Teatro

La magia de los sentidos

François Tanguy lleva a Sevilla su último espectáculo

23 febrero, 2006 01:00

Coda es de tintes expresionistas

Coda, el último espectáculo de François Tanguy, llega el 24 y 25 de febrero al Teatro Central de Sevilla. Es la primera vez que el director francés pisa nuestro país para exhibir un montaje de poesía visual en el que los actores mezclan con virtuosismo palabra, movimiento, canto y música.

"El teatro no se habla, se hace", sostiene François Tanguy. Tampoco admite "representación", añade el creador francés, el teatro simplemente "nace", y sobre esas máximas asienta una carrera que comenzó en 1983 con el Théâttre du Radeau, en la ciudad de Le Mans, que le ha llevado a ser considerado como uno de los principales creadores de la escena europea con montajes como Coral, Orfeon o Coda.

El Teatro Central de la ciudad andaluza ha reducido su aforo a 250 localidades para adaptar este montaje que Tanguy ha preparado durante tres años, los transcurridos desde que hizo Cantatas. En ese tiempo, el autor y director se ha atenido a sus reglas de creación. Tanguy partió, como suele hacer siempre, de la relación con el espacio que disponen. En Coda fue una especie de hangar o gran nave que perteneció a la compañía Renault donde había un escenario deconstruido; allí introdujo a su compañía para experimentar con la palabra, el canto y la música, la danza y el movimiento. Se trata de su "groupe" habitual, algunos llevan con él desde 1983, con la que ha trabajado en su carpa de Le Mans hasta crear un conjunto heterodoxo de poesía visual que requiere el compromiso del espectador. Porque éste es otro de los rasgos de la obra del creador francés.

"Lo quiero decir claramente, en Coda no hay narración. No esperéis de mí que os cuente lo que debéis conocer o comprender. Os corresponde a vosotros este trabajo de sensibilidad y de pensamiento", proclama Tanguy. "En el momento de la representación estamos en una situación de igualdad estricta, nosotros y vosotros, experimentando juntos una presencia diferente en el mundo", añade.

Para ser testigos de esta "presencia diferente", se sirve de "las voces" de grandes de la literatura como Lucrecio, Dante, Hülderlin, Kafka o Pirandello. A ellos les acompañan músicos de la altura de Bach, Haendel, Maderna y Penderecki.

Tres niveles distintos
Tanguy ofrece, al menos, tres niveles de lectura distintos, para que cada espectador componga su propia obra. Y va desde el universo de la Literatura, al de las percepciones y al del movimiento o la danza, en el que los actores de la compañía están muy ejercitados.

Con todos esos materiales Tanguy se inventa un mundo eminentemente sensorial, una fiesta de los sentidos, en el que juega un papel importante el de la vista (necesaria para captar el gesto y el movimiento) y el del oído, (para los textos, cantos y sonidos fragmentados). Un espectáculo que es también una explosión de luz que "invita al espectador a atravesar esta experiencia de los sentidos".