parte de esta búsqueda se ha trasladado a Europa.

Esta semana coinciden en Madrid dos ciclos muy distintos pero que comparten esta visión de la danza. Por un lado Elena Córdoba presenta hoy y hasta el 19 de junio en el teatro Pradillo el ciclo retrospectivo "Danzas de la fragilidad", compuesto por sus últimos dos trabajos, Silencio (2004) y Bobos (2004), además de la proyección de varios videocreaciones hechas en colaboración con Rodrigo García y Javier Marquerie.

Por otro lado, en La Casa Encendida se celebra a partir del día 15 la tercera edición de In-presentable, una semana de programación intensiva y variada de trabajos escénicos, instalaciones, vídeos y talleres realizados por creadores internacionales y españoles en torno al concepto de la coreografía y con atención especial a las últimas obras de artistas jóvenes españoles. El género, la identidad, las convenciones y la representación son los temas que inspiran este ciclo comisariado por el coreógrafo Juan Domínguez, quién opina que con él se pretende animar la programación "convencional" de danza y performances que ofrece la cartelera madrileña: "En In-presentable queremos ofrecer las nuevas tendencias e intereses de los artistas contemporáneos que habitualmente no llegan aquí, trabajos de pequeño y mediano formato que cuestionan los límites y la definición de la danza. Es evidente que In-presentable es un reflejo de lo que está pasando en la danza y en otros terrenos." Acuden figuras consagradas como el francés Xavier Le Roy, quien presenta Giszelle, creada con y para la bailarina y coreógrafa húngara Eszter Salamon, una obra en dos partes que empieza con la archiconocida música de ballet de Adolphe Adam y concluye con La Cara B de Giszelle o partes que no habíamos previsto montar; George Chakravarthi, artista de origen indio que monta la instalación Bar Flies, en la que reflexiona sobre la identidad y la raza; o el compositor y bailarín, Gaëtan Bulourde, con Pfuuf o la punta de la lengua.

Córdoba y el cuerpo imperfecto
Una de las coreógrafas inscrita en esta corriente y afincada en Madrid es Elena Córdoba. Inició su trayectoria como creadora en 1989, y desde entonces esta coreógrafa, bailarina y pedagoga se interesa más que por la evolución de un lenguaje, por una manera de vivir el cuerpo, mostrándolo y celebrándolo con todas sus imperfecciones. Córdoba fue una de las fundadoras de la asociación U.V.I. La Inesperada donde, junto con coreógrafas como Ana Buitrago, Olga Mesa, Blanca Calvo, La Ribot y Mónica Valenciano, intentarons ofrecer una visión innovadora de la danza en Madrid. Hasta la fecha, Córdoba tiene en su haber unas catorce creaciones escénicas, además de numerosas colaboraciones con los directores de escena Rodrigo García, y Carlos Marquerie y el autor Antonio Fernández Lera. "Esta comunicación intensa con el teatro de creación me abrió un camino complementario en mi reflexión sobre el cuerpo," explica la coreógrafa. "La utilización de la acción física, del texto y el trabajo con actores de distintas edades y formación son aspectos de los que se ha nutrido mi obra." A la artista le interesa rastrear el lado más oculto del cuerpo: "Desde el principio de mi trayectoria como creadora la danza ha sido el arte del control y el dominio del cuerpo. Sin embargo, desde hace mucho tiempo busco retratar otros aspectos del cuerpo, los que están lejos de la potencia y el control, porque al fin y al cabo es poco lo que de nosotros podemos controlar," precisa Córdoba. "Esta visión de un cuerpo superdotado me parecía hermosa pero ficticia. Por eso empecé a escarbar en los aspectos más costosos del movimiento, en el cansancio que produce, en la dificultad de realizarlo, en el dominio y en el descontrol del cuerpo frente a sus tareas, buscando así mostrar una cuerpo más humano, un cuerpo con sus luces y sus sombras. Esta búsqueda preside mi obra desde hace tiempo y está especialmente presente en el ciclo de ‘Danzas de la Fragilidad’."

Estudio sobre la torpeza
La coreógrafa define Bobos como "un estudio sobre la torpeza que se realizó de una manera meticulosa y detenida, donde he buscado la belleza en la composición, mirando los detalles". En cambio Silencio "es una obra de grandes trazos, construida sobre la idea de mostrar al hombre como animal y como hombre a la vez". Convive con los poemas del dramaturgo Antonio Fernández Lera y la obra para órgano de J. S. Bach. Córdoba cultiva la colaboración con sus intérpretes: "Me interesa dar la máxima libertad artística a las personas que trabajan conmigo. Mis obras se crean en un espacio de diálogo con los bailarines, se escriben a través de su personalidad y de sus movimientos, nunca impongo un código. Comparto mis ideas y ellos les dan la forma".


Ciclo In-Presentable
El coreógrafo Juan Domínguez es el comisario del Ciclo In-Presentable que comienza el día 15 en la Casa Encendida de Madrid. Domínguez lo presenta como "una oportunidad para los jóvenes creadores españoles, ya que carecen de posibilidades a todos los niveles. Al ofrecer a ciertos participantes de los talleres del año pasado que produjeran algo para el año siguiente comprobé cómo se les abría un mundo." Con los talleres y con las residencias de La Casa Encendida, en colaboración con el Aula de Danza de Alcalá de Henares, se han generado nuevas oportunidades para investigación y creación. "Hablo en general de una generación de artistas entre los 25 y 30 años, gente que han tenido una formación de teatro, cine, danza, música, filosofía, arquitectura", precisa Domínguez.

El ciclo permitirá ver espectáculos, instalaciones y proyecciones y asistir a talleres y encuentros. La programación incluye Matrioska, de Amalia Fernández (día 16), Reproduction de Eszter Salamon (15 y 16), Astra Tour de Ion Munduate (19), un acercamiento al proceso de creación con Tres Tratos de Juan Benítez (20), Dois do seis de setenta de la brasileña Cláudia Möller (21), la videocreación Weiter!!! de Ulf Aminde (18), la videoproyección Auditorium de Ian Breakwell y Ron Geesin, la performance para grupo Flock dirigida por Gary Stevens (21), el nuevo trabajo La noche electoral de Los Torreznos (18) o la instalación Bar Flies de George Chakravarthi (17), entre otros.

Espera Domínguez "generar entre el público una mirada más abierta, más relacionada con las razones de las propuestas que con los formatos. In-Presentable necesita de este público activo con ganas de experimentar, generar, criticar, etc.".