Teatro

Intriga en el Vaticano

Tres obras de Alamo en el Festival Madrid-Sur

20 octubre, 2005 02:00

El poder enfrenta a obispos y cardenales en Yo, Satán

Un "thriller teológico" que se pregunta qué ocurriría en la Iglesia si el Papa cuestionara algunos de sus dogmas es la nueva obra de Antonio álamo. Yo, satán se estrena el 22 de octubre, en Getafe, dentro del Festival Madrid Sur. El certamen acoge también otros dos montajes suyos.

Los tres montajes no han tenido como origen el teatro. Uno es la adaptación de una novela del propio álamo, Nata soy, que ha llevado a los escenarios el autor como Yo Satán; otro es "hijo" del cuarto centenario (Don Quijote en la niebla); y el último consiste en la creación de un espectáculo teatral a partir de las chirigotas de una ilegal murga de mujeres del Carnaval de Cádiz. Para el autor no importa tanto la partida de nacimiento de algo como su resultado, que en el caso de Yo Satán (Getafe, 22 de octubre; Alcorcón, día 23: y Parla; 30) cree que es "uno de los mejores textos teatrales" que ha escrito, originado cuando vio en la India al Dalai Lama dudar de algunos postulados budistas."¿Sería eso posible en la Iglesia Católica?", pensó álamo. "¿Podría el Papa cuestionar un día alguno de los dogmas de fe apostólicos y romanos?. Y si fuera así, ¿cómo reaccionaría el resto de autoridades religiosas?".

La respuesta está en la novela y la obra. En ambas, "la Curia romana responde al desafío papal concluyendo que el Santo Padre puede estar poseído por el Demonio" por lo que urge llamar al mejor exorcista del mundo, el fraile español Gaspar Olivares. Una vez en Roma, fray Gaspar descubre que la mera posibilidad de que el Papa se haya alejado de la ortodoxia provoca "una lucha por el poder en la Iglesia muy alejada de lo que se supone es el espíritu cristiano". Intrigas, traiciones, golpes bajos y más circunstancias propias de los órganos directivos de una gran empresa multinacional -"la más antigua que existe", según palabras del teólogo de la liberación Leonard Boff que el autor hace suyas- aparecen en este "trhiller’ teológico" que llegan al espectador a través del humor, porque es "la forma mejor para señalar los males de la actualidad". Alvaro Lavín (director de la compañía Meridional) ha dirigido a un elenco de actores encabezado por Alfonso Lara, en el papel del fray Gaspar, Pako Sagarzazu (Papa) y Adolfo Fernández, como el cardenal inquisidor Joseph Hacker.

Chirigotas teatrales
Chirigóticas (Leganés; 19 de noviembre), en cambio, surgió cuando José Monleón le encargó que hiciera algo festivo para inaugurar el teatro que Leganés ha dedicado al crítico y Premio Nacional de Teatro de 2005. La propuesta enlazó con su intención de "experimentar con las posibilidades teatrales de las chirigotas" que hacía con la murga ‘ilegal’ de Las Niñas. Estas agrupaciones son las que no forman parten del programa oficial de Cádiz y actúan por las calles libremente, manifestándose como "las que conservan la auténtica esencia de un carnaval que es único en el mundo". Alamo define el Carnaval como"teatro de guerrilla con espíritu anárquico", pero al que hay que dotar de un lenguaje para que pueda funcionar más allá de los cantos. "No tiene personajes, no cuenta una historia", por lo que el trabajo de álamo, que también ejerce como director, ha consistido en tejer un traje que permita a la explosión libertaria de la murga vestirse con los ropajes del teatro, montando "una unidad dramática con tres canciones del repertorio de Las Niñas sobre tres temas diferentes con sus personajes y todo". Su trabajo ha supuesto también crear un espectáculo que no remita de inmediato a los carnavales. Para ello ha colaborado con el compositor Luis Navarro, que "ha decontextualizado la música" incorporando instrumentos como el saxofón o el chello y que contrastan con los famosos, y casi únicos, pitos y silbatos que sacan habitualmente estas formaciones.

La última obra del calendario de Madrid Sur es Don Quijote en la niebla (Aranjuez, 12 de noviembre, Parla, día 13). álamo decidió bucear en el mundo, no del caballero, sino de Alonso Quijano, a quien dedica la obra para lo que colocó "una inmensa lupa en el cabecero de su cama". El cristal de aumento muestra una historia no escrita hasta ahora que empieza en el momento en que acaba el libro de Cervantes. Así, álamo "da la vuelta" a la más famosa novela española para sacar a la luz a un ser que "piensa que hubiera merecido otra suerte que no recibir siempre palos y pasar hambre".