Teatro

Un director llamado Echanove

El teatro Bellas Artes acoge Visitando al Sr. Green

19 enero, 2006 01:00

Juan José Otegui y Pere Ponce protagonizan Visitando al Sr. Green. Foto: David Ruano

Con Visitando al Sr. Green el actor Juan Echanove debuta en la dirección escénica. Ha elegido una comedia norteamericana, de Jeff Baron, para lucimiento de los actores Juan José Otegui, que sostiene el protagonismo con un personaje intransigente y solitario, y Pere Ponce, que vuelve a las tablas en su momento de gloria televisiva. Echanove subraya las virtudes de este título ingenioso, pero también crítico y reflexivo que habla del daño que nos causamos entre familiares y amigos. La obra se presenta el 20 de enero en el teatro Bellas Artes de Madrid.

Cerca de 200 producciones se han hecho de Visitando al Señor Green, representada en 27 países, en 15 lenguas distintas, además de ganar numerosos premios. No está nada mal para ser una primera obra; de Jeff Baron, autor estadounidense apenas conocido en nuestro país y cuyo nombre traiciona al internauta, pues es fácilmente confundido en la red con un actor porno-gay. Las falsas coincidencias de internet. Nuestro Baron era un ejecutivo que un buen día, empujado por la necesidad de vivir junto a sus padres ya mayores, dejó el traje y el maletín para dedicarse a lo que siempre había querido: escribir. Comenzó por producir, dirigir y presentar un programa semanal de televisión, saltó luego a escribir guiones y aterrizó en el teatro con esta obra que gestó a lo largo de varios años: "Cuando era guionista, un amigo me habló de sus pensamientos y experiencias a raíz de las visitas que hacía a un hombre viejo en Nueva York, creía que podía resultar interesante para una pieza dramática. Aunque sonaba muy bien, yo no veía ningún conflicto y lo dejé de lado. Pero años después volví a esta idea, era una época en la que mi abuela ya muy mayor necesitaba ayuda, siempre habíamos estado muy unidos pero a partir de entonces me involucré más en cuidarla. Un día revisé mi lista de ideas para un posible escrito y me di cuenta que la historia del viejo con el joven que le visita podría ser muy bien la de mi abuela y la mía".

Sin conflicto
Como el propio Baron ha dicho, el argumento de la obra no parece mostrar aparentemente muchos conflictos dramáticos: Un señor octogenario, que vive solo en su apartamento de Nueva York hasta que un día recibe la visita de Ross Gardiner, joven ejecutivo que le atropelló con su coche y al que el juez ha condenado a visitarlo todos los jueves. La idea no hace ninguna gracia al anciano, un judío conservador y algo misántropo que, en principio, no parece tener familia. Pero la convivencia entre ambos irá desvelando una complicada relación intergeneracional y algunos secretos "delicados" de cada uno de ellos.

Juan Echanove explica cómo llegó hasta el texto de Baron y por qué decidió dirigirlo, además de coproducirlo: "Les propuse a mis socios productores (a Jordi Martínez, de Focus, y a Jesús Cimarro, de Pentación) que deberíamos retener a Juan José Otegui, un actor con el que trabajé en El precio y al que tengo en muy alta estima. Fue Jordi quien me pasó esta obra para que la leyera. Desde el principio supe que yo no podría interpretar ninguno de los personajes, no daba el perfil de ninguno de ellos y no iba a resultar convicente. Sin embargo, no dejé de pensar en el texto, me había atrapado y me di cuenta que en mi mente iba haciendo un trabajo de dirección".

Si en España esta producción se ha montado pensando en Juan José Otegui, en Estados Unidos siguió el proceso opuesto, aunque no por ello obtuvo resultados menos ambiciosos: Baron la estrenó con el actor Eli Wallach (protagonista de la película El bueno, el feo y el malo) en Nueva York, en 1997. "Cuando escribí la obra", dice Baron, "no pensé en un actor de antemano. En general, cuando escribo, pienso en términos teatrales, pues hay muchos actores que pueden hacer los personajes. Creo que esta forma de trabajar hace que los personajes resulten más vívidos por sí mismos que si pienso en actores específicos, pues me limitaría y no resultaría tan interesante".

