Apenas conocemos a Kroetz (1946), un autor de la católica Baviera que escribe en dialecto bávaro. Estructuradas en breves escenas, sus obras critican con ácido sarcasmo a la burguesía, con historias plenas de sexualidad latente o patente como en el caso de Pulsión, palabra que según Freud indica una satisfacción repetitiva que provoca una constante insatisfacción.Un matrimonio de unos cincuenta años, propietario de una floristería junto al cementerio, practica una sexualidad brutal poco satisfactoria. Tienen en la tienda a una joven empleada. Aparece un joven hermano de la esposa, recién salido de la cárcel donde ha estado preso por agresividad sexual. Son personajes llenos de temores, de cerveza, de animalidad; el escenario se llena con gran realismo de una sexualidad brutal. Rosa Victoria Gras ha traducido el texto al catalán reflejando el dialecto bávaro. En el escenario brillan Teresa Urroz y Oriol Genís. Climent Sensada y Miriam Alemany son una excelente pareja joven. La crítica mordaz y corrosiva, la cruel exhibición de frustraciones, la tensión y coherencia de la obra sorprenderá al público.