Teatro

O César o nada

Portulanos

24 noviembre, 2005 01:00

No sé en qué momento ni por qué esotéricas razones les dio a los actores, a todos, los nuestros y los de fuera, por empeñarse en esa majadería de que ellos "son personas normales" y que además "no son estrellas ni quieren comportarse como tales". Pues si son tan normales, ¿para qué vamos a perder el tiempo prestándoles atención? ¿Para qué vamos a pagar por verles? Un actor puede ser guapo o feo, pero lo que no puede, de ninguna manera, es no ser fascinante. La idea de que el estrellato se contradice con la calidad actoral es falsa: el término se inventó para aplicarlo a David Garrick, el mejor actor de su tiempo, el paradigma del actor ilustrado. Garrick brillaba por encima de sus compañeros, de ahí el epíteto. Y lo cierto es que no ha habido una sola estrella auténtica en el siglo XX que no fuera, además, un excelente actor o actriz. También es falso eso de que los directores de principios del siglo XX abolieran el estrellato porque iba contra la modernización y la democratización del trabajo en las compañías. Seamos serios: Stanislavsky y Brecht no querían estrellas a su alrededor porque ellos mismos eran las estrellas y no les hacía gracia tener competencia alrededor.

La actual y abaratada noción de estrella es una mala herencia del mundo del pop-rock, compuesto en su mayoría por gente que se hace famosa y millonaria de la mañana a la noche sin haber hecho antes ni el graduado escolar ni haber aprendido que, cuando uno hace una entrevista, no bosteza ni se estira delante de las cámaras, porque eso es siempre una grosería. De ahí la frivolización y hasta la falsificación del concepto, que se aplica a cualquiera en cuanto sale dos días seguidos por la tele. Actores, os están engañando: el estrellato, en su sentido esencial, es vuestra legítima aspiración. Pero cuidado; condición insoslayable para ser estrella es el misterio, y eso es algo decididamente incompatible con la zafia cotidianidad de la televisión y de las revistas de peluquería. Para que nos entendamos, se puede ser Isabelle Adjani o trabajar en las series de Jose Luis Moreno, pero no las dos cosas a la vez.