Una lectura rentable
Muy ilustrativo es cómo se las gastan los dramaturgos norteamericanos para escenificar sus obras. Baron cuenta que cuando ya tenía el texto de Visitando... lo leyó a un grupo de amigos y uno de ellos le puso en contacto con un productor: "El productor nunca llegó a leer la obra, tenía un asistente que le escribió una sinopsis que tampoco leyó, pero como al asistente le gustó mucho, el productor me llamó. Me reuní con él y me preguntó si había pensado en algún actor para el viejo. Le dije que tenía una lista, pero él me avanzó el nombre de Eli Wallach. Le llamó y el actor aceptó leer la obra. Luego Wallach me dijo que no pensaba hacerla porque no iba a actuar más en el teatro (él y su mujer habían tenido una mala experiencia reciente), pero le pedí que al menos hiciera una lectura para mi. Aceptó, alquilé un teatro e invité a productores de Nueva York. Al final de la lectura, tres productores se ofrecieron a montarla".

Aunque toda producción teatral entraña su riesgo, hay elementos que hacen atractiva ésta en la que ahora se ha embarcado Echanove: actor estrella que debuta en la dirección con un texto que ha triunfado en otros países, con un intérprete de culto (Juan José Otegui) al lado de otro que vive cierto momento de gloria televisiva (Pere Ponce); y, aparentemente, no exige una gran inversión económica. Echanove replica con esa vehemencia que le caracteriza: "No es fácil conseguir un reparto como éste, con dos actores que tienen en este momento muchas ofertas. Por otro lado, yo no tenía previsto ser director y aquí no he pretendido mostrarme como un director que va a iluminar algo desconocido de la escena; no quiero que se vea mi mano, no busco que mi trabajo sea como mostrar una piedra preciosa, sino que quiero que fluyan las emociones entre actores y público. Y en relación con que es una inversión económica pequeña, ¡qué coño!, la producción es más cara que El precio, no hemos escatimado medios. Hemos contado con Ana Garay que ha hecho una escenografía de lujo, y con Juan Gómez Cornejo para la iluminación".

Sobre el argumento, el director cree que su acierto está en "ser una obra enormemente positiva y con sentido del humor: habla de la vida de un viejo solo, asustado, con muchos prejuicios, intolerante, elementos que hacen imposible la convivencia con el joven". Una incomunicación que es neutralizada mediante el amor y la práctica de la libertad. La adaptación española la firma Bernardo Sánchez, habitual colaborador en las producciones de Echanove (El verdugo, El precio...); su labor ha respetado los ambientes neoyorquinos en los que ocurre la acción para centrarse en el lenguaje. "Es una obra muy americana", dice Echanove, "nosotros no hemos visto la necesidad de trasladarla a cualquiera de nuestras ciudades".

Urbana y norteamericana
Por su parte, Sánchez la describe como "una comedia en dos actos y nueve escenas, cada una distinta de tono y asunto, cada una de ellas puerta a la siguiente, cada una de ellas un ejercicio actoral diverso para dos actores ricos en registros y dinámica, cada una de ellas -en lo argumental- un acicate para cierta intriga doméstica; una comedia que permite una alternancia virtuosa y natural entre la comedia más abierta, ingeniosa y popular y la reflexión crítica más dura sobre el daño que nos causamos entre familiares y amigos, es decir, ese doble nivel que ha hecho grande la comedia urbana norteamericana, la cinematográfica (la buddy movie) y la teatral". Respecto a su experiencia como director, Echanove no duda en calificarla como "la más bonita de mi vida", lo que no es poco tratándose de un actor tan curtido como él. Y aunque considera que dirigir "no es nada fácil", piensa repetir la experiencia sin renunciar a la intepretación: "Soy muy avaricioso, no me pienso quitar de las dos cosas". De hecho, ahora ultima ya su próximo proyecto, que con toda seguridad le vinculará al director catalán Calixto Bieito.


Actúa, dirige y produce
Juan Echanove es de esa estirpe de actores que no se contenta con subirse a un escenario, prefiere multiplicarse en otras labores teatrales. Es una figura que cada vez abunda más en nuestro teatro (Flotats, Pou, Blanca Portillo...), muy ligada a la tradición farandulera y que, en el caso de Echanove, se implica en la producción de sus obras y, a partir de ahora, en la dirección. Desde 1993 en que produjo y protagonizó El cerdo, sus apariciones teatrales han sido en proyectos impulsados por él mismo (El verdugo, El precio...), coproduciéndolas con otros socios. "Prefiero producir teatro porque, en vez de esperar a que me llamen para un proyecto, me gusta adelantarme a los acontecimientos", dice el actor. "En la producción me implico a la hora de definir el proyecto, diseñarlo para que sea armónico, buscar patrocinadores y, obviamente, en poner pasta".