Image: Sobre ruedas por la escena

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Teatro

Sobre ruedas por la escena

Rollerblading en la discoteca Joy Madrid

9 junio, 2005 02:00

Los protagonistas del montaje son un grupo de patinadores

Un escenario atípico para el teatro, la discoteca Joy Madrid, acoge el día 13 de junio la obra teatral Rollerblading, escrita y dirigida por Beatriz Cabur y que cuenta con otra curiosidad: está protagonizada por actores y patinadores.

Rollerblading es, a priori, un montaje desconcertante por su propuesta de unir el deporte del rolling (patinaje de riesgo) con el teatro, poblando la escena de un nada habitual escenario teatral -como es la discoteca Joy Madrid- de patines y patinadores (rollers) que realizan saltos imposibles sobre diminutas ruedas.

La artífice de este proyecto es Beatriz Cabur, licenciada en dirección de escena y dramaturgia por la RESAD y actual profesora de la escuela de artes TAI. Cabur dirige y escribe esta obra que toma como excusa el mundo del patinaje de riesgo para realizar una investigación psicológica de las emociones humanas y, en particular, de las motivaciones que llevan a alguien a practicar un deporte de riesgo como ese. "El patinaje es, para la gente que lo practica, un camino hacia sí mismo. En este caso, lo he utilizado como vía de introspección para indagar sobre lo que nos motiva, lo que nos sucede, y por qué nos sucede. He elegido el patinaje como podía haber elegido el ajedrez", comenta Cabur, que se ha valido de sus conocimientos de psicología para dotar a sus personajes de cierta complejidad emocional.

En escena 15 actores, dos patinadores profesionales y un grupo de más de 40 rollers que harán su aparición al final de la obra comparten protagonismo con las video-proyecciones y los juegos de luces. Aquí no sólo se trata de compartir una sesión de diván con los personajes, sino de "entretener".

Espectacular y lúdico
ésa ha sido la principal preocupación de Cabur a la hora de llevar el montaje a escena. "Cuando la gente piensa en teatro la idea que le viene a la cabeza es la de algo aburrido. Yo quiero cambiar eso, quiero convertir el teatro en un sitio lúdico. El éxito de los musicales no radica en la partitura ni en la interpretación, sino en la espectacularidad de los montajes. Pues eso es lo que me interesa recuperar para el texto". Por ello la directora ha elegido un espacio atípico para el teatro como es la discoteca Joy, con una aforo de 1.550 personas.

Rollerblading es un texto lleno de sorpresas. Uno de sus hallazgos es convertir en personajes las emociones del protagonista Jack Powell, un joven patinador que es tentado por una gran empresa de publicidad para que forme parte del mundo del marketing. El miedo, la sorpresa, la aversión, la ira, la alegría y la tristeza de Powell se convierten, en escena, en seis personajes más que comparten protagonismo junto con otros caracteres de la obra, como sus patines, que se humanizan al dotarlos la autora de presencia y voz.

Jóvenes actores de la escuela madrileña TAI dan vida a Jack, a sus emociones, a sus patines, a su novia y a su amigo. A ellos se suman un grupo de patinadores encabezados por los profesionales Oriol Benet (el roller en el que se ha inspirado Beatriz Cabur para escribir el texto) y Carlos Palenciano.