Image: Steven Berkoff

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Teatro

Steven Berkoff

“Sólo escribo de temas con los que he soñado”

14 julio, 2005 02:00

Steven Berkoff. Foto: Alberto Cuéllar

En los últimos años Steven Berkoff ha visitado nuestro país con espectáculos unipersonales concebidos y protagonizados por él mismo. Ahora vuelve como director y productor de Ricardo II, de Shakespeare. La obra se presenta el 15 de julio en el Corral de Comedias de Almagro.

Antes que un consumado director teatral y un villano emblemático de las películas de ciencia ficción, Steven Berkoff es un personaje de culto. Y la idolatría hacia su figura calva de 68 años de edad y a sus 50 de carrera artística no parece molestarle ni le lleva a demostrar falsa modestia. "¿Así que algunos biógrafos me consideran la persona viva más grande vinculada al mundo del teatro? Mira tú…", dice, para volver a la entrevista con El Cultural como si no hubiera escuchado ese comentario.

Sin embargo, su situación privilegiada no le ha salvado de convertirse en el blanco de un sector de la prensa británica, que no ha sido nada amable con Ricardo II, la obra que el artista presentará mañana en el Festival de Almagro; llega a la ciudad manchega después de su estreno en el castillo de Ludlow, donde se celebra un festival de teatro.

La pieza, ambientada en el original de Shakespeare hacia fines de la Edad Media, está dirigida y producida por Berkoff, quien la ha trasladado a un ambiente típico de la Inglaterra victoriana de fines del siglo XIX. Estas acrobacias temporales fueron duramente criticadas por medios como el Financial Times y el Daily Telegraph, que vieron semejante apuesta como un "arresto de vanidad" de Berkoff. Pero nadie mejor para explicar las raíces intelectuales de la obra -que abunda en sombreros altos, levitas y bastones que hacen las veces de espadas-, que el propio director, más popular por haber hecho de malvado en Rambo y Octopussy, una de las tantas películas de la interminable serie de James Bond: "Elegí el período victoriano no por azar, sino porque considero que fue una época excepcional en Inglaterra. En ese momento tan particular de la historia de este país, sobresalían la ambición y el poder como valores que impregnaban el ambiente de aquella nación imperialista", comenta el artista sobre esta particular elección. La obra está protagonizada por Tymothy Walker en el papel de Ricardo, Joseph Millson y Michael Cronin, entre otros; supone además una nueva incursión del director en Shakespeare, autor del que ha dirigido Hamlet (obra que protagonizó), Macbeth y Coriolano, además de haber creado e interpretado Villains!, espectáculo unipersonal en el que reunía a todos los personajes más maléficos de Shakespeare y que pudimos ver en España.

-¿Por qué recreó la obra en el siglo XIX y no en el XX, que es una época que el espectador conoce más por haber vivido en ella?
-Creo que no es así: el público, mi público, conoce la era victoriana porque de alguna manera también le es propia. Nuestra época abunda en influencias de esos tiempos únicos y a mí me pareció ideal montar un puente entre ambos momentos de la historia que se encuentran en algún punto.

-Los tiempos de la obra original y de su recreación, ¿son más shakesperianos que nuestro presente?
-No, no necesariamente. A mí me resultó más curioso hacerlo en esa época, pero Shakespeare puede sobrevivir en cualquier ámbito. Lo mío ha sido una apuesta, y espero que me vaya bien…

Prevalece lo gestual
-¿No cree que es demasiado complejo manejar tantas épocas diferentes en relación con lo que se observa en el escenario y la audiencia?
-En mi opinión, no es ni siquiera complejo. La obra se concentra en la comunicación no verbal, por eso, a diferencia de otras representaciones mías, en este caso hemos hecho hincapié en el vestuario y en la expresividad de los movimientos de los actores para transmitir con mayor claridad el mensaje.

-Sin embargo, creo que para comprender bien Ricardo II es necesario saber inglés…
-Por supuesto, pero ese no es un problema para mí, ya que las gentes que suelen ir a ver nuestros espectáculos en España, como va a suceder mañana en Corral de Comedias del Festival de Almagro, suelen tener un elevado nivel cultural. De todos modos, en este caso lo gestual es lo que prevalece, y eso es una marca muy fuerte en esta versión de Ricardo II.

-¿Por qué la gente debería asistir a ver esta obra?
-Además de hacerlo para pasar un buen rato, creo que en el escenario se puede apreciar con claridad mucho de lo que significa ser inglés, que es uno de los aspectos que más me gusta destacar en esta pieza. Pero no lo hago porque sea un fanático de mi país, porque yo me considero un europeo antes que un ciudadano británico.

-¿Está trabajando también en cine?
-Tengo varios proyectos en curso, pero todavía no sé qué voy a hacer exactamente. últimamente, he trabajado con pequeñas compañías cinematográficas de diferentes países de este continente, pero no descarto regresar a hacer cine en Hollywood. Amo estar en California, es un lugar muy agradable a pesar de todo lo que se dice.

-Sin embargo, siempre está regresando a Londres.
-Es que esta ciudad es mi casa, no puedo negarlo. Yo vi crecer a Londres, y Londres me vió crecer a mí… y aunque por mi trabajo viaje por todo el mundo, y de hecho me haya encontrado conmigo mismo en más de un país, aquí, junto al Támesis, me siento distinto.

-Entonces, es más inglés que europeo o al menos más londinense.
-No creo. Yo estudié en Francia y mis ideas libertarias y humanísticas, esas que no tienen fronteras, vienen de allí. A través de la escuela de ese país me transformé en lo que hoy soy: no sé si el mejor personaje del mundo del teatro vivo, pero sí, al menos, uno de los mejores.

-Además de Ricardo II ¿trabaja en otros proyectos teatrales?
-Soy un hombre de teatro y siempre lo he sido, así que no podría quedarme con una sola obra. Por esa razón, ahora estoy escribiendo una nueva pieza, que no sé cuándo estará terminada, lo sabré una vez que esté convencido de que la he soñado. Yo sólo escribo sobre temas con los que he soñado, si no, para mí no es válido el intento.

-Usted habla de proyectos, y nunca parece preocuparse por el tiempo. ¿Se siente más joven de lo que realmente es?
-Puedo decir sin ninguna duda que mis producciones son revolucionarias y que, necesariamente, por esta razón están animadas por un enérgico espíritu de juventud. No sé si yo soy joven, pero todas las personas con las que trabajo y me gusta trabajar sí lo son.

Pocos premios en Londres
-¿Siente que tiene alguna asignatura pendiente en teatro?
-El teatro me ha dado grandes alegrías, fama, prestigio y un modo de ganarme la vida. No me puedo quejar, aunque me gustaría recibir más premios en Londres. En el exterior no me ha ido nada mal, ya que me han dado galardones hasta en el teatro San Martín de Buenos Aires. Pero aquí, en mi ciudad, poco y nada.

-¿No le molesta que algunos lo reconozcan por haber actuado en Rambo, cuando usted también es autor y director de teatro?
-En realidad, no. Es cierto que uno siempre aspira a que su reputación siga la misma dirección de sus propias intenciones, pero no es este el caso. Me siento muy cómodo haciendo cine popular, o también en el papel que me ha tocado en Viaje a las Estrellas, ya que por ese medio me conocen los jóvenes.

Adrian SACK