Teatro

Cien minutos

Director: Tomas Pandur

23 febrero, 2006 01:00

Intérpretes: Goran Susljik, Siegan Kapicic, Livio Badurina... Centro Cultural Villa de Madrid

El año pasado Pandur vino a España con Inferno, parte de un ambicioso proyecto basado en la Divina comedia. Aquel espectáculo levantó ampollas e irritó zonas sensibles de una sociedad intelectual anestesiada. Cien minutos quizá no llegue a tanto, aunque mantiene parecida capacidad perturbadora. Cuando en Los hermanos Karamazov, la novela de Dostoievski en que se basa, los soldados arrancan a los bebés de los brazos de sus madres, los lanzan al aire y los ensartan en las ballonetas, está engendrando el verdadero espíritu de este deslumbrante espectáculo: una Europa en guerra, una balcanización universal, un militarismo salvaje. Y una condición humana condenada a destrozarse a dentelladas. Dentro del erotismo caníbal de las relaciones de los personajes, dentro del vendaval que sacude la iconografía frenética y desnuda, emerge vigorosa la malignidad de la mente de Iván Karamazov; una belleza cruel y turbadora; si Dios no existe, todo esta permitido, y si existe, su obra es una injuria para el hombre: "Creo en Dios pero no acepto su mundo". La familia Karamazov es una estirpe maldita; el padre asesinado, Dimitri el militar libertino, Iván, el intelectual escéptico y enrevesado, Aliocha, el místico enredado en las tormentas de la carne. Y Snerviakov, el hermano bastardo, el criado, otra suerte de maldad ejecutora de los designios inductivos de Iván. La desmembración de Yugoslavia y sus funestas consecuencias, muerto Tito, el partisano excomulgado de la órbita de Moscú, parece la simbología de este espectáculo impactante por su brillantez óptica y revulsiva; entra por la inteligencia y por los sentidos.