Teatro

Homenaje a los malditos

Autor: Eusebio Calonge. Director: Paco Sánchez

15 septiembre, 2005 02:00

Actores: Cia. La Zaranda. Teatro Español. Madrid

Cinco lustros lleva La Zaranda cultivando una personalidad y un estilo; una poética de las sombras y una liturgia de la desesperación. Vinagre de Jerez es uno de los recuerdos, allá en los inicios de los 80, que con más persistencia alerta la memoria. Más también podría serlo, con igual derecho, Perdonen la tristeza, obra póstuma o Ni sombra de lo que fuimos. En esas dos palabras, vinagre y jerez, se encuentra buena parte de la naturaleza dramática de La Zaranda: acidez del sarcasmo y savia popular por los rincones de la fatalidad del sur. Sin esa iconografía procesional con olor a manzanilla no se entendería La Zaranda que sigue permaneciendo fiel a sus orígenes en este Homenaje a los malditos: un esplendoroso barroquismo y una expresividad crudamente sensorial. En suma, una liturgia de la memoria y el compromiso.

Homenaje a los malditos resume y acrisola la contumaz historia de este grupo liderado por Francisco Sánchez, a trasmano de convencionalismo y comercialidades: pasión por el hombre, sus penas y sus castigos; memoria contra el olvido y culto a unas formas expresivas que entran por los sentidos antes que por el frío raciocinio. Aunque se definen como "teatro inestable de Andalucía la Baja", la verdad es que La Zaranda es un ejemplo de una lucha heroica por estabilizar sus constantes vitales. Homenaje a los malditos afirma las peculiaridades de un teatro de la crueldad, lejos de toda complacencia esteticista y próximo a la naturaleza amarga de la vida. Tiene algo de esperpento valleinclanesco, de carnaval de máscaras, de violencia goyesca y de las postrimerías de Valdés Leal; y algo también del Teatro de la Muerte, de Kantor. Hermoso, amargo y nihilista, parece un homenaje a ellos mismos: a Paco, a Campuzano, a Bustos...; un ajuste de cuentas con la historia.